No aprenden de la ciencia ni de la historia

11/01/2013
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Que tenemos que morirnos; no se ha encontrado hasta la fecha un remedio para ese “mal”. Y si nos proponemos, en lo que nos espera, es que lleguemos a viejos y no seamos pendejos. He oído decir a mucha gente que quiere llegar a viejo (ja) pero no ser una carga para los familiares, en especial “las propias” y los hijos: “Ojalá Dios me dé vida para mí mismo, para no ser una carga para los demás; que sepa vestirme o caminar por cuenta propia. Que, sino, los propios hijos dicen (y con razón) cuándo se morirá este viejo tal por cual y nos deje a todos tranquilos”. ¿Tranquilos?
 
Algo parecido está ocurriendo con las vidas. Todos quisiéramos que nuestros libertadores o libertadoras viviesen hasta hoy día. Pero ¿qué ocurre? Simón Bolívar se nos fue a los 44 años. Martí se nos fue a una edad similar, luchando por la liberación de su Cuba. Antonio José de Sucre (nuestro libertador y Presidente de Bolivia) fue asesinado en las selvas de Marruecos, cuando se dirigía a Bogotá; y, con seguridad, iba a suceder a Simón Bolívar. Si por los ecuatorianos fuera, querríamos que viva aún el célebre general Eloy Alfaro y que no haya sido asesinado y arrastrado, por las calles de Quito; como lo fue. Así por el estilo; ya que somos mortales y tenemos que morirnos, nos guste o no.
 
El descomunal imperio del norte quiso que Fidel se muera rápido y de una sola vez. Pero Fidel (Castro) sigue vivito en La Habana, después de más de 600 intentos de asesinatos. Y ahora, no quieren esperar que acabe de morirse Hugo Chávez, el que le ganó al “majunche” de Enrique Capriles. Sus seguidores, venezolanos y del mundo entero, esperan que los médicos cubanos hagan una vez más el milagro y que Chávez vuelva a su Venezuela querida, a gobernar, que para eso fue elegido con cerca de 9 millones de votos de sus conciudadanos y conciudadanas. Ya andan por ahí tratando de reemplazar al ganador y sus seguidores, para lo cual necesitan “matarle” de una vez. Si estuviese en el gran imperio del norte, tal vez. Pero, para eso, hay Cuba y médicos cubanos.
 
Cuándo aprenderán que la rabia no es matando al perro rabioso. Cuándo aprenderán de la ciencia y de la historia. Cuándo dejarán de llamarse cristianos, romanos y católicos. Y a no dudar, o querer la muerte del prójimo, así sea un enemigo de la felicidad de unos pocos frente a la infelicidad de los demás. Que ese es el “crimen” cometido por Hugo Chávez y su partido socialista Siglo 21. No es por gusto que ahora hay para todos y para todas las venezolanas. Igual que en Ecuador. Un Rafael Correa, venido del suburbio de Guayaquil, va por la nueva elección, por 4 años más a los 6 que tiene (ha superado ya algunos records que escribieron sus antepasados, en el siglo 20) y se propone romperlos aún más a pesar de que el principal periódico sipiano (de la SIP-CIA) El Comercio de Quito, anticipa que este país (Ecuador) no tolera a los que quieren perpetuarse en el poder. ¿No lo dicen, pero yo supongo que es por no poder?
 
Quieren desaparecer la miseria matando “al perro” que ha osado denunciarlos y les ha probado que están mintiendo. Quieren matar al Chávez “ese” porque “ha descubierto” que lo que da el petróleo alcanza para todos; antes se lo llevaban, en crudo y en cocinado, las famosas transnacionales del petróleo y sus herederos criollos: las oligarquías. Volvemos al Ecuador; la culpa es de Rafael Correa, que ha descubierto que, con lo mismo más lo que están pagando los que nunca pagaron nada al Estado, por lo menos se puede garantizar una viabilidad aceptable, en todo el país; una programación de salud, para todos; y una educación generalizada, para todos. ¡Que hay falencias por el momento! Cómo no. Que indiquen el país en donde se puede introducir todo al mismo tiempo. Siempre pongo el ejemplo: hay 2.000 planteles escolares que han sido modelados y reestructurados; y por ahí hay un plantel que no lo ha sido porque el constructor no respondió, por problemas diversos; o por lo que sea. Entonces, la prensa sipiana (de la SIP-CIA) llega al plantel que no ha sido reestructurado y publica lo que puede. Ignora completamente que los 2.000 planteles han sido remodelados. Decir lo contrario es atentar contra la “sagrada libertad de expresión” (de ellos).
 
