El Foro Social Mundial en Túnez podría tener otro carácter
Estaba programado un nuevo Foro Social Mundial en Túnez – al igual que hace dos años. Al igual que en ese entonces, se trataría de una reunión de intercambio de experiencias – que es a lo que está reducido el FSM, solo existiendo en el momento de su realización, cada dos años.
Ese carácter minimalista es resultado del control de ONGs sobre el FSM, que han impuesto una concepción reduccionista y superada, de exclusión de partidos, gobiernos, Estado, política, para garantizarles ese control. Desde que gobiernos latinoamericanos pasaron a construir alternativas concretas al neoliberalismo – el otro mundo posible -, los FSM se han vaciado. De tal forma, que las nuevas generaciones – de los indignados, los ocupas, los de Syriza y de Podemos -, ni saben de los FSM y su referencia son los gobiernos progresistas latinoamericanos.
Este año, el Foro se realiza de nuevo en Túnez, del 24 al 28 de marzo. Pero fue antecedido por el atentado terrorista en el Museo Bardo, con 23 muertos, en pleno centro de la capital. A pesar de mantener un sistema político democrático– o incluso talvez exactamente por ello – Túnez es el blanco de un creciente número de atentados, sea por su frontera con Argelia, sea por la cercanía de Libia – un país en descomposición, con gran cantidad de armamentos circulando por los distintos grupos que disputan el poder. Gran cantidad de jóvenes tunecinos fueron reclutados por los grupos fundamentalistas vinculados al Estado Islámico, que se entrenarían en Libia, según denuncia del gobierno
A pesar del atentado, el Foro se realizará, la marcha de apertura se concentrará en el mismo Museo Bardo y el tema del terrorismo – con sus implicaciones, desde la mezcla de religión con política hasta el destino de la primavera árabe – estará en el centro de los debates. La confirmación de la participación de los inscritos se da también como forma de solidaridad con Túnez. El mismo carácter del Foro cambia, bajo el impacto de los atentados.
Túnez, el país más laico de toda la región, con movimiento sociales fuertes y un peso especial del movimiento de mujeres tunecinas, es el que mantiene la apertura política iniciada, en ese mismo país, con la primavera árabe. Por un momento parecía que el país iría por el mismo desastroso camino de Egipto, pero el mismo partido islámico, victorioso en las primeras elecciones y que había empezado a implementar una constitución en los moldes de Egipto, la suspendió, renuncio al gobierno y ni siquiera lanzó candidatura a la presidencia del país.
Aunque conservador, el gobierno actual de Túnez se compromete con una conducción consensuada respecto a la nueva constitución y a los temas que podrían ser objeto de propuestas fundamentalistas. El país se ve frente a la necesidad urgente de políticas que lo saquen del prolongado estancamiento económico y sus efectos en una profunda crisis social, a lo que se agrega el tema de la seguridad, más grave después del atentado de este mes.
El FSM, a su vez, tiene una nueva posibilidad de recuperarse y alcanzar trascendencia, en el caso de que se proponga discutir las raíces de problemas como la crisis económica internacional, la multiplicación de los focos de guerra en el mundo – en particular en el Medio Oriente -, pero para ello tendría que meterse de lleno en la política, porque sus raíces se encuentran en la hegemonía neoliberal en la economía y en la dominación imperial norteamericana en el plano político. Tendría que proponer alternativas, que se encaminarían hacia soluciones similares a las de los gobiernos progresistas latinoamericanos y a la construcción de un mundo multipolar, del que las políticas de los Brics son necesariamente una referencia central.
El FSM tendría que engancharse con los nuevos movimientos de jóvenes, como Podemos y Syriza en Europa, para lo cual tendría que discutir el carácter que ha asumido la Unión Europea y sus políticas de austeridad. Tendría que discutir como países como Túnez, Egipto, entre otros, protagonistas iniciales de la primavera árabe, están en la situación actual e incluso cómo podrían evitar acuerdos suicidas con el FMI para superar sus crisis económicas e sociales.
Total, el FSM tendría que ensanchar sus temas, la participación de fuerzas políticas, para no pasar por esta nueva circunstancia manteniendo la intranscendencia que lo ha marcado en los últimos diez años. Túnez puede ser la nueva oportunidad para el FSM.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
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