Fuero militar: victoria de tendencia guerrerista

17/12/2012
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Con la reforma al fuero militar aprobada por el Senado, triunfa un estado gobernado por una clase anclada históricamente en la guerra, la barbarie y el crimen
 
La idea de que en adelante sean tribunales militares, la justicia militar, los que se hagan cargo de los delitos, crímenes y violaciones de derechos humanos cometidos durante el servicio o fuera de éste por militares y agentes activos de los aparatos de seguridad del Estado, es una victoria de la tendencia guerrerista que gobierna en Colombia. Se pretende con ello que creamos en una mentira repetida centenares de veces: que la justicia ordinaria se hará cargo de los delitos como genocidio, desaparición, violencia sexual, ejecuciones extra judiciales o fuera de combate (los mal llamado falsos positivos), tortura, desplazamiento y demás crímenes contemplados por el Derecho Internacional Humanitario.
 
El fuero militar es un desafuero porque deja una vez más las manos libres a los militares para que sigan cometiendo crímenes, como lo han hecho por décadas. O es que acaso no ostenta este país uno de los mayores records en violaciones de los derechos humanos durante varias generaciones? En el fondo lo que se busca es darles más capacidad y seguridad jurídica para que lleven a cabo la tarea de acabar con el terrorismo, nos dicen, con los terroristas que terminamos siendo todos y todas las que disentimos, nos oponemos, descreemos en la esencia inhumana de esta sociedad, de este sistema capitalista y de esta forma de gobierno del terror.
 
El fuero militar fortalece la indiferencia como respuesta social a la barbarie. Y ocurre así sepamos que el Estado ha sido el principal ejecutor de acciones de terror contra la población. El primer usufructuario del terror a nombre de la razón de Estado, que no es otra que la razón de la clase dominante y violenta que ha gobernado a Colombia. En pocas palabras, en adelante serán más crímenes contra ti, contra él, contra ella, contra nosotros, contra nosotras. Con quien disienta y se oponga a este deleznable estado de cosas que caracteriza a la sociedad. Como bien señala el psicólogo José Fernando Velásquez, “La racionalidad instrumental y burocrática de la violencia, el desplazamiento o el exterminio, y el surgimiento de una segregación incorporada en el quehacer cotidiano como indiferencia social, de una manera irrefutable, son características singulares de la actual sociedad colombiana".[i]
 
O como afirma Manuel Humberto Restrepo en, Todo fuero es un desafuero[ii]:
 
“Las prácticas de desigualdad cada vez son más fuertes, (...) se extienden a la cultura y la economía y crean escenarios políticos cada vez más poderosos, que incluyen los fueros especiales que fortalecen el terror como practica institucional y concluyen con la impunidad. Los fueros, son exenciones o privilegios que una autoridad, legalmente constituida, (…) ofrece a determinado grupo social, institucional, económico o profesional. Sin importar a quien se otorgue un fuero este socava profundamente la igualdad, desiguala, los fueros se instalan como prótesis a favor de alguien que resulta beneficiado sobre los demás. Otorgar un fuero es permitir por vía legislativa burlar la esencia de los derechos, consagrar para uno lo que es negado para otro. Un fuero es una conjugación de discriminación y exclusión, de arbitrariedad y negación de la justicia. Todo fuero es un desafuero, un equívoco que lesiona la capacidad de otros y entrega la oportunidad al portador del fuero para sobrepasar la barrera de los derechos…”
Sin duda, con el nuevo fuero militar se vuelve a entregar la capacidad a la maquinaria militar para que ejerza libremente la oportunidad de matar, de violentar ciudadanos por el simple hecho de la sospecha pero con garantías y protección jurídica, la que les otorgó un Senado al que han llegado tramposa y deshonrosamente los más procaces azuzadores del terror. Pero esa capacidad, ese manos libres, lleva el sello de una clase dominante ya bastante rancia en el uso y abuso del poder. Ésta perversa concesión al aparato militar, aparte de innecesaria ya que han gozado de total impunidad (basta mirar las cifras de crímenes de estado e impunidad), legitima la guerra en la sociedad de parte de un Estado que se ufana en la búsqueda de la paz por medio del diálogo. La verdad es que el fuero militar reafirma la naturaleza del Estado, pues las armas seguirán siendo una herramienta de uso ilimitado por parte de una institución que le ha quitado la vida a miles de ciudadanos para luego ser protegida por la más espantosa impunidad.
 
Le explicamos qué es el fuero militar y cómo funcionaría,[iii] dice radio Caracol, la emisora que no respeta objetividad, se parcializa siempre, falseadora de la verdad y realidad social, otro de los grandes actores en el largo conflicto colombiano. Que han conseguido que ese Otro humano no sienta empatía ni la más mínima compasión por el Otro que ha cargado la cruz de la violencia estatal y paramilitar, aquellos otros millones sobre los que los medios de comunicación comerciales han contribuido a crear la indiferencia social ante la masacre, desplazamiento de campesinos y los miles de desaparecidos o descuartizados con motosierra por la maquinaria paramilitar. Que ha contribuido sin recato alguno, como sus pares RCN, La W, EL Tiempo, EL Colombiano a fomentar el silencio y la cultura del miedo ante la barbarie. Los grandes medios manipulan la información, inducen a la indiferencia social y la imponen como la realidad del discurso oficial.
 
Comandantes de fuerza aérea y ejército explicaron que sigue para la Fuerzas Militares, se anuncia en la radio. Qué creen ustedes que sigue? Más muertes de ciudadanos que quedarán impunes, sin castigo, que supuestamente serán investigadas por cortes marciales.
 
 Por eso afirmamos que quienes nos gobiernan, con la aprobación del fuero penal militar, criticado por todas las ONGs defensoras de derechos humanos del país y del mundo, no es real ni seria la búsqueda de una paz estable y duradera. Porque, ¿qué se busca con proteger a la próxima generación de asesinos a sueldo del aparato estatal? ¿Para qué ofrecer más protección jurídica a la muerte, no es suficiente la barbarie que hemos alcanzado? ¿Para qué nuevas garantías a los mercenarios del Estado, qué pretenden proteger en un país cuyo lastre de enajenación por la larga  guerra nos hace cada vez más inhumanos? ¿Cuándo vamos a conquistar un Estado que sea estandarte de la dignidad humana y no el celoso guardián de la muerte en que está convertido?
 
Notas
 
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/163368
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