El día 25 de marzo recibí una comunicación enviada por Barack Obama como parte de la campaña que está desarrollando en función de incrementar la aceptación de su imagen y de las acciones que realiza en su gobierno.

 Me llamó grandemente la atención aquella comunicación, la cual comienza de la siguiente forma:

“Friend --

I grew up loving comic books. Back in the day, I was pretty into Conan the Barbarian and Spiderman.

Anyone who reads comics can tell you, every main character has an origin story -- the fateful and usually unexpected sequence of events that made them who they are.”

 La traducción que hago de estas líneas es:

“ Amigo -

 Crecí amando los libros de muñequitos (cómics). En aquellos días yo me identificaba con los personajes de el Bárbaro Conan ( Conan the Barbarian) y El Hombre Araña (Spiderman)

Cualquiera que lea las tiras cómicas, puede contarle que cada personaje principal tiene una historia de origen - la secuencia desafortunada y usualmente inesperada de acontecimientos les hicieron como son.”

Todo esto me puso a pensar en Obama y la forma en que el mismo actúa.

Indudablemente que en su proceder aún existen vestigios de su juventud, influenciada por esos personajes de las tiras cómicas y en diferentes momentos toma decisiones que pudieran derivarse de dicha influencia.

Este no sería el primer presidente de Estados Unidos que como lectura habitual tiene los libros de muñequitos y que además, a la hora de tomar decisiones, se sintiera influenciado por alguno de dichos personajes.  Se plantea que la lectura predilecta de Ronald Reagan eran las tiras cómicas de Tarzán y  las de Superman.  Las de Tarzán porque le hacía recordar sus momentos en Hollywood interpretándolo, las de Superman porque se sentía como el hombre de “Kripton”, capaz de llevar a cabo cualquier guerra contra los enemigos rojos o asiáticos que ponían en peligro la “democracia representativa”, el “american way of life”  o que se oponían a que Estados Unidos dominara el mundo.

 En el caso de Obama, lo considero un fenómeno de doble identidad, que también se pone de manifiesto.

 En algunos momentos actúa acorde con los instintos del Bárbaro Conan.  Es entonces cuando pasando por encima de la inmerecida nominación de Premio Nobel de la Paz,  ordena iniciar la guerra contra cualquier país, con el objetivo de controlar el petróleo, los recursos minerales, o de causar problemas a los antiguos rojos, que continúa considerándolos  sus enemigos, o a los asiáticos actuales, que están tratando de inmiscuirse en sus posesiones de América Latina, África y otras partes del mundo.

El Bárbaro Conan es capaz de jurar por su madre que un país representa un peligro para la Seguridad Nacional de Estados Unidos,  impulsado por el propósito de enviar sus tropas contra el mismo, invadirlo, derrocar al gobierno constituido e implantar otro que cumpla con las ordenes que este le orienta y le garantice el petróleo que el país posee.

En otras ocasiones, se pone el traje del Hombre Araña. Va tejiendo su tela para capturar a los que se acerquen a la misma, utiliza toda una serie de medios subversivos para crearle problemas a ciertos gobiernos con los que plantea desea tener relaciones diplomáticas, cuando en realidad su interés es destruirlos, por ser enemigos de la “democracia”, violadores de los “derechos Humanos”, “represores de la población” y de las “libertades ciudadanas”.

 Utiliza los cantos de sirena para crear expectativas y trata de presionar a los que se disponen a negociar con él, para que estos hagan lo que a él le conviene, caer en la tela que ha tejido para capturarlos.

 Esta reciente revelación de que los héroes favoritos de Obama han sido El Bárbaro Conan y el Hombre Araña, la considero muy útil para entender la forma en que el mismo está conduciendo la política exterior de Estados Unidos.

28 de marzo 2015

- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) sarahnes@cubarte.cult.cu