La violencia proviene de la derecha

10/07/2015
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La violencia en El Salvador, después de la invasión española y despojo de tierras a los campesinos por la familia oligárquica Regalado a principios del siglo pasado, tiene su origen más reciente en la masacre de 1932 que ordenó el dictador Maximiliano Hernández Martínez y perpetró el coronel José Tomás Calderón “Chaquetilla”.

 

Desde entonces, toda la violencia sufrida por el pueblo, y ésta que practican en este momento las maras o pandillas y los escuadrones de la muerte bajo la cobertura de esos mismos grupos criminales, tiene un mismo hilo conductor: La oligarquía.

 

Si la violencia es la acción de utilizar la fuerza y la intimidación para conseguir algo, hay violencia cuando se pone a alguien, en este caso a la población, en una situación de angustia frente a las pandillas. Por eso, cuando la Sala de lo Constitucional interpreta de manera falsa y errónea la constitución de la república para satisfacer los deseos de la oligarquía, hay violencia. En el derecho Romano ya se hablaba de causa de fuerza mayor, a la que no se puede resistir, en el caso de la Sala, la autoridad de que está investida.

 

Violencia no sólo es el acto físico contra una persona, animal, o cosa, también se aplica a la transgresión del aparato jurídico legal y de justicia de un Estado, y en El Salvador siempre se han violentado estos principios, que por el contrario deberían ser la pauta a seguir, para la convivencia pacífica de la sociedad. Además de las masacres, asesinatos políticos, son violencia la transgresión de las normas jurídicas y sociales; y violencia institucionalizada es la actitud de los 4 magistrados de La Sala de lo Constitucional, al despreciar el espíritu de la ley y hacer prevalecer lo legal, aunque eso signifique ir contra la justicia y constituya dolor y sufrimiento para la población.

 

Violencia también lo constituyen los actos de corrupción, que significan la muerte de muchas personas pobres, porque el Estado se ve privado de recursos económicos para velar por el bienestar de toda la población. Por eso hay violencia en el lucro que de la cosa pública hicieron los funcionarios de los gobiernos de ARENA. Robo y corrupción que le significaron al Estado, es decir a la población, la pérdida de miles de millones de dólares.

 

Violencia son los casos, de Francisco Flores, expresidentes de la república y dirigente de ARENA; el de las 22 de toneladas de medicinas, casi expiradas, vendidas al Estado y que al perder ARENA las elecciones presidenciales fueron enterradas; el caso de la CEL-ENEL, que involucraba a Guillermo Sol Bang, Jorge Simán y Miguel Lacayo, por la venta, para favorecer a Enel Green Power, de la empresa geotérmica del Estado GEO, los imputados fueron absueltos por la justicia salvadoreña; el caso de corrupción en la construcción de la carretera Diego de Holguín que involucra al exministro Jorge Nieto y el exviceministro, Sigifredo Ochoa Gómez; el caso Raúl García Prieto por la millonaria defraudación al Estado cuando fungía como presidente del Banco de Fomento Agropecuario, estuvo 7 años prófugo de la justicia, fue capturado, enviado a prisión y finalmente exonerado por la Corte Suprema de Justicia; el del exministro de Gobernación Juan Miguel Bolaños, por actos arbitrarios en la concesión de la reparación automotriz en dicha cartera; el del exministro de Salud Guillermo Maza por actos arbitrarios en las erogaciones millonarias en la construcción de dos hospitales; el de Carlos Perla expresidente de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados de (ANDA) declarado culpable por robo en ANDA, condenado a 15 años de prisión; el de Roberto Mathies Hill de la INSEPRO-FINSEPRO, estafa de más de mil millones de colones al público que depositó sus ahorros, porque les ofrecieron un poco más de intereses, el caso fue relacionado con otras estafas financieras, narcotráfico, lavado de dinero y tráfico de automóviles; el de Baterías Récord, responsable de la contaminación ambiental con plomo, que afectó gravemente la salud de cientos de vecinos, el exministro Miguel Lacayo fue presidente de esa compañía, la familia sigue prófuga por el caso; el pozo que Norman Quijano, cuando era diputado, le pidió a su amigo Carlos Perla que le construyera con fondos públicos de ANDA. Caso denunciado por el Presidente Mauricio Funes. Y un gran etc…

