Diálogo FARC/Gobierno colombiano: la trastienda

14/10/2012
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(Reporte. Ciudad de México. 10/012) Hace al menos un año, diplomáticos y funcionarios noruegos, cubanos y venezolanos facilitaron espacios y comunicaciones para los contactos entre personeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias/Ejército del Pueblo (FARC-EP) y del gobierno de Colombia, para el inicio de un diálogo entre ambas partes.
 
Sedes diplomáticas en Bogotá, lugares secretos y casas de protocolo en La Habana fueron sitios donde se iniciaron los primeros acercamientos entre la guerrilla más antigua del continente y la administración de Juan Manuel Santos.
 
Los mensajes reservados entre insurgentes y gobierno datan de hace dos años.
 
Un “encuentro exploratorio” se dio entre febrero y agosto de este año en Cuba, actuando Noruega y La Habana como garantes y Venezuela como “facilitador de logística y acompañante”.
 
La idea central es encontrar “una salida política” al conflicto armado colombiano, en lo que estarían comprometidos tanto las FARC-EP como el gobierno de Santos.
 
Durante septiembre recién pasado se avanzó en la consolidación de las bases del diálogo en encuentros efectuados reservadamente en La Habana y este mes de octubre se iniciarán las pláticas formales en Oslo, Noruega. Luego continuarán en la isla.
 
El proceso iniciado entre las partes no incluyó el alto al fuego. Para que los representantes insurgentes pudieran salir de la profundidad rural de las zonas de combate en Colombia, la Fiscalía General debió suspender las órdenes de detención.
 
Los delegados oficiales de las FARC-EP son Iván Márquez, Marco León Calarcá, Ricardo Téllez, Andrés París y Simón Trinidad (detenido en Estados Unidos pero que tiene acceso por vía de teleconferencia). Los representantes del gobierno de Santos son: el ex Vicepresidente, Humberto de la Calle; el representante del empresariado, Luis Carlos Villegas; el ex Director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo; el general en retiro, Jorge Enrique Mora; Frank Pearl, ex Comisionado de Paz y Sergio Jaramillo, consejero de Seguridad Nacional. Además, ambas partes tienen designados 30 delegados adjuntos.
 
El Presidente Juan Manuel Santos indicó que “en el mundo de hoy, en las condiciones de hoy, tenemos unas grandes posibilidades de alcanzar una solución negociada al conflicto. Ese sería un cambio tremendo para Colombia”.
 
En entrevista con el periodista Gerardo Arreola, corresponsal en La Habana del diario mexicano La Jornada, el representante de las FARC-EP, Marco León Calarcá, dijo que “tenemos una expectativa positiva” y manifestó la voluntad de “hacer política, ser de oposición sin que necesariamente eso implique ser objetivo militar”. Hablando del diálogo con el gobierno, añadió que “habrá que mirar hasta dónde es la confianza, las condiciones que hay. Eso dependerá de la discusión y mucho del desarrollo de las fuerzas políticas y sociales del país y de la solidaridad internacional”.
 
Oficialmente Chile es “acompañante” en este proceso y los gobiernos de Uruguay, República Dominicana, El Salvador, Argentina, Guatemala, Brasil y Estados Unidos manifestaron su respaldo al diálogo insurgencia/gobierno. El Papa Benedicto XVI dijo en su casa de reposo en Castelgandolfo que “espero que cuantos tomen parte en esa iniciativa se dejen llevar por la voluntad del perdón y reconciliación, en la sincera búsqueda del bien común”.
 
El marco para el diálogo lo constituye el documento titulado Acuerdo General para la Terminación del Conflicto que al inicio señala que “la construcción de la paz es un asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación de todos, sin distinción; que el respeto a los DDHH en todos los confines del territorio nacional es un fin del Estado que debe promoverse; el desarrollo económico con justicia social y en armonía con el medio ambiente es garantía de paz y progreso”.
 
El Acuerdo fue firmado en Cuba por delegados guerrilleros y personeros del gobierno colombiano y estableció “la decisión mutua de poner fin al conflicto como condición esencial para la construcción de la paz estable y duradera, atendiendo el clamor por la paz”.
 
La idea convenida es tener “conversaciones directas e ininterrumpidas” para “alcanzar un acuerdo final para la terminación del conflicto” aunque se precisó que “las conversaciones se darán bajo el principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado”.
 
El documento estableció una serie de temas: agrarios, acceso a la tierra, participación política, solución al problema de las drogas, derechos humanos y algunos objetivos como “cese al fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo”.
 
Tal como se había especulado, un actor central en el inicio del diálogo fue el comandante Alfonso Cano, quien reemplazó al líder histórico de las FARC-EP, Manuel Marulanda, quien falleció víctima de una enfermedad sin que las fuerzas militares lograran ubicarlo.
 
Siempre se dijo que Cano podría abrir un espacio a la salida política. Con él, el Presidente Santos inició los contactos confidenciales. Cano había declarado que “las FARC-EP (reitera) una vez más que creemos en la solución política, que creemos en el diálogo, que creemos viable la consigna central…el diálogo es la ruta”.
 
Sin embargo, en una operación bélica, el Ejército colombiano mató a Alfonso Cano. Pese a eso, la guerrilla siguió con las gestiones. En la entrevista con La Jornada, Marco León Calarcá manifestó que “los acuerdos se tambaleaban. Pero después de respirar mil veces decidimos mantener en alto la que ha sido nuestra bandera, la bandera de la paz, por encima del dolor, de la dureza de los golpes”.-
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/161849
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