Aún menos a la izquierda
- Opinión
El proceso de alejamiento del gobierno uruguayo de la izquierda latinoamericana –si es que alguna vez estuvo realmente en ella– se acelera cada vez más, abandonando las pocas actitudes alineadas a los procesos de cambio en varios países de América Latina y adoptando otras de abierta obediencia a las directrices de la política exterior de Estados Unidos.
Ya en la administración anterior, presidida por José Mujica, se produjeron algunos hechos que pueden calificarse de atentados a la soberanía nacional, como la firma del acuerdo de asistencia técnica con el gobierno norteamericano, supuestamente en el marco de la Convención sobre Asistencia en Caso de Accidente Nuclear o Emergencia Radiológica de la Organización Internacional de Energía Atómica. Este acuerdo firmado por Uruguay y EEUU, en su principal contenido dice:
"… incluir asistencia para identificar, proteger, eliminar y/o facilitar la disposición de materiales nucleares y otros materiales radioactivos de Uruguay que se utilicen en aplicaciones civiles, que están en riesgo de robo o sabotaje, y que potencialmente podrían ser utilizados en armas nucleares o dispositivos de dispersión radiológica." Y que "... el Gobierno de los Estados Unidos tendrá el derecho de examinar el uso de cualquier equipo, suministros, materiales, tecnología, capacitación o servicios prestados de conformidad con el presente acuerdo, en los lugares de su emplazamiento o su uso en Uruguay, y tendrán el derecho de auditar y examinar todos los registros o documentación..."
Firmado por Mujica en 2011 y aprobado por el Parlamento en 2012, este acuerdo no tuvo la más mínima difusión, a pesar de que la Convención sobre Asistencia en Caso de Accidente Nuclear o Emergencia Radiológica en ninguna parte habla de nada relacionado a armamento nuclear, ni de que el país asistente tenga el derecho a ocupar el territorio del asistido para los fines que aparecen en este acuerdo. Ni hablar del hecho de que en Uruguay no existe tecnología nuclear alguna por lo que la posibilidad de un accidente en este campo raya en el delirio.
O como la firma del acuerdo estratégico de defensa con Estados Unidos en marzo de 2011, protagonizado por el entonces Ministro de Defensa uruguayo Luis Rosadilla y el secretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Frank Mora, quienes coincidieron en que iniciaron un proceso “más profundo e histórico, como nunca hemos tenido en este grado de relación”. Lo evidencia el comentario posterior del propio Mora: “Uruguay, nuestro mejor socio en la región”.
O como la instrucción realizada en territorio uruguayo por los Navy Seals norteamericanos a personal de la armada uruguaya, organizada por el Ministro de Defensa de Mujica, Eleuterio Fernández Huidobro, a pesar de que existe un acuerdo en el marco del Mercosur que prohíbe este tipo de operativos, y que desatara un debate y movilizaciones populares en contra, lo que llevó a que el ministro cerrara a la prensa todo contacto con los involucrados.
O como la relación cuasi amorosa de Mujica con la embajadora norteamericana Julyssa Reynoso, asidua comensal en los asados del Quincho de Varela junto a empresarios amigos del presidente, y artífice del viaje de Mujica a Washington.
O como el operativo diplomático y mediático para lograr que el Canciller de Mujica, Luis Almagro, quede como candidato único a la secretaría general de la OEA, en evidente obediencia al plan norteamericano de revivir la momia de esta organización de triste historia, al poco tiempo de haber sido prácticamente aniquilada por las nuevas organizaciones de países latinoamericanos como la CELAC, contra la cual el gobierno de Obama dirige su artillería. Basta leer al propio Almagro en una nota firmada por él que parece la transcripción de una charla de boliche: ”El Presidente de Uruguay, José Mujica, me dijo: la OEA merece nuestra máxima atención, necesita de gente que pueda unir, sumar, vale la pena el desafío. Hay que ponerle el hombro y construir una OEA al servicio de los pueblos….fíjate que es el único foro donde podemos hablar de igual a igual entre todos y con el Norte. Le comenté: esto es lo que hemos hecho en nuestro propio país, más allá del gobierno de turno. Es también lo que está en los rasgos más destacados del accionar político nacional e internacional. Articular consensos para la defensa de los derechos humanos y la democracia es parte de nuestro ADN”. Sin comentarios…
O como las tratativas secretas sobre el pedido de ingreso de Uruguay a las negociaciones del TISA, difundidas recientemente, tan secretas que ni el nuevo Presidente, según declaró, sabía de su existencia.
