Acuerdo de Paz: realista, legítimo, territorial y eficaz

29/11/2014
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Una vez se supere la 'tormenta' generada por el caso del general y sus acompañantes en el Chocó y la suspensión que de allí derivó el Presidente Santos de las conversaciones de La Habana, esperamos se retome el análisis de la agenda y especialmente los puntos más cruciales que allí están planteados. Quisiera referirme a cuatro condiciones que los acuerdos, para terminar el conflicto armado deberían tener para que ellos fueran efectivos y la puerta de entrada a una nueva situación.     
 
1. Ser realistas: y de eso tienen mucho, no solo en la propia definición de la agenda, bastante acotada y distante de lo que seguramente serían los deseos de las FARC, pero es que un acuerdo de este tipo no es para que se puedan realizar las transformaciones ideales, sino para abrir unas posibilidades de cambio, lo demás debe ser tarea del debate democrático y de lograr construir mayorías electorales que apoyen programas de cambios políticos. Adicionalmente, la construcción de los acuerdos entre las delegaciones del Gobierno y las FARC han sido una filigrana que ha permitido dejar abierta la posibilidad de que el Gobierno y la sociedad colombianas le cumplan a los campesinos colombianos, por decenios engañados, sino hacer que estas transformaciones contribuyan a un país más equitativo y más moderno.      
 
2. Ser legítimos, este es un elemento fundamental, es decir apoyados por la mayoría de los colombianos, ojalá por la totalidad, de otra manera puede estar en riesgo su refrendación o serlo por unas mayorías muy relativas, pero sobre todo porque estos son acuerdos que en su implementación se desarrollará en el mediano y largo plazo y por lo tanto habría el riesgo de que en unos años sean dejados de lado y eso sería una gran frustración nacional y de repente la razón para nuevas violencias. Por ello son importantes los esfuerzos que se hagan desde el Gobierno para lograr acuerdos con todas las fuerzas políticas y especialmente aquellas que desde posiciones de derecha han sido muy críticas; en ese sentido valoro el llamado del Procurador, que ha sido critico a las mismas, a que se busquen acuerdos entre todas las fuerzas políticas. No es tarea fácil, pero deben hacerse todos los esfuerzos posibles y una primera contribución está en el campo del lenguaje, ni los unos son amigos del terrorismo, ni los otros son enemigos de la paz y de los paramilitares; todos somos colombianos con opiniones distintas sobre un tema muy sensible para el país. Por supuesto las FARC deben hacer una contribución grande en esa dirección con sus hechos, pero también con su lenguaje.     
 
3. Tener una perspectiva territorial, eso cada vez es más claro. Es verdad que hay acuerdos que tienen impacto en el sistema político nacional, especialmente los relacionados con participación política y social, pero el nudo gordiano del desarrollo agrario integral o de la sustitución de cultivos de uso ilícito está en las regiones, justamente donde el conflicto ha estado más presente y ha causado mayores impactos. Por eso cuando se afirma que la paz es regional se está diciendo una verdad de a puño. Pero esto lleva de inmediato a preguntarnos si las regiones -departamentos y municipios- están preparadas o alistándose para esta gran tarea.    
 
4. Deben ser eficaces para transformar las realidades regionales y nacionales y esto tiene que ver con la capacidad del Estado y la organización de la sociedad en los territorios. En lo primero, el Estado debe garantizar los recursos financieros -debemos tener claro que así como financiamos con nuestros impuestos las políticas de seguridad y defensa, igualmente debemos hacerlo con la construcción de paz; claro que tendremos apoyo internacional pero el grueso serán nuestros recursos-, pero especialmente el diseño institucional adecuado para conducir nacionalmente las políticas públicas que implementen los acuerdos y darle el apoyo y soporte a los gobiernos regionales y locales para ello. Eso requiere como contraparte que la sociedad en los territorios se organice o fortalezca su organización, para ser el interlocutor del Estado, pero especialmente para ser su aliado en la implementación de los acuerdos y en el seguimiento local y regional a los mismos. De otra manera es muy difícil que podamos convertir esta oportunidad de construir paz en las regiones, en una de reconciliación nacional y de situarnos como un país moderno y democrático.
 
Alejo Vargas Velásquez 
Profesor Universidad Nacional      
https://www.alainet.org/es/articulo/165829?language=es
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