Una mentira no se convierte en verdad por mucho que se la repita

24/04/2015
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Llevamos semanas viendo aparecer en  los grandes medios de comunicación  de nuestro país que en Venezuela hay que restablecer  la democracia,  que la oposición política es reprimida y maltratada, que no hay libertad de expresión, que hay desabastecimiento y muchas muertes violentas.  Y, para agrandar la legitimidad de este clamor se nos repite que en nuestro Congreso no pocos diputados  denuncian la arbitrariedad con que los opositores venezolanos son detenidos  y piden que los “democratas” Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y otros sean  excarcelados,  y que semejante pronunciamiento se ha hecho también en el  Parlamento Europoeo, por el Secretario General de la ONU, la OEA y otros Gobiernos y que 23 expresidentes americanos piden que se restablezca la democracia  en Venezuela.

 

Reconozco como superhábil el manejo para condicionar y moldear la opinión de quienes simplemente se guían por esta información mediática interesada y  manipuladora.

 

La verdad es  otra: en Venezuela desde la llegada de Hugo Chávez ha regido una democracia acreditada  en todas las elecciones  por la voluntad del pueblo depositada limpia y libremente  en las urnas. Ni una sola, pudo ganar la oposición. En  la última, ya con Maduro creyeron que, toda la oposición  unida,  podían ganar. Y de nuevo perdieron por más de tres millones de votos. Y esto es lo que exasperados  no aceptaron  ni estaban dispuestos a tolerar y diseñaron otra estrategia de oposición  violenta , antidemocrática, para desestabilizar  el país,  y poder  tumbar a un Gobierno , que no habían podido lograr democráticamente.

 

Ninguno de estos grandes medios nos cuentan  los avances y logros  de la revolución bolivariana si se la compara con los Gobiernos  de los 70 años anteriores: ha habido en tan solo 10 años un incremento del gasto social de 772.000 millones de dólares; construcción de más de 700.000 viviendas;  la escolarización de niños ha pasado de 6 millones  (1998) a 113 millones (2013);  construcción de 22 nuevas universidades;   aumento de profesores de 65.00 a 350.00;  enseñanza pública totalmente gratuita desde la infancia hasta la universidad; personas con pensión antes de Chávez 387.000, ahora 2.100.000; médicos  por 10.000  habitantes en 1998,18;, en el 2012,  58; país con el nivel más bajo de desigualdad (según el Coeficiente Gini) Venezuela; salario mínimo  en 1998 lo equivalente a 16 dólares,  en 2012 son  330 dólares; extracción anual de petróleo  500.000  mil millones de barriles, ahora mil millones; medios de comunicación en propiedad y control privado (no estatal)  en torno al 80 %, etc. 

 

Lo que es una democracia se defiende ejerciendo en ella la oposición democráticamente (debate, diálogo, cooperación, oposición leal…)  no con violencia e inmoralmente. No se trata de restablecer la democracia en Venezuela, sino de aceptarla, mal que no responda a los intereses, monopolios y privilegios  de ciertas minorías del país y otras foráneas.

 

Los denominados y más ensalzados opositores de la revolución bolivariana no son demócrata, ni  disidentes políticos sino , como han dicho diputados del Congreso español, criminales , que actúan fuera de ley, y merecen la cárcel. Demasiado saben los grandes medios de comunicación quiénes son esos opositores y, sin embargo, los presentan   ante la opinión pública como héroes de la resistencia  y víctimas.

 

¿Por qué, aceptada con admiración su enorme e innegable calidad periodística, no se publica la posición de  Eduardo Galeano (y otros)  referente  a Venezuela  con el relieve con que se hace por ejemplo con   Mario Vargas Llosa? 

 

 Afortunadamente, aun sin el espacio público de esos grandes medios y sin la omnipotencia  de su  “ilimitada e “inmoral” libertad, disponemos de otra información, -amplia  y contrastada-  que nos permite librarnos del engaño e hipocresía de quienes nos dicen servir a la democracia, a los derechos humanos, a la libertad de expresión, emancipación de los pueblos  y otras retóricas resabidas. 

https://www.alainet.org/es/articulo/169185
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS