El vendaval autoritario de María del Carmen

18/03/2015
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Con independencia de las hipótesis y presunciones sobre las causas que motivaron el despido de María del Carmen Aristegui de MVS Radio –como la que menciona que “era de esperarse”–, el hecho más que evidente es que su amplísima audiencia, de la que formé parte desde antes, en W Radio y previamente en Canal 2 (Círculo Rojo), ya no cuenta con sus extraordinarias investigaciones periodísticas, con los abundantes anuncios comerciales y el lenguaje reiterativo que la significaban, quizá en el afán de obtener nuevos radioescuchas en el 102.5 de FM, más allá de los enterados.

 

El anterior es el dato que por consumado resulta más preocupante en un país pobre en contenidos informativos diversos en los medios radiofónicos y televisivos en los que sus propietarios, por la discrecional vía del otorgamiento de concesiones del Estado pese a la reforma en telecomunicaciones, no acaban de descubrir que informar es un gran negocio (¿o no quieren ni pueden?), como lo comprobaron Joaquín Vargas y socios en MVS y la propia colega que, dicho sea de paso, llama la atención la referencia que hizo en Enfoque (Stereo Cien) el talentoso Leonardo Curzio sobre los cientos de miles de pesos que ganaba. Los percibía porque producía altas utilidades a los dueños, entre ellos un importante político del salinato. ¿O debía medio regalarles su trabajo?

 

Incluso si de manera formal el litigio es ubicado en el ámbito de un desencuentro laboral entre MVS y sus empleados, trascendió enseguida y con mucho aquel carácter por la relevancia del noticiero matutino conducido por Aristegui Flores, para ocupar espacio en la agenda informativa nacional (los canales de Televisa lo registraron sin mezquindad) y en importantes medios impresos y digitales de Inglaterra y Estados Unidos.

 

En aquellas latitudes saben que el espinoso asunto de la Casa Blanca de las Lomas, de la familia Peña Rivera, y la de Malinalco de Luis Videgaray, así como la red de prostitución y pederastia que montó Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre desde las oficinas capitalinas del Revolucionario Institucional, se conocieron por las investigaciones de Daniel Lizárraga e Irving Huerta, despedidos por “pérdida de confianza”. Y porque “como empresa no podemos aceptar condicionamientos ni ultimatos de nuestros colaboradores”. Los empleados obedecen, es el mensaje.

 

Resultó hilarante la obsesión por explicar con anuncios y desplegados que “En MVS Radio trabajamos en equipo. La cultura de nuestra organización gira en torno a ese concepto, por lo que las actitudes individualistas no tienen cabida en nuestro proyecto. No podemos permitir que alguno de nuestros colaboradores pretenda privilegios en menoscabo de sus compañeros y mucho menos que pretenda imponer a la administración condiciones y ultimatos”. Sólo los Vargas tienen el privilegio de despojar a una franja de la sociedad y en particular del circulo rojo, de uno de sus medios informativos más preciados, como lo muestran los miles de radioescuchas que se movilizan y las múltiples voces especializadas o no que defienden la libertad de expresión cuando, dice Aristegui, el país “está viendo este vendaval autoritario y un signo ominoso de algo que desde luego debemos evitar”.

 

Deseo que la conductora de CNN, directora de Aristegui Noticias y articulista de Reforma esté equivocada en su apreciación del complejo y contradictorio momento político, mientras tanto reconozco un sentimiento de desprotección. Si a la estrella de la información le aplican tal despropósito ¿qué pueden esperar 167 mil 652 trabajadores de la comunicación y el periodismo?

 

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