El marxismo ya no responde a la realidad
19/04/2012
- Opinión
Lo dijo recientemente el Papa, camino de Cuba. Y es cierto, ¿pero qué marxismo? Como también puede ser cierto, que el cristianismo no responde a la realidad, si hablamos de una realidad en que impere la igualdad, la justicia, la fraternidad, la libertad, la paz.
Muchas realizaciones históricas del marxismo son perversas: crímenes de Stalin, atrocidades de la Revolución Cultural China, totalitarismo de Kim Jong-Un en el Estado Socialista del Corea del Norte, negaciones de la libertad religiosa y de otros derechos humanos. Igualmente, son perversas muchas realizaciones históricas del cristianismo: inquisición, quema de brujas, tortura de sospechosos de herejía, justificación de imperialismos invasores, discriminaciones y negación de otros derechos humanos. Perversiones que no responden a la realidad ideal que todos buscamos.
El pensamiento de Marx, tal como aparece en su obra, no defiende esas perversiones, más bien propone otras ideas muy distintas, por las que muchos buenos marxistas han luchado y han hecho avanzar a la humanidad. El mensaje de Jesús de Nazaret no concuerda con las perversiones ocurridas en la historia cristiana y proclama principios y valores magníficos, por los que han luchado innumerables cristianos y que han hecho avanzar a la humanidad.
Y es que un buen proyecto no queda invalidado por unas malas realizaciones.
El marxismo, científicamente hablando y el cristianismo éticamente, critican al capitalismo como proyecto, pues defiende en su misma lógica la desigualdad, la injusticia, la competencia agresiva, el lucro, la ley del más fuerte, la explotación de unos por otros. Es, como proyecto, perverso, aunque depare ganancias, privilegios y monopolios a las minorías de siempre. Con sólo 50.000 millones de dólares (un 1 % de lo dado a los bancos) se podría erradicar el hambre del mundo. Sin embargo, esta Ayuda Oficial al Desarrollo se recorta y en unos pocos años de crisis se inyectan a los bancos billones de dólares. El sistema neoliberal, hoy globalizado, no se propone ni tiene voluntad de evitar la muerte de 80.000 personas que fallecen diariamente por falta de alimento.
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
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