Mis películas favoritas (y otras más) en 2011

25/12/2011
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La crisis económica internacional ha golpeado severamente a las industrias del entretenimiento. Esta situación es visible en todo el mundo y se acentúa en Estados Unidos. En el caso de Hollywood, sobre todo en lo que toca a las series de televisión, se optó por cancelar numerosas producciones, acortar las temporadas de otras tantas y, en casos extremos, bajar los sueldos de los actores, como ocurrió justamente en el caso de Los Simpson, donde quienes dan vida –o más bien voz- a la loca familia de Springfield, aceptaron, tras arduas negociaciones, una reducción salarial del 30 por ciento. En el rubro de las producciones cinematográficas, tomando como referente el número de boletos vendidos, las cifras preliminares para 2011 en la Unión Americana arrojan mil millones 240 mil entradas, que representan ventas por un valor de 9 mil 900 millones de dólares, cifra que apenas supera a la mostrada en 2008, y que está por debajo de las ventas de 2009 y 2010 (véase http://www.the-numbers.com/market/).
 
La película que más boletos vendió en 2011, fue Harry Potter y las reliquias de la muerte, que produjo ganancias por casi 378 millones de dólares, cifra inferior a los ingresos que en 2010 generó la deliciosa Toy Story 3 (415 millones de dólares), y ciertamente muy por detrás de la película que más dividendos generó en los pasados 15 años: Batman: el caballero de la noche (583 millones de dólares), estrenada en 2008.
 
En México, la historia no es distinta. Las películas más vistas en Estados Unidos también lo fueron a nivel nacional, aunque con algunas variantes importantes, dado que tres producciones mexicanas lograron abarrotar los cines: Don Gato, Rescatando al soldado Pérez y Presunto culpable.
 
Pese a la crisis, la calidad cinematográfica –haciendo a un lado las películas más comerciales- sobrevivió, y se estrenaron diversas producciones muy bien logradas. A continuación una lista de lo mejor de 2011 en la pantalla grande. Se les presenta en orden decreciente, es decir, la que aparece en primer lugar es, a juicio de quien esto escribe, la mejor, y así sucesivamente.
 
1. La llave de Sarah (Elle s’appelait Sarah, Sarah’s Key) de Gilles Paquet Brenner. Estelarizada por la extraordinaria actriz Kristin Scott-Thomas, la película se ubica de manera alternada en los tiempos de la segunda guerra mundial y en la época actual. Basada en el celebrado libro del mismo nombre de Tatiana de Rosnay, cuenta la historia de una periodista (Scott-Thomas) quien investiga en torno a Vel’ d’Hiv, lugar al que las autoridades francesas –que resultaron más papistas que el Papa, es decir, más nazis que los nazis- remitieron a los judíos franceses, a quienes posteriormente enviarían al campo de concentración de Auschwitz para ser asesinados durante la invasión germana al territorio galo. La película rompe con el mito de que sólo los alemanes eran nazis –algo de lo que ya se había encargado, por su parte, Steven Spielberg en Schindler’s List, donde destaca el hecho de que había alemanes “buenos.” En la película queda claro que la burocracia, la policía, el servicio secreto y el ejército franceses persiguieron, despojaron de sus propiedades y fueron tan desalmados como los nazis durante el régimen de Vichy contra los judíos residentes en Francia. También se muestra la solidaridad de muchas familias franceses residentes en la campiña quienes, arriesgando sus vidas, dieron protección y refugio a los judíos franceses que lograban escapar de Vel’ d’Hiv. Pocas veces una adaptación cinematográfica logra ser tan fiel al libro del que se originó. Y como la cereza del pastel figura otra cátedra actoral de Kristin Scott-Thomas.
 
2. La piel que habito de Pedro Almodóvar. Antonio Banderas regresa con Almodóvar para encarnar a un Víctor Frankenstein moderno. Se personaje es el de un exitoso médico que descubre la manera de crear piel artificial, más durable y menos vulnerable, por ejemplo, ante el fuego. ¿Por qué el interés de este médico en algo así? Su esposa sobrevivió a severas quemaduras tras un accidente automovilístico, pero más tarde, ella se suicidó al ver su reflejo y lo desfigurada que estaba. Estos acontecimientos irán perturbando al laureado médico hasta que se involucra en un experimento macabro con resultados catastróficos. Francamente es muy grato ver a Banderas como un verdadero actor y no como un simple gatito con botas. Y Elena Anaya, simplemente hace una caracterización que los espectadores no podrán olvidar.
 
