Los camisas negras no quieren que venga el Papa

17/06/2015
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Los bribones franceses, ingleses y holandeses que asaltaban Guayaquil durante la Colonia, izaban banderas negras. Una vez saqueado el puerto, violadas sus mujeres y asesinados sus hijos, la ciudad era incendiada y los malhechores se hacían al mar riendo a carcajadas,  borrachos de ron y de fácil victoria. Una historia que hay que recordarla hoy, cuando los herederos de aquellos bribones desempolvan las banderas negras de los antiguos piratas para enarbolarlas contra el tricolor nacional y grancolombiano, nacido en los gloriosos combates de la primera Independencia.. Esto bajo la consigna extranjera y oligárquica de acabar con la Revolución Ciudadana. Para algo están la CIA y el capitalismo salvaje en este mundo.

 

¿Y qué es aquello de las camisas negras que se han dado en lucir iracundos manifestantes de la oposición, mientras lanzan piedras, palos y botellas contra los simpatizantes de dicha Revolución y su líder, Rafael Correa Delgado? ¿Acaso se trata de una inocente prenda de vestir como cualquier otra? Si lo luciera alguna persona suelta, no tendría significado alguno, pero al ser exhibida por un conjunto de furibundos manifestantes callejeros, eso es otro cantar, porque significa que se trata de un uniforme de grupo, de un símbolo de alguna secta, y en este caso hay que apelar a la historia universal, tan desconocida por nuestros jóvenes y tan inteligentemente torcida o escondida- según el caso- por sus manipuladores. Y aquí viene lo bravo:

 

Benito Mussolini (1883/1945), fundó en 1919 en Italia, su país de origen,  lo que llamó el Partido Fascista con el fin de oponerse a los fuertes avances de la izquierda de su tiempo, para lo cual contó con el apoyo de la banca privada y de los grandes empresarios. Con discursos demagógicos y lenguaje virulento, fue aglutinando a crecientes grupos de la juventud, especialmente del sector pudiente y de las clases medias. 

 

Mussolini estableció como uniforme de sus huestes la camisa negra, y sus hordas brutales comenzaron su obra de terror, sangre y muerte inmediatamente. Acompañado de 50 mil "camisas negras", el jerarca fascista lanzó el 28 de octubre de 1922  lo que denominó "la Marcha sobre Roma".

 

El camino quedó sembrado de cadáveres, heridos y gente aterrorizada por los nuevos bárbaros. Adueñado del poder, Mussolini se unió a Hitler para la conquista del mundo en la Segunda Guerra Mundial, siendo capturado por valerosos guerrilleros de las Brigadas Garibaldi, cuando huía cobardemente disfrazado de soldado alemán. Fue fusilado en medio del repudio universal.

 

Ahora surge la pregunta, ¿quién organiza y dirige detrás de bastidores a los "camisas negras" ecuatorianos? ¿Quién los financia? ¿Quién los adoctrina? Al respecto, hay datos interesantes: León Febres Cordero en sus furibundos discursos en defensa de los banqueros ladrones, anunció más de una vez su resolución de emprender una "marcha sobre Quito", al mejor estilo fascista, tan del gusto, por lo demás, del Alcalde Jaime Nebot Saadi.

 

Por su parte, Guillermo Lasso, protagonista de recientes marchas, es distinguido miembro del Opus Dei, la tenebrosa secta que fundara en su hora el célebre sacerdote fascista José María Escrivá de Balaguer, elevado a los altares por Juan Pablo Segundo, después de haber sido uno de los principales sostenes de la dictadura franquista que asoló España por 40 años.

 

¿No les revela a ustedes algunas conexiones graves este asunto de las banderas negras y las camisas negras? Por de pronto, además de comérselo crudo al presidente Correa, todo el peligroso alboroto político actual oculta un fin anticristiano: crear el caos para dificultar que llegue al Ecuador el Papa Francisco, al cual  en boca chica ya lo acusan de ser "correista" y "comunista", todo porque está de lado de los pobres y critica al capitalismo salvaje.

 

Los seudo católicos que dirigen estas campañas públicas y secretas, temen que la presencia del Sumo Pontífice ayude al régimen a consolidar su popularidad. En ese caso, bien querrían los fascistas criollos hacer con el Papa Francisco lo que los fascistas salvadoreños, hijos de la CIA,  hicieron con el obispo Arnulfo Romero: enviarlo al paraíso.

 

Jaime Galarza Zavala es escritor ecuatoriano

E-mail: jaigal34@yahoo.es

Twitter: @jaigal34

http://galarzajaime.blogspot.com/2015/06/los-camisas-negras-no-quieren-que-venga.html

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/170461
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