Los rufianes del FMI
06/11/2014
- Opinión
Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn, Christine Lagarde... ¡qué ramillete! |
Eso de rufianes no es mío, no puedo reclamar la paternidad. Como después de la batalla todos son generales, lo han dicho sobre todo eminentes miembros de la ‘comunidad financiera’, algo acojonados al ver la fantástica reputación de estos super banqueros que –parafraseando a Heraldo Muñoz– son algo así como los “presidentes del mundo” de la banca.
Rodrigo Rato, alias RR
Rodrigo Rato llegó a dirigir el FMI en el año 2004, apoyado entusiastamente por el socialista Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español. Zapatero lo apoyó para sacárselo de encima, aún cuando José María Aznar ya le había hecho la cruz a RR como su posible sucesor en un gobierno de derechas. Se lo propuso dos veces y dos veces Rato rechazó el ofrecimiento. Cuando finalmente se decidió, Aznar había recurrido a Mariano Rajoy y este le había ganado la mano.
La brillante carrera de RR hizo pues un desvío hacia Washington, en donde dirigió el FMI desde el 7 de junio de 2004 al 1 de noviembre de 2007. Viendo que había posibilidades de hacerse con el gobierno de España, Rato renunció y regresó a Madrid. Según la prensa, “…lo que para la mayoría, incluido el Gobierno español, fue un enorme chasco, esto es que Rato dimitiera como director del FMI tras solo tres de los cinco años de mandato, en 2007, para los ratistas fue un momento de euforia.” Algo así como el regreso del Jedi.
En todo caso RR anunció que lo que quería era ganar plata, y puso manos a la obra volviendo a la banca privada. Hasta ahí… ¿todo bien? En el año 2009, luego de algunas escaramuzas internas en el PP –partido heredero del franquismo– Rato se hizo con el poder en Caja Madrid y luego en Bankia, uno de los grandes bancos españoles. De paso fijó su propio sueldo en 2 millones 400 mil euros: tan excelente banquero no podía recibir un salario “reguleque”.
RR volvió a ser alguien con quién había que contar para las grandes decisiones. Sin embargo, a la cabeza de Bankia presidió su penoso y opaco hundimiento. Al banquero del mundo la tarea le quedó grande. Bankia acumuló tantas pérdidas que tuvo que ser nacionalizado: quienes pagaron la borrachera bancaria fueron los ciudadanos españoles de a pie.
Rodrigo Rato, el tipo de fulano que ponen en el trono del FMI para darle lecciones a los países rascas.
Pero el cuento no termina ahí. El 7 de mayo de 2012 el hasta entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, presentó su renuncia por "estimar que es lo más conveniente para esta entidad", y declaró muy suelto de cuerpo que dejaba “una entidad sólida”. Tan sólida que hubo que inyectarle 22 mil 424 millones de euros para salvarla.
Entretanto, el mísero salario de Rodrigo Rato –sólo 2 millones 400 mil euros anuales por hundir el banco– le llevó a utilizar una tarjeta corporativa para pagar algunos gastos menudos: alcohol, regalos, fiestas, restaurantes… y de paso sacar dinero en efectivo.
Por ejemplo, 3.547 euros el 27 de marzo de 2011 bajo el concepto “Venta bebidas alcohólicas”. O bien 2.500 euros en una tienda el 11 de diciembre de 2010, y casi 1.500 euros en un billete de avión el 4 de septiembre de 2011. O un cargo por más de 2.000 euros en un viaje a esquiar el 3 de abril de 2010. En esa época, se gastó más de 1.300 euros en una tienda de lámparas de diseño del madrileño barrio de Salamanca y más de 800 euros en una marisquería. Los retiros en cajeros automáticos tampoco estaban nada mal: unos 17 mil euros extraídos de mil en mil durante su presidencia de Bankia. Y otros gastillos menores, discotecas, taxis, cosillas varias.
Como Rodrigo Rato, ex vicepresidente del gobierno español y ex director gerente del FMI, es español y vive en España –no en Chile– no hubo ni impunidad ni ‘justicia en la medida de lo posible’. Ahora está procesado, y pagó una millonaria fianza para no ir directamente a chirona. Los directores que le acompañaban en el saqueo, y que se gastaron cada uno medio millón de euros del dinero del banco, también están procesados.
La Universidad de Alicante, que le había acordado un doctorado “honoris causa”, se vio obligada a retirárselo… Ese es el peligro con los “honoris causa” inmerecidos, un día te los dan, otro día te los quitan.
El Partido Popular (hermanado con RN y la DC) decidió expulsar a Rodrigo Rato y a otros doce militantes abusadores de tarjetas bancarias institucionales.
Dominique Strauss-Kahn, alias DSK
Cuando Rodrigo Rato dimitió de la dirección del FMI, su sucesor fue el socialista francés Dominique Strauss-Kahn, apoyado entusiastamente por el derechista Nicolas Sarzozy, presidente de la República francesa.
Sarkozy necesitaba sacárselo de encima porque DSK era EL candidato que le disputaría la presidencia al terminar su mandato. Que DSK sería presidente era una suerte de secreto a voces, la elección ya estaba ganada de antemano. Para empezar, en el seno del partido socialista francés, en donde ‘Dominique’ era la rock-star indiscutida.
DSK asumió pues la gerencia del FMI, y a muy poco andar se metió en un lío con una subordinada a la que, luego de someterla a un derecho de pernada, despidió como un preservativo usado. El escándalo fue acallado por el FMI, que recibió las disculpas de su flamante director gerente.