3. En un mundo mejor (Haevnen) de Susane Bier. Ganadora del premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood en la categoría de mejor película extranjera en 2011, esta coproducción sueco-danesa explora aspectos como la pérdida de los seres queridos, la ética profesional, y los demonios que agobian por igual a sociedades avanzadas y en desarrollo. La directora de esta película parece preguntarse si una sociedad tan desarrollada como la danesa ha resuelto todos sus problemas. Anton (Mikael Persbrant) es un médico con residencia itinerante en Dinamarca y en un campamento de refugiados en algún lugar del continente africano. La miseria humana que presencia en dicho campamento es comparable a la situación que vive con su familia: tras una infidelidad de él, su matrimonio se desmorona, y por si fuera poco, su hijo mayor, Elías, es víctima de la absurda práctica del bullyingen la escuela a la que asiste. De manera aparentemente providencial, Elías encuentra a un amigo que lo salva de los hostigamientos de sus compañeros de la escuela, Christian, otro adolescente cuya madre murió a causa del cáncer y esa pérdida lo tiene sumamente aturdido. Este es el escenario en que Christian desbordará su ira en una acción donde él y Elías ponen en riesgo sus vidas. Se agradece que la directora de esta película no aludiera al terrorismo –aunque la acción desarrollada por Christian cabe perfectamente en la definición de “acto terrorista”- y en lugar de ello se dedicara a explorar otras aristas más apegadas a los sentimientos que experimentan las personas en escenarios tan diversos y adversos como los descritos.
 
4. Mis tardes con Margueritte (La tête en friche) de Jean Becker. Es muy satisfactorio que Gérard Depardieu sea noticia no por orinarse en un avión, sino por una excelsa actuación como la que ofrece en esta película. La historia se centra en Germain (Depardieu justamente), un hombre de alrededor de 50 años, casi analfabeta, que cuida de una madre borracha que siempre lo despreció y que deriva el sustento de los frutos que obtiene de su pequeño huerto. Está atrapado en la vida que le ha tocado, hasta que una tarde conoce a Margueritte (Gisèle Casadesus). Inicialmente, Germain se muestra escéptico de una anciana que, según él, pesa apenas 40 kilos y que percibe como frágil. Sin embargo, esa mujercita es curiosa, hambrienta de vida y asidua lectora, cosa que le gusta a Germain, quien reconoce que la lectura no es lo suyo. Germain toma nota de que lejos de burlarse por su condición de semi-analfabeta, Margueritte lo exhorta a leer, a buscar lecturas que lo apasionen. Y a continuación ambos se reúnen cada tarde a leer, o algo parecido. La dinámica es la siguiente: Margueritte le lee y él cierra los ojos y comienza a imaginarse todo lo que escucha. Así, Germain mejora como persona, se torna más seguro y aprende sobre muchas cosas, en tanto reafirma y desmiente otras tantas. Por ejemplo, en alguna ocasión comenta que hay más especies de jitomates que las que cita el diccionario. Por lo tanto, Margueritte se retroalimenta de los conocimientos de Germain, lo que consolida la amistad entre ambos y los ayuda a ser felices. Hay que insistir en que aunque una temática de este tipo podría fácilmente caer en sentimentalismos baratos, lo cierto es que en los personajes que encarnan Depardieu y Casadesus predomina la autenticidad, gracias al oficio actoral de ambos.
 
5. Mi otro yo (The Beaver) de Jodie Foster. La excelsa Jodie Foster ha dirigido muy pocas películas, lo cual es una lástima, considerando el oficio que posee para abordar temas variados y difíciles. En esta ocasión se aboca a la problemática del estrés y la depresión de Walter, personaje que encarna Mel Gibson, a quien Foster logra arrancarle una muy buena actuación. Walter, deprimido en extremo, parece haber perdido el rumbo de su vida hasta que un buen día se topa en la basura con un castor-marioneta de peluche, con quien desarrolla una relación de “auto-ayuda”, si bien a lo largo de la historia el protagonista se vuelve muy dependiente del castor-marioneta, incluso en su vida profesional y familiar-afectiva.
 
