Venganza e intolerancia estimuladores de la violencia

27/06/2015
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Conversaba en estos días con el Padre Leonel Narváez, líder de la Fundación Perdón y Reconciliación, acerca de la necesidad de reflexionar e investigar más acerca del rol de la venganza en la estimulación de la violencia y sin duda me parece que es un sentimiento y una actitud que está presente en las relaciones sociales de manera muy generalizada y a lo largo de la historia de los seres humanos y que al parecer explica mucho de los comportamientos individuales, pero también de grupos sociales y de Estados, como comunidades políticas organizadas.

 

Los que alcanzamos de niños a vivir los rezagos de la violencia entre liberales y conservadores, esa que nos produjo trecientos mil muertos y de la cual muchos líderes hoy parecen no querer acordarse, la que llevó a que miles de colombianos humildes se  mataran por el trapo rojo o el trapo azul y que tiene gran parecido con la presente hoy, en franjas de población joven que igual se agreden y a veces se matan por el verde, el rojo, o el azul de la camiseta de un equipo de futbol y que se ha tendido a denominar con la expresión ‘barras bravas’, en todos esos comportamientos violentos parece haber dos características similares; el deseo de venganza y una cultura dogmática e intolerante. Pero no es muy distinto el comportamiento de dirigentes políticos que en muchas ocasiones parece estar orientado más por la venganza –es que ese me fue desleal y por lo tanto no lo puedo perdonar, se escucha en explicaciones de ciertas conductas, como si la amistad se debiera basar en una lealtad ciega hacia el otro-.

 

Igual pareciera estar hoy día sucediendo en  relación con el retroceso en el desescalamiento del conflicto armado nuestro;  una cadena de venganzas, que el uno hizo un hecho de violencia en el Cauca, entonces yo le respondo con bombardeos y a eso yo le respondo suspendiendo el cese unilateral de acciones violentas y hago ataques contra la infraestructura para afectar las finanzas del Estado aunque de paso termine afectando a la población civil y a la naturaleza.  

 

Pero cuando analizamos sucesos del mundo contemporáneo ligados a comportamientos de grupos religiosos fundamentalistas, como los que las noticias nos remiten desde el medio oriente u otras regiones del mundo, en que grupos odian y matan a los que consideran sus rivales –facciones de su religión-, o los representantes históricos de los ‘cruzados’ –para referirse a los católicos-, allí de nuevo emerge un comportamiento guiado por una cultura dogmática y fanática y por el deseo de la venganza. Y cuando vemos renacer los brotes del racismo contra la población negra en los Estados Unidos, expresado no sólo en comportamientos de algunos miembros de cuerpos policiales, sino en ciudadanos que consideran que los negros no tienen derecho a nada, ni a vivir, allí de nuevo emerge no sólo la cultura intolerante y negacionista del otro, sino igual el deseo de vengar a esos que me han ocupado espacios antes exclusivamente míos.

 

Pero en los comportamientos entre Estados, especialmente donde la influencia de lo religioso tiene un gran peso, pensemos en la histórica confrontación entre Israel y los Estados árabes y con el pueblo palestino, allí es claro el comportamiento orientado por la venganza histórica, de una parte, y de otra por la intolerancia que lleva a unos y a otros a negar la existencia misma de su adversario.

 

No hay duda que hay necesidad de estudiar más a fondo el rol pernicioso que tiene la venganza y los comportamientos intolerantes en las relaciones sociales y el sustento, a partir de allí de actitudes como el comportamiento machista y la llamada ley del talión, tan dañinos en las relaciones entre individuos, grupos y colectividades.

 

- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Universidad Nacional

https://www.alainet.org/es/articulo/170729?language=es
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