O como la participación en las negociaciones para ingresar a la Alianza del Pacífico, otro instrumento creado por el gobierno norteamericano con el claro objetivo de contraponerlo a la UNASUR y a la CELAC.
Además de varios “o como” más, pasaremos por alto las visitas de Mujica a Rockefeller, Soros, Obama, a quien le hiciera algunos mandados como traer unos presos de Guantánamo o tratar de apaciguar a Nicolás Maduro juntándolo para que hable con uno de los sabuesos de la Casa Blanca, actitudes típicas de quien “como te dice una cosa, te dice la otra”.
En su gobierno anterior Tabaré Vázquez ya había empezado su acercamiento a los centros de poder norteamericanos bastante abiertamente, aunque no pudo concretar un TLC gracias al gran rechazo popular. Sin embargo, logró firmar con EEUU el acuerdo marco llamado TIFA. Hoy, desde que formara su gabinete, es más que evidente su decisión de culminar toda clase de acuerdos con el norte posicionando internacionalmente a Uruguay al servicio de los designios de Washington. Y esto sucede justo en los momentos que tanto las manifestaciones contra Dilma Rousseff en Brasil, la guerra económica y mediática contra Venezuela, el paro general del sindicalismo mafioso contra Cristina Fernández, el intento de golpe contra Rafael Correa, y otros acontecimientos, evidencian un plan orquestado por los servicios norteamericanos para desestabilizar a los gobiernos latinoamericanos que lideran la oposición a la política neoliberal y se esfuerzan por defender sus propias rutas al desarrollo con soberanía.
Algunos hechos en los primeros meses del gobierno de Tabaré Vázquez muestran claramente el rumbo pronorteamericano, como haber sido el único elegido de Obama a compartir su mesa en la cena de la Cumbre de las Américas en Panamá, en el mismo momento en que el gobernante norteamericano estaba siendo defenestrado por primera vez en la historia por la mayoría de los participantes de la cumbre, lo que fue expresado en la declaración final. Poco antes Vázquez había participado con el presidente de Costa Rica y Obama en el centro del panel, en un “foro social” con terroristas cubanos y miembros de la oposición venezolana responsables de 43 muertes en las guarimbas de febrero contra el gobierno legítimo de Venezuela, además de algunas ONG financiadas por EEUU para desestabilizar. De ese foro se retiraran dignamente los representantes de organizaciones sociales cubanas. Sin embargo, Vázquez no había tenido otra opción que expresarse, aunque sea tibiamente, en contra del decreto de Obama contra Venezuela, por ser el sentir de la total mayoría de los otros gobernantes en la cumbre.
El 17 de junio de 2015, el premier israelí, Benjamin Netanyahu, llamó por teléfono al presidente Tabaré Vázquez, a quien considera “su amigo”, para agradecerle el “reciente apoyo” en los foros internacionales y el “cambio de postura” de su gobierno, al “despegarse” del bloque de países que votan sistemáticamente en contra del Israel. Uruguay se unió a Israel y Estados Unidos en votar en contra de una decisión de las Naciones Unidas, a principios de este mes, para conceder la condición de observador a una ONG británica a la que Israel acusa de ser una “tapadera” del grupo islamista palestino Hamas. ¿Otro mandado a Obama?
Las declaraciones del canciller Nin Novoa acerca de las negociaciones con el TISA: “Lo primero que hay que hacer es juntar la información, sentarse a analizarlo con cabeza abierta y pensar que Uruguay es un país que cada vez tiene más perfil de servicios", no dejan lugar a dudas sobre la intención de este gobierno de que Uruguay ingrese a este tratado, denunciado a nivel mundial como un operativo de las multinacionales para apropiarse de las empresas de servicios estatales y lograr la desregulación total del comercio en la rama de servicios.
