Suicidio en el embarazo

16/04/2012
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Recientemente, el Fondo de Población de las Naciones Unidas inauguró en El Salvador un taller de investigación sobre el suicidio relacionado con el embarazo, en el que también participan los ministerios de Salud de Guatemala, Honduras y Perú. Según el organismo mundial, en América Latina la relación entre el suicidio y la salud sexual y reproductiva no ha recibido suficiente atención por parte de las políticas públicas, porque la investigación y los datos disponibles al respecto son escasos, y porque los determinantes sociales asociados a ambos fenómenos son complejos y culturalmente sensibles.
 
Ahora bien, la vinculación del suicidio con la salud sexual y reproductiva comenzó a hacerse visible a raíz del estudio de la muerte materna. La aplicación de metodologías diseñadas para disminuir el subregistro de la mortalidad materna permitió develar que entre las causas de esta se encontraba el suicidio y que su tasa de incidencia era elevada. El Salvador es uno de los países que participó en estas iniciativas y en 2005-2006 realizó el estudio de la mortalidad materna, que resultó ser un parteaguas en el control epidemiológico de este tipo de defunciones.
 
Según el sistema de vigilancia de muerte materna del Ministerio de Salud de El Salvador, en 2011 el suicidio representó la tercera causa de muerte materna después de los trastornos hipertensivos y de la hemorragia asociada al embarazo. El seguimiento de los casos de suicidio identificados dio cuenta de la existencia de un patrón: las madres, especialmente las adolescentes, optaron por quitarse la vida ante una situación de desesperanza asociada con el embarazo. De hecho, a pesar de que la muerte materna por suicidio se presenta en todas las edades reproductivas, su incidencia se eleva en las adolescentes. En nuestro país, por ejemplo, el año pasado, el 57 por ciento de las defunciones maternas de adolescentes fueron suicidios. Hay aquí un desafío urgente para la prevención, la investigación y la inversión.
 
Se calcula que el 20 por ciento de los adolescentes de todo el mundo tiene problemas mentales o de comportamiento. La depresión es la enfermedad que más contribuye a la carga mundial de morbilidad entre los jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, y el suicidio es una de las tres causas principales de mortalidad entre las personas de 15 a 35 años. Se estima que, en conjunto, unos 71 mil adolescentes cometen suicidio anualmente y una cifra 40 veces superior lo intenta. Entre los principales factores desencadenantes del suicidio están la depresión asociada con un embarazo no deseado; los maltratos en la infancia; la violencia en la familia, la escuela y el vecindario; la pobreza y la exclusión social.
 
Para las autoridades salvadoreñas, el embarazo adolescente es un problema de salud pública y como tal debe ser encarado. Desde su perspectiva, eso implica, entre otras cosas, avanzar hacia modelos de educación sexual adecuados para el sistema escolar y que permitan a los adolescentes entender su sexualidad y proteger su salud sexual de forma responsable e informada. Asimismo, supone consolidar modelos de atención de salud adecuados a las características y necesidades de este grupo; y apoyar a las familias y tutores de las niñas adolescentes en su función protectora y garante de sus derechos humanos, y a los sistemas comunitarios para la protección de su integridad física y emocional.
 
El informe sobre el estado de la infancia 2011 enfatiza la necesidad de proporcionar servicios de salud sexual y reproductiva a los niños y niñas que están en los primeros años de la adolescencia, e impartirles conocimientos sobre este tema. Las razones las señalaba el informe de manera precisa. Primero, muchos adolescentes inician tempranamente su vida sexual: América Latina es la región con la mayor proporción de niñas adolescentes que afirman haber iniciado su vida sexual antes de los 15 años (un 22 por ciento). El segundo motivo tiene que ver con las grandes diferencias entre los niños y las niñas adolescentes en cuanto a los comportamientos y los conocimientos sobre salud sexual y reproductiva: las niñas adolescentes tienen más probabilidades de iniciar tempranamente su vida sexual, pero también menos probabilidades de usar métodos anticonceptivos. La tercera razón se encuentra en los peligros a causa del género: cuanto más joven es la niña al quedar embarazada, esté o no casada, mayores son los riesgos para su salud. Un estudio que se realizó en América Latina muestra que las niñas que dan a luz antes de los 16 años tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con la maternidad que las mujeres mayores de 20 años.
 
Pero mientras llegan las políticas públicas que logren con eficacia contrarrestar el suicidio por embarazo, hay actitudes que debemos cultivar ahora mismo: hay que aprender a pedir ayuda cuando la ocasión lo amerita, hay que saber adónde acudir cuando se está en dificultades, hay que tener una razonable autoestima, hay que desarrollar intereses variados, aprender a pedir consejo antes de tomar decisiones relevantes, saber tolerar frustraciones, saber amarse y amar a los demás, y siempre pensar en qué medida nuestros actos afectan a otros.
 
Acompañamiento; mucho diálogo; formación de niños y adolescentes en el respeto a la vida, propia y ajena; mucho amor son aspectos que pueden convertirse en verdaderos antídotos contra el suicidio, especialmente durante el embarazo. Pasión por la vida y compasión por el que sufre son dos actitudes que han de mantenerse tanto en las políticas públicas como en el espacio primario de la familia.
 
Carlos Ayala Ramírez, director de Radio YSUCA
 
https://www.alainet.org/es/articulo/157230?language=es
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