La guerra santouribista de cuarta generación
- Opinión
Santos huye hacia adelante ante la crisis sistémica que afecta su régimen y enloquecido dispara la guerra de cuarta generación contra la resistencia campesina revolucionaria. El Papa Francisco ha dicho que estamos en la Tercera Guerra Mundial, la que se hace por tramos, y la de Santos es parte de la misma. Seguramente el Santo Padre se lo dirá en su visita de hoy.
De nuevo Colombia está inmersa en otro feroz ciclo de guerra orquestado desde los principales mandos del Estado, el régimen político oligárquico y los nodos prevalentes de la geopolítica global.
La cruenta guerra civil nacional que se prolonga desde mediados del siglo XX, ha registrado en su existencia, varios ciclos violentos, organizados desde el gobierno y ejecutado por un sinnúmero de dispositivos armados , legales e ilegales/paramilitares, que han significado una feroz arremetida contra la población campesina provocando muertes en masa, desaparecidos, torturas y millones de desplazados. Menciono algunos. La violencia terrateniente de los años 50; las operaciones contra Rio Chiquito y Marquetalia, con la movilización de casi 20 mil miembros del Ejército, para aniquilar a Pedro Antonio Marín y su pequeño núcleo de la resistencia agraria en el Sur del Tolima; la represión de las protestas populares contra el fraude electoral que impuso a Pastrana como Presidente; la violencia contra el Paro cívico de septiembre de 1977; el Estatuto de Seguridad turbayista y el cogobierno del general fascista Camacho Leyva; el exterminio iniciado por Belisario Betancur y prolongado por Virgilio Barco, en asocio con el narco paramilitarismo, contra la Unión Patriótica y el asesinato de Galán, Pardo Leal, Jaramillo y Pizarro; el asalto a la Uribe para asesinar el Secretariado de las Farc, ordenado por Gaviria y Rafael Pardo; el Plan Colombia de Pastrana y los gringos; el Estado paramilitar de Uribe Vélez; y ahora la guerra santouribista de Cuarta Generación (La "Guerra Contraterrorista" y la "Guerra Psicológica", conforman las dos columnas estratégicas que sostienen a la Guerra de Cuarta Generación, con los medios de comunicación convertidos en los nuevos ejércitos de conquista)[1] para exterminar cualquier manifestación de la histórica resistencia agraria.
La nueva etapa que despega con las masacres aéreas, en la segunda semana de mayo 2015, de Guapi, Segovia y Riosucio (Chocó), con docenas de muertos y cientos de desplazados, presenta las siguientes características.
Primera. Diálogos de paz en La Habana en medio del conflicto como reflejo de la teoría liberal de conversar en Cuba ignorando la guerra en Colombia y hacer la guerra sin importar los consensos alcanzados en la mesa (tierra, democracia ampliada, coca y desminado) para la superación del conflicto. El objetivo principal de esta artimaña es la rendición de la insurgencia revolucionaria mediante su exterminio. Santos se ha lanzado así en una catastrófica fuga militar hacia adelante metiéndonos en la plena guerra civil interna con consecuencias muy graves e irreversibles para el país en los próximos años. En los últimos días todo ocurre como si la dinámica de la guerra se hubiera autonomizado pero empleando por el oficialismo un discurso enmarañado y humanitario.
Las actuales elites neoliberales se han convertido en camarillas completamente degeneradas y enloquecidas, que cada vez más solo pueden acudir a la fuerza bruta, a la lógica de la guerra. No se trata que el componente militar sea independiente sino más bien que las elites se militarizaron más, endiosando la Fuerza Aérea[2]; ya no seducen con ofertas de prosperidad más algunas dosis de violencia, ahora propagan solo el miedo, amenazan con sus armas aéreas y tecnologías satelitales y las utilizan a fondo.
Los diálogos de Santos son realmente una fachada para relanzar el militarismo y destruir a la oposición. Mientras el gobierno de Santos está simulando conversaciones en La Habana, ordena a su Fuerza Aérea atacar con toda su capacidad a los campamentos guerrilleros, matando a más de cuarenta combatientes en dos días de ataques. Incluso a varios integrantes de La Mesa de diálogos.
Esto revela en menor escala, lo que tiene proyectado Santos para el período posterior. Muestra la parte más complicada de las negociaciones, porque si ahora matan, violando el cese al fuego unilateral de las Farc que duro 5 meses, se puede desde ya imaginar si se pacta un acuerdo entre las partes lo que vendrá.
Santos no tiene ninguna intención de desmilitarizar, democratizar, integrar a los combatientes y grupos sociales en condiciones de respeto. El ataque unilateral de Santos, el asesinato y la nueva ofensiva realmente muestran su doble política. Es decir: las conversaciones son una táctica para lanzar una ofensiva militar, eliminar a los guerrilleros y eliminar los derechos del pueblo a manifestarse en reclamo de cambios sociales.
Las negociaciones sirven sólo como fachada para relanzar más agresivamente la parte militar del régimen y destruir a la insurgencia combatiente.
Santos y su régimen siguen con su agenda militar, y eso simplemente son tácticas para desmovilizar a las Farc y el Eln, pues la lógica oficialista, la política práctica es la misma de siempre: buscar más guerra para destruir los movimientos protagonistas de cambios estructurales.
