Rusia, no Hollywood, ganó la guerra

11/05/2015
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Rusia   EEUU   Reino Unido 3poderes 1943
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*A la memoria de los más de 26 millones de rusos caídos

*A la memoria de los 220 mil soldados caídos de EUA

*La destrucción de la URSS estuvo en la mira siempre

 

Este 9 de mayo Rusia festejó con un desfile militar, en presencia de los veteranos de guerra sobrevivientes y una gran movilización de familiares de los caídos en combate, el 70 aniversario del triunfo soviético sobre el nazismo alemán de Hitler en 1945. Ante invitados de varios países, el presidente Vladimir Putin, habló sobre “los intentos de crear un mundo unipolar” que “socavan la estabilidad del desarrollo mundial”. Al contrario: “La seguridad mundial debe construirse sobre una base ajena a bloques, sobre base de la ONU.”

 

Agradeció igualmente a “los países de la coalición antihitleriana que lucharon contra el fascismo”, al Reino Unido, Francia, EUA, “por su contribución a la victoria”; pero —dijo—, “quedará para siempre como una cima heroica de la historia de nuestro país”, puesto que “el resultado del asalto destructor de Berlín fue precisamente el Ejército Rojo, el que puso el punto victorioso en la guerra contra la Alemania de Hitler”. El fascismo: uno de los peores experimentos, el de los campos de concentración y exterminio, el Holocausto que costó la vida a seis millones de judíos.

 

Puesto que, la carga del retroceso primero del nazismo y su posterior derrota, comenzó en territorio soviético y culminó en Berlín con la estocada final: el suicidio de Hitler. No tras el “desembarco de Normandía” por los aliados, el 6 de junio de 1944, como suele generalizarlo Hollywood en sus películas. Casi al terminar el conflicto. EU no puede olvidar las palabras de su entonces presidente Franklin D. Roosevelt (1933-45): “Los chinos matan a los japoneses, los rusos matan a los alemanes… Y nosotros debemos ayudarles a continuar su negocio mientras nuestros propios ejércitos y armadas no estén listos para acudir en la ayuda… Somos aquellos que entrarán en juego en el momento crucial para anotar el gol definitivo”. El ejército de EU no se lanzó directamente contra Alemania sino atacó a Japón, componente del eje Berlín-Roma-Tokio.

 

Es verdad que la historia la escriben los vencedores. Y la que se conoce en el mundo es la que coloca como ganador a los EUA, la que generalizó el arma de propaganda a través de la televisión y el cine. Sí ganó, pero no militarmente. Ganó económicamente, porque se metió al final, al “gol definitivo”. Amedrentó, eso sí, a José Stalin con el lanzamiento de las bombas atómicas contra Japón, sobre Hiroshima y Nagashaki (6 y 9 de agosto de 1945, una decisión que tomó Harry S. Truman como nuevo presidente de EU), un horror que cobró de tajo más de 246 mil muertes. Japón se rindió inmediatamente, el 15 de agosto.

 

Stalin se quedó quieto. Para EU inició la era dorada del capitalismo con la reconstrucción de Europa, “La edad de oro, sin precedentes y tal vez anómala, de 1947-1973”, escribió en La historia del siglo XX, Eric Hobsbawm. Puras ganancias. Por lo mismo estaban prestos a declarar el “fin de la historia”, como a cancelar la periodicidad de las crisis, ni “ondas largas” ni “ondas cortas” para el capitalismo. Eso se acabó. El reinado puro del capital, nada más. Pero iniciaría económico, justamente el desorden, en 1973 tras el abandono del patrón oro.

 

Además, EU reinició la ofensiva militarista. Comenzó la carrera armamentista al final de la guerra, ahora sí escenificada contra la Unión Soviética. Se dio todo el periodo de la llamada guerra fría. Con algunos intentos de nuevos estallidos nucleares, como la llamada “crisis de los misiles”, entre EUA, URSS y Cuba. Hasta la disolución del “bloque socialista” encabezado por la Unión Soviética en 1991. Cuando el capitalimperialismo se creyó único y perfecto.

 

Pocos presidentes asistieron a la celebración del 70 aniversario de la caída del régimen nazi. Llegaron los que tenían que estar; China, Cuba, Venezuela, India, Egipto, Sudáfrica, Vietnam, entre otros. También Angela Merkel. El desfile mostró el músculo militar ruso, pero también la memoria por los caídos en la destrucción de un nacionalsocialismo que, a estas alturas, no termina de morir. Otra cinta contará la historia, pero al revés.