Otra aspiración mostrada últimamente por este gobierno es lograr un TLC con la Unión Europea en un vano intento de acoplar nada menos que a Brasil en unas supuestas negociaciones del organismo “a dos velocidades”, sin el resto de los países de la organización. Es decir sin Argentina ni Venezuela, a quien nadie ni siquiera nombró en las diversas declaraciones de Nin Novoa, Vázquez y otros jerarcas. Como era de esperar, en Bruselas todo quedó en la nada y Brasil fue claro en afirmar, como Argentina, que las negociaciones deben ser en bloque.
El broche de oro, hace pocos días, lo puso el Parlamento cuando aprueba una declaración de supuesta solidaridad con Venezuela que, junto con frases formales sobre autodeterminación y ofrecimiento de ayudar en las elecciones municipales, reitera que “resulta imperativo el cumplimiento de los compromisos que los Estados han asumido en las denominadas cláusulas democráticas en el marco de los acuerdos de Mercosur, Unasur y de la OEA.”, como si en Venezuela se estuvieran violando dichas cláusulas. La iniciativa de la resolución fue del diputado del Partido Nacional Jaime Trobo, uno de los más recalcitrantes representantes de la derecha. Y lo más vergonzoso: fue aprobada prácticamente por unanimidad, 86 en 87 diputados, toda la bancada del Frente Amplio, que tiene mayoría, más algún voto de la oposición. No es posible este resultado si Tabaré Vázquez no hubiera dado su acuerdo o su expresa indicación que así fuera.
Todo lo anterior está ligado estrechamente a algunos viejos items de la estructura económica del país. Como la deuda pública de 35 mil millones de dólares que, sumando los intereses, deberá pagarse más de 55 mil millones. (Cuando asume el primer gobierno de Vázquez, hace 11 años, este total era de poco más 19 mil millones). Esto en un país con un PIB de aproximadamente 55 mil millones de dólares (suma inflada por inversiones de multinacionales que no dejan nada al país) y de 3,4 millones de habitantes, realidad que se impone a cualquier maquillaje, como la “deuda neta” y otros subterfugios tecnócratas. Deuda que se va pagando religiosamente, a costa de la gente con menos recursos, como lo prueba el meritorio “grado inversor” dado por los operadores financieros del norte. Recientemente el Ministro de Economía Danilo Astori, aseguró que "con las operaciones ejecutadas en el mercado de capitales, Uruguay ya completó su financiamiento para el año 2014 y también el servicio de deuda para el año 2015". O sea: pedir más prestado para pagar las cuotas e intereses, círculo vicioso sempiterno del neoliberalismo más crudo. Después viene el maquillaje de datos estadísticos acerca de la pobreza, como por ejemplo el criterio de que si una persona gana más de 10 dólares por día está en la clase media sin riesgos de empeorar, criterio impuesto por el Banco Mundial.
Con sólo leer los datos del Instituto Nacional de Estadística y los estudios realizados por equipos interdisciplinarios de la Universidad de la República, y con un mínimo conocimiento del costo de vida en el país, saltan las pruebas de que la disminución de la pobreza no es tal.
Y la nunca acabada apología de la inversión extranjera, con la película tantas veces vista de que genera puestos de trabajo. El Estado exonera de la mayor parte de los impuestos a la inversión extranjera y además le sale de garantía a sus créditos, a pesar de que las estadísticas demuestran que la poca cantidad de empleos que genera son de baja calidad salarial.
En estos 11 años no ha cambiado para nada la estructura económica ni social, salvo algunas aspirinas para el cáncer del neoliberalismo globalizado por EEUU, para quienes el Uruguay es un ejemplo. Si el enemigo te aplaude…
Todo pende de un hilo pero… “ya vendrán tiempos peores”.
Uruguay, junio 2015.
Del mismo autor
- Aún menos a la izquierda 26/06/2015