6. Secretos peligrosos (The Whistleblower) de Larysa Kondracki. Narra la historia de la lucha que emprende una agente de la policía de Nebraska, Kathryn Bolkovac (Rachel Weisz, en otra memorable actuación), que acude a Bosnia tras la guerra en los Balcanes como observadora de las Naciones Unidas. En el curso del trabajo que desempeña, descubre y denuncia ante la citada institución a una multinacional que había encubierto varios casos de tráfico y explotación sexual. El guión está basado en la historia de la propia Bolkovac, quien, en la vida real, viajó a Bosnia en el año 1999 como casco azuly documentó, arriesgando su propia vida, el tráfico y explotación de mujeres, solapado por diversas autoridades, incluyendo a altos funcionarios de Naciones Unidas.
 
7. El precio del mañana (In Time) de Andrew Niccol. Esta película muy bien pudo llamarse el tiempo es dinero.Andrew Niccol, quien fuera el guionista de la mordaz El show de Truman (The Truman Show) presenta un apocalíptico futuro en un mundo capitalista desalmado donde se ha descubierto la fórmula de la eterna juventud deteniendo el tiempo a los 25 años de edad, situación que aprovechan los gobiernos para controlar la explosión demográfica. A partir de esa edad, el tiempo se detiene y sólo los más acaudalados tendrán la posibilidad de la vida eterna. Cuando una persona cumple 25 años se activa un reloj con una cuenta regresiva de 365 días, de manera que todos buscan vivir más, esto es, adquirir más tiempo. Empero, las opciones existentes son limitadas: el tiempo se almacena en cajas fuertes y es resguardado por los guardianes del tiempo (time keepers). Justin Timberlake, Cillian Murphy y Amanda Seyfried protagonizan esta historia donde tan común es robar la vida de los demás, como realizar transacciones a cambio de tiempo/vida. Niccol hace una crítica mordaz del sistema económico imperante, donde, parafraseando al genial José Alfredo: la vida no vale nada.
 
8. No temas a la oscuridad (Don’t be Afraid of the Dark) de Troy Nixey, con guión de Matthew Robins y Guillermo del Toro. En realidad, de las películas de terror que se estrenaron en 2011, la presente es la menos mala. A la usanza de American Horror Story, en No temas a la oscuridad, que es un refrito de una serie de televisión de la década de los 70, se recurre una vez más a la fórmula harto conocida de la familia que llega a una casa nueva que resulta embrujada o algo por el estilo. Pese a que en No temas a la oscuridad los protagonistas son actores experimentados, en particular Guy Pierce y Katie Holmes, la historia es trillada. Una niña (Bailee Madison) es enviada a vivir con su padre (Pierce) y su nueva novia (Holmes) en una vieja casona que está siendo reacondicionada. La pequeña, quien curiosea por toda la edificación, llega a un sótano donde libera accidentalmente a unas malévolas criaturitas que intentan llevarse a la niña y de paso a quien se deje (al final se llevan a la propia Holmes). Habría sido una película muy mala si Del Toro no hubiera participado en el guión.
 
9. Don Gato y su Pandilla dirigida por Alberto Mar. Es muy reconfortante atestiguar la evolución del cine de animación en México (tema abordado en una entrega precedente). Don Gato fue una serie animada de corta duración que apenas se transmitió de septiembre de 1961 a abril de 1962. Fue creada por Hannah-Barbera. Con tan sólo 30 episodios al aire, fue cancelada, pese a lo cual se convirtió en un enorme éxito en América Latina y, en particular, en México. La serie es retransmitida periódicamente en diversas estaciones de televisión abierta y por cable en la región. Buena parte del éxito que obtuvo en los países latinoamericanos obedece al extraordinario doblaje de Jorge Arvizu y otros grandes actores, quienes dotaron a los personajes de rasgos muy peculiares que se quedaron en el gusto del público por generaciones.
 
Justo en el año que está terminando, se cumplen 10 lustros desde que Don Gato vio la luz, situación que fue juzgada como oportuna para explorar la posibilidad de realizar un largometraje con los entrañables personajes del callejón neoyorquino. Para hacer posible esta película animada, ejecutivos de Anima Estudios, que es una empresa de Televisa y de Illusion Studios entablaron negociaciones con Hannah-Barbera, que puso como condición que el guión fuera hecho por Kevin Sceccia y Tim Mckeon, quienes en 2009 fueron galardonados con un premio Emmy por el guión de la serie Mansión Foster para amigos imaginarios. El resultado fue muy afortunado. La película, en 2D y 3D, según lo demandara la trama, está muy bien armada, el guión es ágil, se incorpora a personajes que también aparecieron en la serie –el oficial Matute, Lazlo Lozla, el Gran Marajá- se mantuvo la música original de los episodios y gracia a todo ello, se logró un producto que agradó a los nostálgicos -esto es, quienes conocieron en su tiempo la serie original-, y ciertamente a las nuevas generaciones. En taquilla, Don Gato se convirtió en la película animada mexicana que más boletos ha vendido, muy por encima de Una película de huevos y La leyenda de la Nahuala.
 