Dicen que en las borracheras del “san viernes” hay un paso que sus autores la denominan “la negación de la evidencia”.  Eso es en las borracheras. Pero todos los ecuatorianos y ecuatorianas ven que no solo las carreteras principales están bien, sino todo el país; que en todo hay un no sé qué. ¿Que hay perjudicados?; desde luego. Entre otros los burócratas a quienes se les ha quitado los “premios” que tenían, por el mero hecho de ser burócratas a tiempo completo. No trabajaban bien, en nada o en muy poco. Como les quitaron esas posibilidades (vivir bien, sin hacer mucho o nada) se volvieron enemigos del régimen actual.
 
Vuelvo a lo mío. ¡Que tenemos que morirnos, nos guste o no! Eso se da todos los días. Mientras, no podemos detener la historia. Se ha tratado en vano de que las cosas sigan como “siempre han sido” y de gentes que han ido a parar en la hoguera bárbara o de que han sido ahorcados o de que han muerto de muerte natural, etc. Pero no han parado la historia. Por eso el título de esta lucubración. Podrá morirse Fidel (mañana o pasado mañana o después de muchos años) pero su obra en Cuba ha quedado. Y los que vengan no podrán disfrutar de sus canongías sin rendirle cuentas al pueblo cubano. Podrá morirse de cáncer el comandante Hugo Chávez pero no desaparecerán la pobreza, la miseria (en un país rico) y otros males que ha tratado de desaparecer. Podrán liquidar (política o físicamente) al economista Correa y no por eso desaparecerán la miseria que encontró, la falta de trabajo, la falta de créditos, etc. Pero la situación no mejorará en Ecuador, como no puede mejorar en Colombia, en Panamá, en Perú, en Argentina.
Por eso, no aprenden de la ciencia y de la historia. Los pueblos siguen en lucha y la humanidad sigue adelante. Es posible que la muerte de algún líder de pacotilla, pare la ciencia y la historia. Pero nada más. La historia de la humanidad está llena de estos casos. ¿Acaso no fue pasajero que haya un Hitler por ahí para que la propia Alemania se ponga a pensar? ¿Acaso no fue pasajero un Pinochet en Chile, para que pase a ser un país “ejemplo” en Suramérica, que se desmorona a cada momento? Y así por el estilo. Un escritor ecuatoriano decía –y con mucha razón- desgraciado el pueblo cuya juventud no haga temblar al mundo. Y así hemos cambiado. No es por gusto que la humanidad ya no es lo que era, aunque a muchos les gustaría que no cambie nunca.
 
Hace siglos que los médicos investigadores descubrieron eso que nuestro Eugenio Santa Cruz y Espejo se adelantó en el siglo 19; descubrió: que había unos “bichos” muy pequeños, que no eran vistos por el ojo humano, que eran los causantes de las muertes y de las epidemias. Hace siglos que se descubrió que no solo era cuestión de matar al “perro rabioso” para que el mal se cure, sino que había que acometer el mal, en su macro y micro, para encontrar una cura definitiva. Los aficionados a la “mano de gato” son expertos en vender lo que no necesitan mediante el escondite de sus males. Los aficionados a “matar al perro” sienten que han solucionado un problema, momentáneamente, pero no encuentran un bien definitivo.
 
Eso es lo que no aprenden, aunque la humanidad, en siglos de historia, ha experimentado lo contrario.
 
Quito, enero 11 del 2013.
 
Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador
 
https://www.alainet.org/es/articulo/163827
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