Ser o no ser Charlie, ¿esa es la cuestión?

18/01/2015
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“Dios no mata”
Escrito encontrado por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz,
en su celda durante sus días de cautiverio en Argentina, en plena dictadura militar 1977.
 
La muerte se metió en las zonas seguras de occidente. “El corazón de Francia” (en palabras de su presidente) fue golpeado: los medios anuncian 17 muertos, sin contar los terroristas “abatidos” (claro, ¿a quién se le ocurriría contarlos?). Una multitudinaria marcha en varios lugares del viejo continente para repudiar esta clase de violencia y defender su libertad de expresión, presidentes tomados de la mano, la OTAN con la boca abierta y una consigna colgado del Arco del Triunfo: “Yo soy Charlie”. Dos mil soldaditos en un bello portaaviones camino a Irak para reforzar la lucha contra el terrorismo, que lleva años de masacres[1]. La muerte en todos lados. El dolor que no permite ser monopolizado por occidente, porque todos sangramos igual.
 
Que Charlie si, que Charlie no…
 
Millones de personas en las calles y muchos poderosos corearon juntos “Yo soy Charlie”. Cercanos y lejanos se unieron a la panfletaria consigna. En frente, voces críticas gritaron desde las periferias del mundo “Yo no soy Charlie”, intentando reflexionar sobre la complejidad de lo sucedido. Pero, ¿es este el debate de fondo? ¿La pregunta por el yo soy? Creo que el monstruo es mucho mayor y el análisis debe en consecuencia, ser más profundo.
 
El gran sociólogo francés, Edgar Morín escribió en Le Monde Diplomatique que “Nuestra emoción no debe paralizar nuestra razón, como tampoco la razón debe atenuar nuestra emoción”[2]. Y desde ahí, nos preguntamos: ¿Cuál es el debate fundamental detrás del ser o no ser Charlie? Más profundo que un identificación personal (yo), esta la preocupante elección de Charlie como un modelo civilizatorio (¿Qué clase de humanidad queremos ser?). Entonces, la pregunta se vuelve más colectiva, más apremiante, mas honrada con todos los dolores: ¿Cuáles son las columnas fundamentales de la sociedad en la que queremos vivir?
 
Más allá de la arrogancia de occidente
 
Yo no quiero vivir en un mundo según Charlie. No creo que ese mundo sea humano, no me como el verso de que la libertad de expresión sea definida bajo los entandares de la arrogancia occidental y urbana, reflejada de manera paradigmática en la revista Charlie Hebdo[3].
 
Aquí un alto: nadie esta matizando ni justificando la muerte. Justamente todo lo contrario: para poder denunciar la deshumanización desde sus raíces más hondas, necesitamos dejar los slogans de lado, superar las falsas dicotomías armadas por los medios masivos y así intentar ser honrados ante tanto dolor. Los muertos no se cuentan, se cargan, y de eso saben mucho los pueblos pobres del mundo, por eso nunca daríamos ni el más mínimo guiño a la violencia asesina.
 
Por todo lo anterior es necesario mirar de frente las programáticas palabras de Christiane Taubira, ministra de Justicia de Francia, frente al féretro de uno de los caricaturistas: "En Francia, el país de Voltaire y de la irreverencia, tenemos el derecho de burlarnos de todas las religiones". Simplemente una postal: no se trata de disentir o estar de acuerdo, sino de reflexionar acerca de lo que esas palabras construyen, que aportan a un mundo diverso y complejo cargado de miradas, sentires y creencias de todo tipo. Y frente a esa diversidad, es fundamental condenar esa arrogancia del que ríe, burla y critica siempre desde el poder, es decir desde arriba y desde afuera.
 
Mientras en Charlie dibujaban su nueva portada que acompaña este articulo, millones de musulmanes de a pie seguían haciendo el trabajo duro en los baños de Francia, en las cocinas, en los jardines, y volviendo a dormir en sus suburbios. Claro que Mohamed NO es Charlie como reza su nuevo número, Mohamed es Mohamed, es hijo de un pueblo y guardián del corazón de una fe muy profunda en millones de seres humanos. Claro que Mohamed lloró la muerte de los dibujantes, porque él fue un hombre de justicia y amor a los pobres, el no vivió mofándose.
 
También mientras el sínico “Todo está perdonado” coronaba la arrogancia del que ríe generando victimas, Francia enviaba un nuevo portaviones a Medio Oriente para reforzar su aporte a la llamada “lucha contra el terrorismo”. Claro que NADA está perdonado, claro que miles de bombas seguirán destruyendo familias en Medio Oriente y generando una descomposición social que desangra generaciones[4]. Claro que los cajones de los muertos de occidente, despiertan una venganza mucho más sofisticada, mucho más adornada. Claro, que las risas de los que salvan matando no hacen reír a los que viven muriendo. Claro, parece bastante lógico… bastante deshumano… bastante loco.
 
La tormenta de la violencia
 
No se mira el sol y es profundo el eco de la pregunta del gran Boaventura Sousa Do Santos: “¿Por qué los yihadistas del Emirato Islámico, que ahora son terroristas, eran “combatientes de la libertad” cuando luchaban contra Kadhafi y contra Assad?”[5].
 
Mas que un espiral o un circulo, la violencia parece una tormenta: instalada sistémicamente e institucionalizada, impuesta a algunos pueblos del mundo, la violencia lo destruye todo. No alcanzan los hombros para tanto muerto: los 43 de México, los millones de Irak, las pateras de migrantes hundidas, los muertos del Ebola, los miles de muertos de la guerra social salvadoreña, los pueblos originarios en la Argentina Neocolonial, y un sinfín de dolores mas.
 
¿Qué hacer con tantos muertos? ¿Cómo cuidar la vida que germina de tan dolorosas semillas? ¿Cuándo soplaremos tan fuerte para mover los nubarrones de esta inventada tormenta? ¿Dónde están los sembradores de jazmines en cada Damasco arrasado?
 
No lo sabemos. Pero si sabemos quién no lo hará: No será Charlie y su risa arrogante, no será la Francia de Voltaire, no serán los portaviones que pueblan Medio Oriente, no serán las balas que duermen para siempre niños en Palestina, no serán los medios libres para mentir, no serán los que cuidan matando.
 
Ellos no serán los que sequen las lágrimas y empujen el amanecer. Al menos eso, parece claro.
 
Francisco Bosch
 


[1] Solo a modo de graficar, es interesante mirar esta animación sobre ataques de Drones en Pakistán: http://drones.pitchinteractive.com/
 
[3] Es conocida y muy publicitada estos días la revista que sacaron en tiempos de la masacre en Egipto, diciendo que el Corán es una mierda que no para las balas. Más allá de sentidos del humos particulares, eso no es un aporte para el bien común, para construir un mundo mejor, y es necesario denunciarlo.
[4] Vale como dolorosísimo ejemplo, la actualidad del pueblo Sirio. En palabras de un amigo de ese país: “Nosotros ponemos los muertos”. Un breve video de Acnur ayuda a pensar en una de sus problemáticas https://www.youtube.com/watch?v=Vc_VNvD9B3c 
 
[5] Boaventura Sousa Do Santos, Charlie Hebdo: una reflexión difícil
 
https://www.alainet.org/es/articulo/166886?language=en
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