10. Río de Carlos Saldanha. El cine de animación cada vez se consolida más, aunque en el año que está por terminar, prevalecieron las segundas y terceras partes de exitosas películas animadas y hubo una ausencia notable de historias “originales.” Por eso es que Ríoaparece como lo mejorcito en animación, sin que sea una gran película. Fue desarrollada por los creadores de La era de hielo. Río cuenta la historia de Blu (Jesse Eisenberg), un guacamayo domesticado que nunca aprendió a volar, y que disfruta de una cómoda vida al lado de su propietaria y amiga entrañable, Linda (Leslie Mann), en la pequeña ciudad de Moose Lake (Minnesota), en Estados Unidos. Blu y Linda están convencidos de que él es el último de su especie, pero cuando se enteran de la existencia de otro guacamayo que vive en Río de Janeiro, se mudan a Brasil para que Blu conozca a Perla (Anne Hathaway), la guacamaya con la que la especie podría reproducirse y seguir existiendo. Un poco después de su llegada, Blu y Perla son secuestrados por un grupo de ineptos contrabandistas de animales. Blu huye con la ayuda de Perla -quien es muy inteligente- y la de un grupo de aves de la ciudad. Ahora, al lado de sus nuevos amigos, Blu tendrá que encontrar el valor para aprender a volar, sabotear a los secuestradores que trafican con animales, conquistar a Perla y volver con Linda, su mejor amiga. La historia está plagada de clichés sobre Brasil -el país de la samba y el carnaval-, y donde los buenos son demasiado buenos y los malos bastante malos. Con partituras de sensual música brasileña, es fantástico escuchar al laureado Jamie Foxx cantando –aunque en inglés, no en portugués- algunas canciones románticas. La película es ambientalista y despierta la conciencia en torno al tráfico de especies en vías de extinción. Algunos piensan que Ríoes también propaganda turística, pero en cualquier caso es una película entretenida, con una gran animación y buena música.
 
11. Salvando al soldado Pérez de Beto Gómez. Esta divertida película mexicana del creador de Puños rosas, fue de las producciones nacionales más vistas, al lado de Don Gato y Presunto culpable. Aun cuando generó polémica por contar la historia de un narcotraficante que reúne a otros delincuentes para viajar a Irak a fin de buscar a su hermano perdido, lo cierto es que lejos de dignificar al narcotráfico, logra que los mexicanos se rían de sí mismos –y en qué forma. Desde el título, el cual alude a la producción de Steven Spielberg, Salvando al soldado Ryan (Saving prívate Ryan) de 1998, es evidente que el espectador presenciará una sátira con buenos gags y mucho pero mucho humor. Con un elenco integrado por Miguel Rodarte, Jaime Camil, Jesús Ochoa, Joaquín Cosío y Adal Ramones, cada uno de los personajes encajó a la perfección en la trama, la cual combina un poco de las películas de gangsters, de guerra y otras más. En la película, Rodarte es un poderoso narco, Julián Pérez, a quien su madre le encarga que encuentre a su hermano, un soldado mexicano-estadunidense desaparecido en Irak. La madre y el hermano de Julián han vivido en Estados Unidos por años. Y esa es la pauta para iniciar una travesía, donde Beto Gómez se propuso entretener al espectador, arrancándole unas cuanta carcajadas.
 
12. Presunto culpable de Roberto Hernández y Layda Negrete. Aun cuando se debate si es documental o película, el éxito alcanzado por este filme es indiscutible. Al criticar al sistema de (in) justicia de México, esta película puso el dedo en la llaga, aunque cayendo en lugares comunes. De entrada fue un acierto que los académicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Roberto Hernández y Layda Negrete, eligieran el caso del carismático Toño Zúñiga -condenado a prisión por un homicidio que no cometió, y quien ya grabó su primera producción discográfica y está trabajando en una secuela.
 