 

Como la historia reciente de los conflictos, que están surgiendo del cine hacia la realidad. Los drones asesinos teledirigidos son producto de los videojuegos que matan como acto de mera diversión; el espionaje masivo es violatorio de la privacidad de los usuarios de internet y la tecnología que lo acompaña, pues se ha generalizado precisamente desde las oficinas de los gobiernos con agencias como la NSA o la CIA —es la criminalización del uso ajeno de una información robada—; el Gran Hermano de 1984 de George Orwell, pasó de la imaginación novelesca a convertirse en realidad, un argumento que a fin de cuentas surgió inspirado precisamente en un Estado autoritario; la Matrix, descubierta como la máquina que lo enajena y controla todo. ¡La infinidad de héroes salvadores del mundo!, dirigidos siempre desde los centros propagandísticos de los EUA.

 

Al fin que, como dijo Joseph Goebbels, el publicista de Hitler: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Peor aún: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tiene gran facilidad para olvidar”.

 

En otras palabras, cuando Hollywood inventa las historias convierte las mentiras en verdad. Por eso y para ello EU tiene tamaña maquinaria beligerante, para la guerra ideológica. Más ello resulta insuficiente al contar los muertos, para saber quiénes y qué país llevó la peor parte al contener aquellos militares dispuestos a todo y capaces de las peores atrocidades, como eran los soldados del führer; los de los campos de concentración y el Holocausto.

 

La URSS perdió cerca de 8 millones 860 mil 400 soldados en la lucha, con 17 millones 139 mil 600 civiles (26 millones de personas muertas, en total, sin ser datos definitivos). Alemania: 3 millones 250 mil soldados, con 3 millones 640 mil civiles (un total de 6 millones, 890 mil muertos). Polonia: 120 mil soldados, contra 2 millones 500 mil civiles (2 millones 620 mil en total). Francia: 250 mil soldados y 270 mil civiles (total: 520 mil). El Reino Unido: 370 mil soldados contra 60 mil civiles. Y EUA: 220 mil soldados.

 

Todavía China perdió, en el escenario de la guerra contra Japón durante un periodo que comienza antes y se cierra después (de septiembre de 1931 al mismo mes, pero de 1945), a 3 millones 500 mil soldados, contra 10 millones de civiles. Japón, 1 millón 700 mil soldados, contra 360 mil civiles.

 

Qué decir de los judíos. Para 1933 la población en Europa era de 9 millones 500 mil personas; el 60% de la población judía mundial estimada en ese año en 15 millones 300 mil personas. La mayoría habitaba en Polonia, con unos 3 millones de judíos. La parte europea de la URSS tenía 2 millones 525 mil. Rumania 980 mil; Letonia, 95 mil; Lituania 155 mil; Estonia 5 mil. (Datos en: http://www.memoriales.net/pobla_jud.htm). Y de los 9 millones 500 mil personas en 1933, el dato registra 3 millones 500 mil; es decir, seis millones de judíos que padecieron el Holocausto.

 

¿Por qué o para qué la guerra? Fuertes negocios, ganancias rápidas; la esencia del capitalismo. Para el capitalismo, pero sobre todo para el imperialismo deshumanizante, las guerras representan uno —si no el mayor— de los más grandes negocios para los intereses participantes; países, empresarios y políticos. Desde la lucha por las hegemonías, el enriquecimiento rápido para las empresas de la industria de guerra, hasta el encumbramiento de los “estrategas” políticos.

 

Antes y después. Por la expansión territorial y la conquista para el tributo, la esclavitud de pueblos enteros y la apropiación de los bienes materiales de terceros; por el predominio económico mundial, por la venta de todos los instrumentos para la guerra, por el reconocimiento de la superioridad militar, hasta la reconstrucción de países por la destrucción. La ganancia rápida es lo que importa. Como no importan los medios para conseguir los fines; o la frase atribuida a Maquiavelo, que no dijo: “el fin justifica los medios”. Los muertos, militares o civiles, puesto que los pueblos son los principales involucrados, nunca interesan, cuando representan el soporte siempre.

 

Finalmente, como los grilletes del Tratado de Versalles suscrito al final de la Primera Guerra Mundial, Hitler tuvo en la mira siempre —empresarios y países que lo apoyaron—, la invasión a la URSS por el socialismo declarado tras la Revolución Bolchevique en 1917. Pero les falló, y no sólo por el invierno ruso como dice la versión oficial de EU, sino por la valentía de soldados y la población que apoyó con todo al Ejército Rojo. Incluso a Stalin le vale la hazaña como dirigente porque, en otro tenor, recibe señalamientos por distorsionar los principios de la revolución, por el asesinato de Trotsky o las directrices de Lenin. El caso es que Rusia sigue en pie; incluso tras el desmembramiento de la Unión Soviética. No es el fin de la historia, es apenas el comienzo de la multipolaridad.

 

- Salvador González Briceño - sgonzalez@reportemexico.com.mx

https://www.alainet.org/es/articulo/169530
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