Sociedades líquidas

05/12/2012
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Madame Bovary pasa su mayor parte del tiempo haciendo el amor, más en la imaginación que en la realidad, mientras su marido está ocupado visitando pacientes en el campo. Con frecuencia se denuncia la pérdida de contacto con lo Real, sustituido por un Virtual, a través, por ejemplo, del Internet y su interacción social. Los abonados a Internet se estiman en 2,406 millones, y en su uso desagregado, el 85% de la gente de todo el mundo está conectada online, envía y recibe correos electrónicos, y un 62% se comunica a través de redes sociales tales como Facebook, twitter, principalmente. El teléfono celular ha multiplicado por diez la proximidad de los contactos. Preocupa los NiNis, los jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan.
 
Contrario a quienes denuncian un aislamiento humano, estas herramientas posibilitan que los miembros de esta amplia comunidad humana nos acerquemos, rompiendo las barreras del mismo espacio físico. Ubicuidad real. ¡Ciudadanía Mundial! Quizá hoy la palabra amnistiado entre en desuso, no nos pueden apartar, arrebatar de la presencia virtual de nuestros seres más cercanos. Este arrojo de medios para enlazarnos y expresarnos, es la devolución de la palabra al pueblo, antes quitada por el monopolio del poder. Estamos cerca de una verdadera democracia, las posibilidades de comunicarnos son irrestrictas, infinitas. Estamos en el universal posible, en la conexión universal, ciudadanos líquidos del mundo. Lo volátil, lo líquido impera sobre lo concreto. Por todas partes de nuestro alrededor, la lengua reemplaza la experiencia; el signo, Suave, sustituye a la cosa dura.
 
Los Cinco Sentidos versus el imperio de los signos. El sonido de la moneda no equivale a la moneda, el olor de las cocinas no llena el estómago famélico, la publicidad no es la cualidad. La lengua que gusta anula el gusto o el beso que se recibe. Prohibido comer de gorra. El parásito es el animal instalado en casa del otro sin que este nunca pueda sospechar de él. Como salvar a los más pobres de la muerte apresurada y segura. ¿Cómo pensar en la fragilidad de las cosas y del mundo?
 
Vivimos en una inmensa mensajería. Mensajeros. Mensajes. Mensajería. Emisores y receptores, pocos intermediarios, por fortuna. En resumen es el programa del trabajo. Ya no trabajamos sobre la materia sino sobre lo volátil. La red. Ya no es la materia sino lo líquido, las sociedades líquidas. Hoy los obreros, en su inmensa mayoría, no llevan sobre sus hombros, concreto, sino cables para conectar a los hogares. Y los técnicos descifran el código para romper la cerradura del wifi y hacerlo libre en cierto rango geográfico. Aún democracia limitada. De lo sólido a lo volátil. Hace mucho tiempo fuimos predominantemente agricultores. Luego herreros. Hoy mensajeros. Cuando cambia la ciencia, el aprendizaje se transforma: cuando los canales de enseñanza cambian, el saber se transforma; y las instituciones le van a la zaga.
 
Nunca antes hemos estado tan cerca de un enlazamiento de la humanidad, del Contrato Social. La raíz concreta de la palabra contrato, la ligazón, la cuerda, amarrados o desamarrados. Contrato significa que un colectivo cualquiera tira de algo: una carreta, un fardo. Para hacerlo, se necesitan lazos que asocien a los que arrastran, y a éstos con su cosa arrastrada. Tres relaciones en la tierra global: los que componen la globalidad terráquea a partir de las localidades, y finalmente las que religan estas dos redes. La humanidad flota como un feto.
 
¿Los hombres? Es decir de la tierra y de la humanidad. Con el parásito negociamos un contrato como una especie de simbiosis. Es el tratamiento que se le da al cáncer, conjunto de células malignas que en vez de expulsar debe aprovecharse para que trabaje a favor. Vale más un equilibrio simbiótico que lanzarse a la guerra. En lugar de arrasar despiadadamente todos los gérmenes, como lo impone el puritanismo. La siembra de leche cuajada produce a veces deliciosos quesos. ¿Qué es un enemigo? Con frecuencia un conjunto de compinches que yo mismo produje y con el cual estoy obligado, condicional, continuamente a contratar.
 
Estamos más cerca de la anhelada libertad. La posibilidad de instalarse por cuenta de cada quien, no importa el precio que haya que pagar por la chifladura, pues los pensamientos legítimos correrán por las autopistas. Obsérvese que la libertad de pensar permanece rara. Sorprende entonces la idiosincrasia del guerrero. Las heridas recibidas, imponen la reacción casi salvaje de plantar la carpa en un lugar alejado, incluso si el lugar donde se detiene es desértico, puesto que no hay medios para ir a otra parte. Hay que llenarse de fuerzas para inventarse un camino por fuera de las rutas ordinarias. Aventurar como el filósofo cuando está perdido busca y hace mal tiempo, se impone pronto la necesidad de construirse una balsa o un barco, una arca, una isla incluso, sólidos y consistentes, dotarlos de utensilios, objetos y abrigos y poblarlos de personajes. Luego. Que venga quien quiera.
 
No se puede saltar de pie juntillas por el peligro de la repetición. Apelamos saltar de la generación del consumo y la repetición por la de la creación, en pleno y buen ejercicio de nuestra libertad. El reto es la Invención. El objetivo de la repetición es su emancipación. El fin de la copia. La repetición no es seria. La invención sí que los es. Pasar del consumo a la producción de contenidos en donde se exprese la diversidad de los mundos particulares que son cada cultura. ¡Viva la diferencia! Viene a bien sentir y practicar una gran amistad por personas que no piensan como nosotros, y de las que el desacuerdo nos instruye más, que los otros que nos alaban. Pensamiento libre e inventivo. La velocidad es la elegancia del pensamiento que se burla de la estupidez pesada y lenta. De la inteligencia es lo inesperado, de la estupidez lo previsible. Lo repetitivo se degrada a lo largo de la cadena de las copias. Es preferible avanzar, incluso rápido, corriendo el riesgo de caer, dejando algunas debilidades. Es mejor la invención acompañada del peligro de errar, a la seguridad rigurosa, paralela al riesgo de inmovilidad.
 
La invención es contraria a la repetición. Las ideas nuevas vienen del desierto, de los anacoretas, de los solitarios, de los que están retirados y que no están sumergidos en el ruido y en el furor de la discusión, repetitiva que hace que se permanezca en él, permanencia en el mismo punto sin lograr avance alguno. El barullo siempre hace tanto ruido que es imposible que se pueda pensar. ¡Abajo los coloquios y los dogmas de fe! Que en su lugar el dinero sea empleado, gastado para construir cartujas, con la obligación de reserva y de silencio. Hay ya demasiados debates. El pensamiento y la invención mueren a causa de la discusión permanente.
 
Los orígenes de la palabra amor nos llevan a los trovadores que cantaban en lengua occitana cuando partían a las cruzadas. Se trataba entonces de cantar a las princesas lejanas. Las lejanías nos acercan en la amistad. Con Michel Serres, quien nos inspira, alabamos la virtualidad, esta sociedad líquida en la que nos encontramos.
 
Historiador
Twitter: @mauriciojota
 
https://www.alainet.org/es/articulo/163122?language=es

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