Presunto culpable denuncia situaciones harto conocidas en lo que toca a la procuración de justicia en el país. Es verdad que le pone nombre y apellidos y que los tortuosos y amañados procedimientos aunados a la actitud de los funcionarios, empeoran las cosas y propician la corrupción, la impunidad y que personas inocentes pasen mucho tiempo en prisión antes de que su situación se aclare. Sin embargo, hay algunos detalles de este documental/película que no son tan convincentes. Por ejemplo, Toño Zúñiga en cierto momento afirma “yo sí quería entrar a la cárcel” (????!!!!). Más adelante, Hernández y Negrete deciden irse a Estados Unidos a terminar sus doctorados, algo que está muy bien en términos de sus aspiraciones profesionales, pero en el camino dejan la investigación que estaban haciendo en torno a la situación de Toño. Otro aspecto a destacar es que a lo largo del filme se hace referencia a las actividades que desarrollaba Toño antes de que lo acusaran de homicidio: tenía un puestito de películas pirata en Iztapalapa, lo que constituye un delito que, por cierto, se castiga con la cárcel. Sobre este delito no se hizo alusión en el documental/película. Y, por si fuera poco, una vez que Presunto culpable llegó a la pantalla grande, se desató una oportuna controversia cuando el acusador de Toño dijo que su imagen fue presentada en el filme –y en las salas cinematográficas- sin su permiso, por lo que, por algunos días, la exhibición de la película fue suspendida. Sin embargo, como es por todos conocido, no hay mejor publicidad que prohibir una película para que las personas llenen los cines.
 
Con todo, pese a todas esas rarezas, es menester reconocer el mérito de Hernández y Negrete de tomarse el tiempo para armar una producción que los llevó a sortear numerosas obstáculos y que posibilitó, a final de cuentas, que un hombre inocente –ojo, de homicidio, no de piratería- saliera libre.
 
Entre lo menos recomendable destacaron:
 
1. Coco e Igor de Jan Kounen. Se trata de una producción de 2009 –valga la oportunidad para pedir a las distribuidoras que traigan producciones no-estadunidenses con mayor prontitud- estelarizada por Anna Mouglais, quien encarna a Coco Chanel, y Mads Mikkelsen en el papel del genial músico Igor Stravinsky. La película se basa en el supuesto romance que vivieron ambos en Francia, una vez que Madame Chanel ya tenía cierto prestigio en el mundo de la moda mientras Stravinsky, obligado por la revolución bolchevique, se refugió en Francia. Aunque en las biografías existentes sobre Stravinsky se insiste en que fue un esposo y padre devoto, el rumor de su affaire con la icónica diseñadora dio pie a un libro de Chris Greenhalgh publicado en 2002, aunque la veracidad de la historia sigue en duda.
 
Aclarado este punto, la película es un completo desastre. A diferencia de Doberman, la propuesta que ahora presenta Kounen es confusa, ninfómana y con fuertes dosis de un feminismo muy mal encausado. Según el libro de Greenhalgh, el primer encuentro entre Chanel y Stravinsky se produjo inmediatamente después de la revolución rusa, cuando el segundo estrena su Consagración de primavera en París y es abucheado por el público aunque Madame Chanel queda encantada. Siete años más tarde, Chanel ofrece una suerte de mecenato a Stravinsky para que se mude a la casa de ella, mientras secretamente hace donativos para la causa del genial músico. El resto de la trama es previsible: Chanel y Stravinsky sienten una fuerte atracción y la consuman. Hasta aquí, la historia es más o menos tolerable, pero entonces a Kounen se le ocurrió que era pertinente mostrar a un Stravinsky que casi muere de amor por Madame Chanel pese a que la esposa del músico padece tuberculosis y lo abandona con todo e hijos cuando confirma el romance de aquel con su mecenas. Eso no es todo: Stravinsky triunfa en Francia, aparentemente, gracias a que se convirtió en amante de Madame Chanel. Al señor Kounen se le olvidó que Stravinsky es considerado, además de músico excepcional, uno de los más trascendentes del siglo XX. Tuvo una larga vida –murió a los 88 años en 1971- lo que le permitió explorar las artes, por lo que desarrolló una obra diversa y legendaria. Sin embargo Kounen intenta vincular parte del éxito de Stravinsky a la relación que mantuvo con Madame Chanel. Y por si esto fuera poco, hacia el final de la película hay una serie de saltos históricos donde se puede ver a una Coco Chanel de la tercera edad vestida con muy buen gusto pero echada en la cama pensando no se sabe en qué; mientras se ve a un Stravinsky también muy avejentado con flashazos de los momentos en que conduce sus obras en diversos escenarios y es aclamado por el público. Curiosamente no hay referencia a su estancia en Estados Unidos, donde vivió desde el inicio de la segunda guerra mundial hasta su muerte en 1971.
 
