Otra vez lo educativo
- Opinión
China tiene unos 50 mil estudiantes en las mejores universidades del mundo, becados para después regresar a trabajar y servir a su país con sus conocimientos de alto nivel. Ecuador por estos lados del mundo tiene también 12 mil estudiantes becados para fortalecer sus cuatro universidades, dedicadas a alta tecnología e investigación. Estrategias de Estado absolutamente urgentes, en un mundo cada vez más globalizado y competitivo para bien y para mal; pero totalmente claro y con la tendencia a largo plazo. Bolivia sigue nomás discutiendo en pequeño, como país provinciano, el papel que tenemos que jugar en la región primero y en el mundo después. En la región para ser una bisagra entre los vecinos, y ser parte integrante de los mercados emergentes y exigentes. Seguimos en la cola del furgón, seguimos siendo lo folklórico y el paisito que todavía promete mucho, y en potencia somos más de lo que en realidad parecemos.
Hemos mejorado considerablemente en la infraestructura educativa, en el mobiliario y el equipamiento incluso con las tecnologías más necesarias, como computadoras, fotocopiadoras y bibliotecas virtuales modernas. Las áreas rurales que durante las épocas republicanas coloniales, eran el espejo claro de las realidades discriminadas y marginadas desde el Estado republicano, hoy han cambiado de aspecto y naturaleza. Las distintas construcciones de infraestructuras y mejora de caminos, configuran otros escenarios no sólo como visiones distintas en el paisaje, sino como nuevos imaginarios de Estado y presencia de Estado. Pero a pesar de estos considerables cambios, la calidad de nuestra educación sigue siendo una materia pendiente. De los 50 estudiantes seleccionados y enviados por el Estado a las mejores universidades del mundo, nos han rebotado 43. Esa es nuestra dura realidad y no acabamos de entender y reaccionar en consecuencia. No acabamos de tomar consciencia como país y colectivo. En la construcción de nuevos escenarios de Estado, el tema educativo debería ser el primer eslabón a resolver y asumir. Quizás las costumbres de la mediocridad y la inercia social no nos permiten que veamos lo profundo de las raíces de nuestros mayores problemas. Quizás las enfermedades mentales y costumbristas de la república colonial, nos impiden todavía ver las verdaderas problemáticas sociales que siguen siendo los escollos jodidos para trepar realmente a nuestros triunfos como país. Nos contentamos con demasiado poco, con casi miseria.
Estrategias de Estado. Estrategias de mediano y largo plazo para realmente enraizar con potencia los nuevos emprendimientos de las nuevas visiones de Estado. Nada fácil cambiar las costumbres empoderadas de las mentalidades republicanas y coloniales. Nada fácil derrotar a las mentalidades de la inercia y la colonialidad. Está en nuestros tuétanos. Cada uno de nosotros seguimos siendo el Estado republicano y colonial, en nuestros actos y nuestras formas de ser en las instituciones y lo cotidiano. Pues cambiar el Estado republicano colonial es cambiar a nosotros mismos. La educación no son simples aulitas con materias o contenidos, sino procesos sociales e ideológicos de alto nivel. Educar es transformar realidades sociales estructurales. Educar es cambiar historias radicalmente.
Experiencias educativas como la colonia Gorki en la revolución rusa, o el Juan 23 de Cochabamba, son las deseadas pero desde políticas de Estado. Ya no desde las periferias de las experiencia alternativas, sino desde el Estado mismo como estrategias de Estado. Los municipios rurales pueden ser también parte esencial de estas estrategias, haciendo cadenas de movimientos educativos hacia las ciudades, porque se requiere de enormes dimensiones institucionales y económicas para hacer realmente políticas de Estado. Ahí no deberíamos dudar en nuestros esfuerzos si es que realmente queremos cambiar las cosas, lo hábitos de la inercia republicana. El Estado tiene que encadenar esfuerzos educativos radicales y de alto valor agregado. Ya no sirven los clásicos argumentos republicanos de la educación normal y conocida. Esos procesos no son han conducido a nada sino a tragedias y fracasos sociales. Tenemos que transformar todo, hacer una educación de vanguardia utilizando los modernos instrumentos que nos ofrece las nuevas corrientes tecnológicas y científicas.
Ser nosotros mismos, con nuestras raíces culturales y naciones originarias, para potenciarnos y conquistar de mejor manera lo externo pasa inevitablemente por tener una estructura educativa sólida, potente y estratégica. Desde la educación básica, hasta los laboratorios de investigación de alto nivel, o los centros de investigación en ciencias sociales, son los eslabones de la producción educativa, que después nos conducirá a la generación de conocimientos que nos permitan una mayor movilidad y creatividad en lo económico y productivo. Por fin ser nosotros mismos, como Estado con su propia identidad hacia el mundo, y no copia y remedo de lo republicano y colonial, es decir copia externa y calca occidental. Asumiendo los aportes de dicha civilización; pero desde nuestras propias estrategias de Estado.
Tenemos una oportunidad de oro para profundizar en serio, y por fin deshacernos y destruir la mentalidad republicana y colonial mediante un ejercicio colectivo educativo de alto nivel. El Estado tiene que jugar un rol protagónico para generar procesos educativos de calidad, porque depende de eso para nuestra sobrevivencia en la construcción de nuevos imaginarios de Estado.
La Paz, 19 de abril de 2015.
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