El Foro Social Mundial se traslada al “norte geográfico”
- Análisis
Futuro y presente. ¿Hacia dónde va su rumbo y cuánto ha avanzado en su pasaje por Túnez? Dos de las preguntas que surgen al concluir el Foro Social Mundial (FSM) en esta capital magrebí. Sin olvidar una tercera: el estado de salud de este espacio que reúne una parte significativa del movimiento altermundialista. Finalizado el FSM, el Consejo Internacional (CI), su instancia “facilitadora” ha develado parte de estos interrogantes. Otros, más estructurales y organizativos, son parte de las tareas y prioridades de los meses futuros.
Los pasos futuros
Desde el segundo semestre del año pasado, diversas organizaciones de la sociedad civil canadiense se asociaron con sus pares tunecinas para presentar un “paquete común” proponiendo que el próximo Foro Social Mundial se realice en 2016, por primera vez, en un país del norte: Canadá.
En paralelo, no faltan los que recetan un electroshock rápido al FSM regresándolo para la próxima edición a América Latina, en particular a Brasil e incluso hablan de volver a la cuna, es decir Porto Alegre. Otros círculos altermundialistas sueñan a voz baja con un FSM en Grecia aprovechando del Gobierno de Syriza.
Voces “nostálgicas” pero con perspectiva histórica sugieren que este evento debería realizarse, como en sus primeras ediciones, en la misma fecha y en paralelo al Foro Económico Mundial. Y así aumentar una visibilidad internacional que se ha ido debilitando, recordando que el Otro Mundo Posible debe encontrar su brújula en la diferencia antagónica de modelos con el cónclave de Davos.
Con esta variedad de marcos de análisis, la decisión acaba de tomarse. Por primera vez en su historia de casi 15 años, el FSM se trasladará al “Norte geográfico” para realizarse Montreal, la principal ciudad del Quebec canadiense. Una decisión política arriesgada pero que puede integrar más activamente al proceso del FSM con experiencias participativas muy ricas, como los “occupy” norteamericanos, en cuyo seno hicieron sus experiencias políticas muchos de los jóvenes que asumirán la organización del evento de Quebec en 2016.
Los pasos tunecinos
El principal éxito de este FSM, fue su propia realización. A pesar del adverso y complejo clima meteorológico –llovió los cinco días- y político-militar, posterior al sangriento atentado del miércoles 18 de marzo en el Teatro Bardo, apenas 6 días antes de la inauguración del Foro.
La multitudinaria movilización de apertura, menos colorida y exultante que la del 2013, fue la primera respuesta ciudadana “globalizada” contra ese atentado terrorista.
El segundo logro perceptible fue el aumento de la calidad de la reflexión. Si bien es prácticamente imposible sintetizar los resultados de más de mil actividades auto gestionadas, propuestas por casi 4 mil quinientas organizaciones del mundo entero, muchas de ellas aportan pistas interesantes. Casi 30 Asambleas temáticas de Convergencia temáticas permitieron profundizar las reflexiones en los dos últimos días del FSM sobre temas generales trascendentes y en espacios amplios. El lanzamiento de una campaña mundial que concluirá en diciembre en París en paralelo a la Cumbre de la tierra de las Naciones Unidas; la Declaración progresista en torno al “Agua y la Tierra” como bienes públicos de la humanidad; el documento final con cinco resoluciones concretas del Foro Parlamentario Mundial; son pasos sólidos. O bien las reflexiones sobre la necesidad de una Programa (Carta) Mundial común sobre derechos económicos y sociales para los desempleados. O bien el impacto de la política migratoria actual de la Unión Europea para los países del Sur.
Así como los avances hacia un impuesto fiscal internacional; o las nuevas formas de ciudadanía planetaria –por ejemplo los Derechos de los Habitantes-, hicieron parte de esa paleta de reflexiones.
Avances conceptuales que se confrontaron, sin embargo, con desajustes organizativos. No se pudo dar el salto adelante esperado en el funcionamiento del Foro 2015 con respecto al del 2013. Los organizadores lo fundamentan en el complicado momento coyuntural que vive Túnez. Los críticos lo observan como parte de problemas políticos que no se lograron destrabar oportunamente.
Tampoco se logró avanzar en la reflexión sobre una nueva forma de Consejo Internacional, a los ojos de muchos, ya exhausto y poco representativo. La instancia facilitadora irá ajustándose a la misma marcha del FSM. Tal vez el proceso que se abra a mitad de año con su reunión en Porto Alegre, que podría realizarse a inicios de julio en Salvador de Bahía, puede introducir cambios para llegar a Montreal y vivir allí su verdadera metamorfosis.
El estado de salud
Existen preguntas de fondo que no son nuevas y que vienen desde su propia creación en el 2001. ¿Cómo hacer para que el FSM no se limite a ser una feria altermundialista y canalice acciones políticas concretas y propuestas alternativas? ¿Cuál es la relación entre este espacio anti-globalización y el poder político? ¿Qué ha aportado en concreto en estos 15 años el proceso forístico en marcha? ¿Puede escapar el FSM de las contradicciones intra-árabes que produjeron incluso tensiones evidentes entre argelinos y otras delegaciones del Magreb presentes en Túnez durante la última semana?
No todos estos interrogantes encontraron respuesta en la edición que acaba de concluir en Túnez. La búsqueda de alternativas sistémicas desde la sociedad civil es un proceso lento que no se puede limitar a tres o cuatro lustros.
Sin embargo, no es a desestimar que muchos de los gobiernos abiertos, democráticos o progresistas de América Latina, embebieron sus concepciones políticas en el altermundialismo. Experiencias políticas innovadoras como Podemos o Siryza en Europa, también surgen de la misma cuna. Numerosas experiencias de empoderamiento ciudadano en distintos rincones del mundo y redes en consolidación como la Marcha Mundial de Mujeres; la Vía Campesina; por la Justicia Fiscal; contra la deuda; contra el calentamiento climático, etc. también apuntan al aporte de la reflexión altermundialista.
Y en ese proceso, la nueva edición de Túnez parece ya confirmar una realidad. El FSM sigue vivo y goza de buena salud. Y ni siquiera el terrible atentado en el Museo Bardo del 18 de marzo pasado ni los desajustes organizativos internos de esta edición logró herirlo o enfermarlo. Solamente, interpelarlo.
Sergio Ferrari, desde Túnez, en colaboración con swissinfo.ch y E-CHANGER/COMUNDO
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