A manera de reflexión, es incomprensible hasta cierto punto, el trato que la cinematografía francesa le prodiga a Coco Chanel. En una película precedente, estelarizada por Audrey Tatou titulada Coco antes de Chanel (Coco avant Chanel), se describe la infancia-juventud de Madame Chanel y su relación con el empresario inglés Boy Capel, quien la apoyó en sus inicios como fabricante de sombreros y diseñadora. Como es sabido, Boy Capel murió en un accidente automovilístico, situación que afectó emocionalmente a Coco Chanel. Así, Coco e Igor continúa –con otro elenco- la historia de la icónica diseñadora, que comienza justamente con la muerte de Capel y el encuentro con Stravinsky. Lo que es rarísimo es que en ninguna de las dos películas se hiciera el esfuerzo al menos, de hablar de la colaboración de Coco Chanel con los nazis, situación que afectó su éxito profesional tras el fin de la segunda guerra mundial. Así, aunque sus diseños eran aclamados en Gran Bretaña y Estados Unidos, pese a que en Francia la población no la perdonaba. En la época actual, es posible que se considere que por ser un personaje tan importante en uno de los rubros más “franceses” que existen, esto es, el diseño de modas, se busque omitir aquello que haga ver mal a Madame Chanel, aunque, en la realidad, quienes se ven muy mal son los guionistas y los directores de estos filmes.
 
2. El árbol de la vida (The Tree of Life) de Terence Mallick. La película sigue el viaje de la vida del hijo mayor de una familia de clase media de los años 50, Jack, desde la inocencia de su infancia hasta la desilusión de sus años como adulto mientras trata de reconciliar la complicada relación que ha tenido con su padre (Brad Pitt). Jack (interpretado por Sean Penn en su edad adulta) es un alma perdida en un mundo moderno, buscando respuestas a los orígenes y al sentido de la vida. Y eso es todo. La película no tendría que haberse prolongado por tanto tiempo (dos horas y media) para que Mallick (mallícksimo en esta ocasión) mostrara el mensaje que quería transmitir. La crítica internacional aclamó esta producción, cuando, en los hechos, es muy pretenciosa, poco clara, y donde privan las formas sobre la sustancia –debería ser al revés. No parece necesario que Mallick incluyera –presumiblemente para hacer una película con la duración ya referida- el origen del mundo y de la vida para contar su historia. Pese a un elenco multiestelar, El árbol de la vida, francamente, fue de lo más sufrible en la butaca en este año.
 
Y una película que podría figurar en la categoría de ni fu ni fa, es decir, quienes la vieron, bien por ellos, quienes no, no se perdieron de nada:
 
1. Rango de Gore Verbinski. El director de Piratas del Caribey el protagonista de esa exitosa franquicia, Johnny Depp, unen sus talentos para dar vida a una historia animada: se trata de Rango,un singular camaleón –muy feo, por cierto- a quien da voz, justamente, Depp. La historia da cuenta de la transformación de Rango,protegido como una mascota familiar, mientras se enfrenta a una importante crisis de identidad. Ello obedece a que desde que tiene memoria, Rango sólo se mimetiza, por lo que no entiende cuál es su misión en el mundo. Cuando accidentalmente termina en un lúgubre pueblo habitado por las criaturas más astutas y caprichosas del desierto, Rango es acogido como la última esperanza del lugar, el cual, literalmente, se muere de sed. Designado sheriff, Rango se verá obligado a desempeñar su nuevo papel, hasta que, después de vivir varias situaciones de acción con personajes extravagantes, encuentra sentido a su vida. Pese a una trama que prometía ser entretenida, ni siquiera la versatilidad de Depp ayuda a agilizarla, y por momentos es lenta y densa, con personajes horrendos, y un mensaje -supuestamente ambiental- muy confuso.
 
- María Cristina Rosas es Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
https://www.alainet.org/es/articulo/154961?language=es
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