Desescalar el conflicto y construir acuerdos

01/06/2015
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No se puede negar que el proceso de conversaciones en curso entre el Gobierno y las Farc, pasa por un momento de dificultades. Pero para desilusión de los adversarios de esta salida racional y civilizada, las cosas no van a terminar colapsando la esperanza de millones de colombianos, que consideran que esa es la mejor alternativa para terminar con un largo periodo de uso de la violencia para supuestamente obtener objetivos políticos. Lo construido en la Mesa de Conversaciones es lo suficientemente sólido, especialmente en confianza, para lograr superar las actuales dificultades y dar nuevos pasos adelante en la dirección de llegar al acuerdo final.

 

Sin duda, lo que hizo crisis fue el intento de llegar a algo asimilable a un cese bilateral, mediante un proceso de presión indirecto de una de las partes a través de un cese de acciones militares unilateral. El proceso inició dentro de un esquema de negociar en medio de la confrontación, que las partes acordaron; ese es un esquema poco deseable, porque no es fácil que la opinión entienda y acepte que se hable de paz mientras los efectos de la confrontación se siguen presentando; pero fue el esquema viable para ese momento. Las Farc decidieron a finales del 2014 un cese unilateral de hechos militares -con excepción de las acciones defensivas- y no hay duda que se debe reconocer la seriedad del cumplimiento del mismo, en buena medida; esto llevó a que el gobierno considerara en reciprocidad la suspensión transitoria de los bombardeos por parte de la Fuerza Pública. Pero todo ello sin un sistema de verificación acordado, sin localización de las fuerzas, etc. Se andaba por el filo de la navaja y las cosas se deterioraron a partir del ataque de las Farc a un grupo militar en el Cauca, esto generó un reacción adversa en la opinión pública y el Gobierno en respuesta decidió reanudar los bombardeos y la escalada llevó a que las Farc decidieran terminar con su suspensión unilateral de acciones militares y la espiral de escalamiento de la confrontación en que estamos.

 

Ahora se trata que las partes recobren la ‘cabeza fría’, que valoren la importancia de lo que tienen entre manos para el país y la región y retomen, apoyados en la subcomisión técnica militar, el sendero del desescalamiento de la confrontación armada y la construcción de acuerdos sobre el punto de Víctimas. En relación con lo primero se debe reconocer el importante paso que ha sido el inicio conjunto -entre Batallón de Desminado del Ejército y delegados de las Farc- del desminado humanitario, cuyo primer ejercicio piloto fue realizado en una vereda de un municipio antioqueño, pero que debe ampliarse de manera rápida a muchos territorios del país. Igualmente hay que avanzar en diseños acordados entre las dos delegaciones para la desmovilización de niños, niñas y adolescentes y por supuesto hay que solicitarle a esta subcomisión técnica que piense y diseñe mecanismos alternativos de desescalamiento del conflicto armado. En relación con lo segundo, si bien se entiende que llegar a acuerdos en el tema de justicia probablemente les va a tomar más tiempo, por la complejidad del mismo, pueden avanzar en acuerdos en temas como el reconocimiento de víctimas, en la composición y funciones de la Comisión de la Verdad que operaría en el posacuerdo, a vía de ejemplo. Esto en La Habana.

 

Al tiempo en el país, debemos todos los que apoyamos el proceso de conversaciones -sociedad civil, iglesias, academia, partidos de izquierda- intensificar las actividades de divulgación de lo avanzado y de la importancia crucial de que continúen estas conversaciones hasta llegar al acuerdo final, pero igualmente los partidos de la Unidad Nacional, que se supone apoyan las políticas del Gobierno, deben intensificar las campañas entre sus militantes y simpatizantes para apoyar las conversaciones y tener una firme posición en el Congreso de apoyo a las conversaciones, porque sino en qué consiste el apoyo al Gobierno de estos partidos políticos. De esta manera es posible que en un tiempo corto podamos contar de nuevo con una opinión pública favorable a la continuidad de las conversaciones con la guerrilla y sin dejarse influenciar fácilmente con las voces que buscan estimular las posiciones guerreristas.

 

- Alejo  Vargas Velásquez es Profesor Universidad Nacional -  Twitter: @alejovargasve

 

Publicado en  El Colombiano,  31 de mayo de  2015

https://www.alainet.org/es/articulo/169994

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