A propósito de la muerte de Morochito Iriza

Cuando las coracoras lloran

07/07/2015
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Morocho Iriza, no soportó la quimioterapia a que fue sometido para intentar erradicarle el cáncer que desde el año pasado venía padeciendo. Se nos fue Morochito, Chucho, me dijo su sobrina Arkelly al momento de recibir la noticia.

 

Después de acompañar a Morocho Iriza y su familia en la angustia de prolongarle la vida reflexionamos que los seres humanos, tres veces humanos y sabios, sufren o sufrimos de soledad cuando no somos comprendidos por lo que luchamos y sostenemos nuestra soberanía intelectual en lo que creemos.

 

Somos hombres y mujeres soledades, cuando no seguimos la aguja mecánica del reloj para aceptar la decadencia de este mundo, pero también, nos sentimos solos y solas, cuando tenemos la posibilidad de redimir nuestra humanidad donde pocos nos acompañan. Somos eso, casi soledad absoluta que sin perder el principio de la realidad, observamos con detenimiento la complejidad de lo social y su entramado.

 

Somos unos convencidos, que, desde nuestra practica social, construimos nuestros propios discursos más cercanos a nuestras propias realidades que a la alienación multidimensional a que somos sometidos cotidianamente desde las esferas del poder instituido y constituido.

 

Héctor Morochito Iriza, en vida física fue una célula ambulante de autopoder que creó férreamente en ese espacio sagrado de ochenta kilómetros cuadrado llamado laguna de Tacarigua. Sabía que había en cada rincón de ese hermoso paisaje natural donde dios puso su semen en un orgasmo nocturno, dando vida a su protector místico: Chanchamire.

 

Morochito representaba la ética revolucionaria de aquel militante desprendido de sí para entregarse a la lucha contra los peligros que son imperceptibles hacia los mismos habitantes del pueblo de la Laguna de Tacarigua, que aún no entienden la necesidad de conservar este espacio acuífero que ha dado vida a toda una comunidad y que además es parte del Patrimonio ecológico de la humanidad.

 

Morocho: ellos ignoraron su propia ignorancia

 

Lo más terrible que le puede pasar a un ser humano es “ignorar su propia ignorancia”. El conocimiento no es solo libresco o académico, sin desmerecerlo. Pero el conocer el entorno en su diversidad, deteniéndose a observar desde la quietud de las aguas, el cambio de los vientos, las diferentes lluvias que no son todas iguales…es de observación profunda y de una sensibilidad absoluta que solo los seres extrasensoriales adquieren ese don.

 

Morochito fue un ser extrasensorial, fue la encarnación del conocimiento vivo y activo, donde la problemática de la laguna la convirtió en un programa de lucha a lo largo de su vida. Se entregó en cuerpo y alma a la defensa de un bien patrimonial colectivo, como lo había hecho nuestra Ida Clemente en su diálogo con las plantas medicinales. Pero las instituciones especializadas en ambiente “ignoraron su ignorancia” al desconocer el conocimiento que este hombre tenía de este reservorio de ecocultural. Como hemos repetido muchas veces, el conocimiento de Iriza no fue aprovechado ni por las escuelas, liceos, pocas veces las universidades, ni el recién creado Ministerio del Ecosocialismo para aprender lo que es la laguna de Tacarigua en su justa dimensión cultural, ambiental y espiritual. Ojala que se llegara a romper la ignorancia de los ignorantes que lamentablemente Morocho no consiguió, al contrario fue burlado, como tantas veces lo hemos sido nosotros. Pero seguiremos tu ejemplo y dejaremos constancia para la presente y nueva generación, nuestras angustias por salvar lo que queda del planeta, aunque suene utópico.

 

Adiós camarada, revolucionario siempre

 

El mangle rojo, negro y Amarillo entristecerán cuando ya no estés físicamente.

El pelicano, la cotúa, flamencos, corocas rojas, garzas blancas acompañaran cuando salgas a recoger tus pasos.

 

Un canto de cristo fue, gonzalito y reinita anunciarán que regresas a la laguna de donde saliste y volverás a ella.

 

Navegaremos en bote bajo tu remo buscando la soledad como Fuente de inspiración y reflexión profunda sobre nuestro Barlovento.

 

Cuando el sol esté levantando los lebranchos, las mojarras te buscarán

 

……y cuando esté cayendo el sol los aleteos de los pájaros y aves te saludaran…

tu sonrisa a flor de labios nos seguirá alentando en nuestras utopías…

 

gracias camarada por habernos dado lecciones de ética, perseverancia y esperanza.

 

Muchas gracias a:

  • A Caique, Viejo luchador ecologista, pese a tener su padre en condiciones críticas tendió su mano a morochito Iriza, gracias Caique.
  • Nora Delgado, demostró su sensibilidad al colaborar en los últimos momentos críticos, así como en las gestiones del traslado y entierro.
  • Emanuel Machado, por escuchar conmocionado las peticiones de Morocho y buscar apoyo para Iriza.
  • A Arkelly y los familiares de Iriza por estar pendiente en todo momento, y a la Voz de Guarenas por permitirnos publicar nuestras palabras desesperadas en ayuda al último guardián de la Laguna sin conseguir ecos institucionales y gracias a los innombrables que tergiversaron las luchas por el derecho a la salud de Morocho Iriza que nos permitieron develar las miserias humanas de la burocracia negadora del proceso bolivariano.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/170928?language=en
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