 

Y hay violencia detrás de la actitud de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) al reclamar a las autoridades salvadoreñas ser “ineficientes en el uso de los recursos para combatir el crimen”, y por no “poner un paro inmediato a los altos índices de homicidios, robos, extorsiones y crímenes”; porque al mismo tiempo que hace este reclamo protege a sus socios que no pagan los impuestos al fisco, mientras la Sala de lo Constitucional, bloquea “los recursos para combatir el crimen” que el Estado necesita.

 

Violencia, robo y extorsión hay en los salarios de miseria que las compañías de seguridad pagan a sus empleados mientras cobran jugosas sumas para dar seguridad a pequeños comercios y centros comerciales, porque los dueños se ven obligado a pagar esa seguridad por miedo, igual que en un caso de extorsión.

 

 Violencia significó la presidencia del coronel Arturo Armando Molina impuesto por la fuerza, y que masacró a los estudiantes el 30 de julio de 1975, y a quienes el 28 de febrero de 1977 manifestaban en la Plaza Libertad su descontento por la imposición como presidente de Carlos Humberto Romero, otro militar que llegó para reprimir al pueblo, hasta obligarlo a tomar las armas para defenderse. Memoria obliga: Molina y Romero pertenecían al Partido de Conciliación, o Concertación Nacional (PCN).

 

 Violencia es el asesinato de los jesuitas por parte de las Fuerzas Armadas, cuando el comandante en jefe era Alfredo Cristiani; violencia es el asesinato de Monseñor Romero por los que organizaron los escuadrones de la muerte y fundaron el partido ARENA.

 

 Violencia no sólo son los actos cometidos por la delincuencia, violencia también es el hecho de que hayan tantos jóvenes atrapados en el mundo de las drogas y la prostitución, porque vivimos en una sociedad excluyente.

 

 Violencia son las masacres del Mozote, Sumpul, Las Hojas en Sonsonate, El Calabozo en San Vicente, etc...

 

 Violencia son los diputados que usan el fuero para evadir delitos y la responsabilidad de actos de corrupción y de crímenes de guerra.

 

 Violencia son los miles de millones de dólares con los que Estados Unidos apoyó al ejército de la oligarquía. Y violencia es también la actitud prepotente de la embajadora Mari Carmen Aponte, y su visita a los magistrados de la Sala de lo Constitucional: Florentín Meléndez, Sidney Blanco, Rodolfo González y Belarmino Jaime, actitud que violenta elementales principios del derecho internacional.

 

 Violencia es el acoso de las pandillas a los centros escolares, igual que considerar los paquetes escolares y el desayuno que reciben los escolares un despilfarro del Estado, como lo dijo Norman Quijano y la dirigencia de ARENA durante la última campaña electoral para la presidencia.

 

 Los fenómenos sociales no nacen espontáneamente y de la nada, son consecuencia de la historia, y por eso es claro que la violencia que sufre la población está íntimamente ligada y proviene, o mejor dicho siempre ha provenido, de la oligarquía y el imperio estadounidense.

 

 Estamos frente a una guerra de la derecha, y tanto la violencia callejera de las pandillas como la del crimen organizado sirven de cobertura a los escuadrones de la muerte, estructuras criminales de donde surgió ARENA. Pero como es el pueblo el que tiene la última palabra, viviremos sumergidos en la violencia hasta que ese pueblo que la sufre decida tomar el destino de la patria en sus manos y diga ¡Basta!

 

Jueves 09 de julio de 2015

 

El Independiente

 

https://www.alainet.org/es/articulo/171007?language=en
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