Por la solución política al conflicto colombiano
11/03/2012
- Opinión
“Colombia es un país donde ríos de oro se mezclan con ríos de sangre.” Eduardo Galeano.
El conflicto interno en Colombia lleva casi seis décadas, y se ha convertido en uno de los más antiguos del mundo, junto al de Palestina y Cachemira.
En esta confrontación, la población civil ha sido la primera víctima. Según las cifras que manejan las organizaciones de derechos humanos, nacionales e internacionales, son más de 60 mil los detenidos-desaparecidos; ocho mil presos políticos; cientos de fosas comunes; cinco millones de campesinos, indígenas y afrodescendientes violentamente desplazados de sus tierras en los últimos diez años, y miles de asesinatos políticos cada año. Instancias internacionales, como la ONU, señalan al Estado, junto a sus grupos paramilitares, como el máximo responsable de tal violencia. La insurgencia, representada en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, aunque en una muy mínima proporción, también tiene su responsabilidad.
Al analizar la historia política del país, se puede afirmar que la guerrilla es consecuencia y no causa de una guerra que tiene raíces económicas, políticas y sociales. También se constata que desde hace 30 años la insurgencia ha insistido por una salida política negociada al conflicto. En los intentos de diálogo que ya se han realizado, los sucesivos gobiernos han utilizado pretextos para romper y no avanzar en la búsqueda de una paz con dignidad. El asesinato a comandantes de las FARC, y la persecución con el mismo fin de los del ELN está encaminado a bloquear las demandas de una negociación.
Igualmente, hemos sido testigos de las grandes movilizaciones realizadas por extensos sectores del pueblo colombiano clamando y exigiendo, una salida política que lleve a la paz con justicia social.
En los últimos meses el gobierno colombiano repite que el conflicto solo concierne a los colombianos. Pero resulta fácil comprobar, observando la geopolítica, que esto no es así, pues por múltiples razones ya incumbe a la región y al continente. Igualmente, al repasar la historia se constata que Estados Unidos tiene una gran responsabilidad en su recrudecimiento, al pretender convertir a esta nación en una base militar continental, con el fin de contener los proyectos democráticos que se desarrollan en América Latina. Mientras que instancias regionales como la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, han proclamado a la región como un territorio de paz.
Por lo anterior, hacemos un llamado al gobierno de Colombia y, por extensión, al de Estados Unidos, para que escuchen al pueblo colombiano, y se acepte la propuesta de la insurgencia para buscar una solución política negociada al conflicto.
Convencidos estamos que la salida es política y no militar.
Lunes 12 de marzo de 2012
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, Argentina.
Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Suiza.
Piedad Córdoba, vocera de “Colombianas y Colombianos por la Paz”, Colombia.
Martín Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz, Paraguay.
Hernando Calvo Ospina, periodista, Colombia/ Francia.
Gilberto López y Rivas, Catedrático, México.
Hugo Moldiz Mercado, Periodista, Bolivia.
Paul-Emile Dupret, asesor Parlamento europeo, GUE/NGL, Bélgica.
Alfonso Sastre, escritor, España.
Roberto Fernández Retamar, escritor, Cuba.
Santiago Alba, periodista, España/Túnez.
James Petras, sociólogo, Estados Unidos.
Ramón Chao, periodista, España/Francia.
François Houtart, teólogo, Bélgica.
Pascual Serrano, periodista, España.
Aram Aharonian, periodista, Uruguay/Venezuela.
Carlos Fazio, periodista, México.
Fernando Buen Abad Domínguez, filósofo, México.
Carlos Padrón, actor, Cuba.
Manuel Cabieses Donoso, periodista, Chile.
Carmen Bohórquez, Historiadora, Venezuela.
Stella Calloni, periodista, Argentina.
Belén Gopegui, escritora, España.
Alejandro Dausá, sacerdote, Argentina.
Constantino Bértolo, editor, España.
David Acera, actor, España.
Mario Casasús, periodista, México.
Paul Fortis, escritor, El Salvador.
Ricardo Bajo, periodista, Bolivia.
Carlos Aznárez, periodista, Argentina.
Jorge Capelán, periodista, Nicaragua.
Miguel Alvarez Gándara, Serapaz, México.
Sara Rosenberg, escritora, Argentina/España.
(Siguen firmas…)
https://www.alainet.org/es/articulo/156452
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