Sin embargo, mientras sus secuaces le hacían una muy notable campaña en Francia, DSK se hacía traer prostitutas de alto vuelo al FMI, acompañadas de dos altos cargos de la policía francesa y de algún empresario. No contento con lo que más tarde daría lugar en Francia a un proceso por “proxenetismo agravado en banda organizada”, DSK aprovechó su pasó por un hotel de New York para violentar a una mucama que venía a limpiar su habitación.
La policía de New York le sacó de la lujosa Primera Clase del vuelo que le llevaría a París, y lo condujo esposado a un lugar de detención. Un año –y dos o tres millones de dólares de indemnización más tarde– DSK se liberó de la acusación de la mucama.
Pero como DSK, ex ministro de Finanzas y ex director gerente del FMI, es francés y vive en Francia –no en Chile– no hubo ni impunidad ni ‘justicia en la medida de lo posible’, y enfrenta un proceso que aún perdura por “proxenetismo agravado en banda organizada”.
Para ganar algún dinerín haciendo uso de sus talentos profesionales, DSK creó una consultora financiera junto a Thierry Leyne, un asociado providencial, sociedad que llamaron LSK, por Leyne, Strauss-Kahn & partners. Como era de esperar, la consultora fue creada en Luxemburgo, EL paraíso fiscal de la Unión Europea.
Pero se ve que el dios Mercurio –dios de los mercaderes y los ladrones– no está con DSK: a poco andar su socio Thierry Leyne se suicidó y la situación financiera de la empresa se degradó a tal punto que su presidente, DSK, dimitió.
Hace unos días, el 5 de noviembre, la consultora LSK se declaró en cesación de pagos, como una concesionaria del Transantiago cualquiera. La explicación fue simple: el socio suicidado habría cometido algunas indelicadezas con el billete… y tú ya sabes, pasa lo que pasa.
Dominique Strauss-Kahn, el tipo de fulano que ponen en el trono del FMI para darle lecciones a los países rascas, estuvo en el cargo desde el 1 de noviembre de 2007, hasta el 18 de mayo de 2011, fecha en la que renunció por los motivos ya expuestos.
Christine Lagarde
Como Dominique Strauss-Kahn, su sucesora a la cabeza del FMI también había sido ministro de finanzas de Francia. Pero no es economista –un punto a su favor– sino abogado.
Nicolas Sarkozy, quién la puso a cargo de las finanzas francesas, solía decir: “Lo único que Christine hace bien es hablar inglés”. Antes de entrar en política, Christine trabajó durante años en un bufete de abogados de negocios en New York.
Parte del legado de Christine Lagarde y Nicolas Sarkozy consiste en un aumento de la deuda pública de 600 mil millones de euros, incremento que fue acompañado en su día por una fuerte baja de los impuestos que pagaban los más ricos. Pecata minuta.
Mientras era ministro de finanzas, Christine Lagarde tuvo que intervenir en un diferendo entre el Estado y Bernard Tapie, un rufián dedicado a los negocios, uno de esos filibusteros de las finanzas que fascinaban al presidente François Mitterrand a tal punto que lo nombró ministro durante su segundo mandato.
Bernard Tapie salió directamente de su ministerio a la cárcel, porque en su calidad de propietario del Olympique de Marsella (OM), popular club de fútbol galo, había comprado árbitros, jugadores adversos, dirigentes y partidos para ganar una Copa europea.
El caso es que mientras estaba en cana y su imperio se hundía, un banco vendió una de sus joyas, la empresa Adidas, y Bernard Tapie estimó haber sido estafado. Así como lo lees.
La justicia no le dio la razón, pero como la fidelidad política de Bernard Tapie se ejerce a título oneroso y en las últimas elecciones había apoyado a Nicolas Sarkozy, le cobró el favor.
De ese modo Christine Lagarde, en su calidad de ministro de Finanzas, aprobó la creación de una comisión de arbitraje que pasó por encima de la justicia, acordándole a Bernard Tapie una reparación superior a los 400 millones de euros (520 millones de dólares), la mayor parte de la cual estaba destinada a reparar “perjuicios morales” (sic).
Hasta ahí… ¿todo bien? Christine Lagarde se fue al FMI.
Pero como Christine Lagarde, ex ministro de Finanzas de Francia y ex directora gerente del FMI, es francesa y vive en Francia –no en Chile– no hubo ni impunidad ni ‘justicia en la medida de lo posible’: la justicia francesa descubrió que la comisión de arbitraje estaba integrada por algún esbirro de Bernard Tapie, y que la famosa “reparación” de 400 millones de euros había sido una estafa.
El domicilio parisino de doña Christine Lagarde fue allanado, y la directora gerente del FMI fue inculpada “sólo” por negligencia, pero inculpada al fin y al cabo en un proceso por daño al erario público, y su suerte depende del silencio de algún ex colaborador.
Christine Lagarde, el tipo de fulana que ponen en el trono del FMI para darle lecciones a los países rascas, rehúsa dimitir de su cargo en el FMI.
Cuando en la TV veas a los “expertos” financieros que vienen a comentar la importancia del agua en la navegación, pregúntate por qué no mencionan estos hechos. Ellos, que se llenan la boca con los “mercaos…” y las previsiones del FMI. La pregunta conlleva la respuesta.
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