En ese sentido, los bombardeos del gobierno colombiano son una señal de lo que se puede esperar en el futuro. Firmar acuerdos y violarlos en el mismo momento. Los tres puntos que firmaron entre las FARC y el gobierno, no tienen ningún sentido en el contexto de la ofensiva militar de Santos.
Lo cierto es que acciones militares, asesinatos y violaciones de cese al fuego no son el camino para conseguir la paz.
Segunda. Amplia crisis económica y fiscal causada por la caída de los precios del petróleo y el despojo de las regalías mediante el carrusel de la mermelada de las bancadas parlamentarias del oficialismo santista. Las manifestaciones de la decadencia económica se expresan de múltiples maneras en el día a día entre ellas la volatilidad de los precios de las materias primas como el petróleo y el carbón. Agréguele la fiebre incontenible de ganancias que engendra paquetes tecnológicos depredadores como la minería a cielo abierto, la fractura hidráulica o la agricultura en base a transgénicos acompañados por operaciones políticas y comunicacionales que degradan, desarticulan sistemas sociales buscando convertirlos en espacios indefensos ante los saqueos.
Así que la salvación de la economía capitalista no llegará, como lo promete Cárdenas, desde la producción condenada a sufrir recesiones o crecimientos insignificantes, mejor no hablar demasiado de esos tristes temas. La guerra sube al primer plano, las acciones militares ocupan el centro del terreno, cada día nos ofrecen alguna masacre protagonizada por tropas regulares o paramilitares, algún bombardeo criminal.
Tercero. Pérdida de legitimidad del gobierno y del régimen político la cual se intenta contrarrestar con una seudo reforma de poderes cuyo objetivo central es maquillar la decadente democracia liberal imperante en el Estado. La gobernabilidad de Santos está hecha añicos y quien llena el vacío es la facción ultraderechista de Uribe Vélez volcada en la captura del mayor número de alcaldías y gobernaciones en las votaciones del 25 de octubre mediante el fraude y el chantaje de los grupos paramilitares organizados desde las brigadas y batallones militares cercanos a AUV.
Cuarto. Aprobación de un Plan de desarrollo neoliberal que reúne las directrices de la OCDE para avanzar con los proyectos de la megaminería, la agro industria y la competitividad de las dobles calzadas 4G. Dicho Plan da vía libre a la destrucción de los páramos y de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
Con ese Plan el núcleo duro agro-minero exportador-financiero y los grupos exportadores más concentrados serán más ricos que nunca mientras la injerencia gringa se profundiza.
Con un neoliberalismo más descompuesto se le da forma a un panorama de pérdida de legitimidad del poder político, avances de grupos económicos saqueadores e injerencia yanqui cada vez más fuerte.
Quinto. Participación de la Casa de Nariño y del Presidente, en las estrategias norteamericanas de destrucción de las conquistas populares de la revolución bolivariana, mediante la ampliación de las bases militares del Comando sur en el territorio colombiano, el apoyo al golpe suave contra el Presidente Maduro, el auspicio de la injerencia de la derecha española y la consolidación de la integración colonial de los países de la llamada Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile).
Sexto. Avances de la movilización social y la unidad popular con un nuevo protagonismo del Polo democrático alternativo en la defensa de la paz y el impulso de plataformas de acción popular en defensa de los derechos humanos de millones de colombianos, que incluye una importante demanda contra el plan de Desarrollo en la Corte Constitucional.
Al negativo panorama de la muerte es necesario sumar aspectos esperanzadores sin los cuales no podríamos entender lo que está sucediendo. Por debajo de las jugarretas políticas santistas, los negocios rápidos y las histerias ultraderechistas aparecen las protestas populares multitudinarias, la persistencia de las izquierdas no cooptadas por el sistema y la activa presencia de la poderosa e histórica insurgencia campesina.
En este contexto el cerebro oligárquico no logrará superar la ruina de su envejecida y enferma humanidad, por eso los delirios se reproducen, las fugas hacia adelante se multiplican, evidentemente nos encontramos en un momento histórico estratégico que demanda la mayor paciencia y lucidez de la dirigencia revolucionaria. Nada de veleidades y concesiones a la podredumbre burguesa y pequeñoburguesa con ínfulas de eminencia gris.
Notas
[1] Sobre la Guerra de Cuarta Generación que adelanta el señor Juan Manuel Santos desde que era Ministro de Guerra de Uribe Vélez, época en que planificó campañas de exterminio bélico en los Montes de María, en el Oriente de Caldas, en el Catatumbo, en Chaparral, en el Cauca, en Caquetá, en Putumayo, en Nariño, en el Meta y en Arauca, ver el importante estudio de Manuel Freytas en el siguiente enlace electrónico http://bit.ly/1IUDjFZ
Con esa misma Guerra de Cuarta Generación Santos bombardeo los campamentos de Raúl Reyes, Acacio Jorge Briceño, y montó la operación para asesinar en condiciones de indefensión a Alfonso Cano.
[2] Sobre el endiosamiento de las Fuerzas Aéreas y las tristezas que eso produce recomiendo leer el brillante texto de uno de los mejores historiadores de la Segunda Guerra Mundial, Anthony Beevor, La batalla de Stalingrado, en el siguiente enlace http://bit.ly/1Bfufsw .
Hitler mandó un millón de soldados al sur de la URSS, con miles de aviones para destruirla pero ese descomunal Ejército fue derrotado por expertos francotiradores y pequeñas unidades guerrilleras (de 5 integrantes) que actuaron en la retaguardia hasta desbaratar el enemigo nazi.
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