Soluciones al cambio climático: ¿negociación política o tecnología?

07/12/2011
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Durban.- Una de las frases más escuchadas en los pasillos del Centro Internacional de Convenciones de Durban, en esta segunda semana de la Conferencia sobre cambio climático, es que todo indica que el resultado de esta COP17 será peor que la  COP16 de Cancún. Parecería que para los países desarrollados, la crisis económica se ha convertido en pretexto para eludir sus responsabilidades y dilatar nuevos compromisos.
 
Pero se vive otro ambiente en el centro de exposiciones adyacente, donde iniciativas comunitarias innovadoras para enfrentar o paliar los problemas ambientales compiten por la atención del público con corporaciones transnacionales que exponen las últimas soluciones high tech para responder al cambio climático: autos eléctricos, sistemas de monitoreo electrónico del clima o ventanas ahorradoras de energía para los edificios, entre otros. Con nuevas ganancias a la vista, el capitalismo verde no parece tener motivos de compartir el pesimismo de los negociadores del edificio vecino.
 
Pero más allá del business as usual, algunas de estas nuevas tecnologías son de carácter realmente preocupante, en particular la geoingeniería o ingeniería del clima. UNICEF, PNUMA y SCOPE (Scientific Committee on Problems of the Environment) han difundido un policy brief (síntesis de políticas), en Durban, sobre las implicaciones políticas de estas tecnologías, que las define como la manipulación tecnológica a gran escala del clima para minimizar los efectos del cambio climático. Menciona dos tipos de ingeniería del clima que se están explorando: la geoingeniería carbónica, que apunta a remover dióxido de carbono de la atmósfera, y la solar, que implica incidir sobre las radiaciones solares.
 
La primera incluye desde acciones químicas para la captura directa de carbono del aire, hasta la “mejoría” de la capacidad de los ecosistemas de absorber carbono mediante, por ejemplo, la fertilización de los océanos con nutrientes como nitrógeno o hierro para aumentar las algas que capturan el CO2. Se estima que estas técnicas son lentas y costosas. En cambio las técnicas de ingeniería solar, según este documento, que involucran, por ejemplo, el incremento del brillo de las nubes para que reflejen más el calor hacia el espacio, o la inyección de sustancias en la estratósfera para imitar el efecto enfriador de las grandes erupciones volcánicas, se consideran más rápidas y menos costosos.
 
Silvia Ribeiro del ETC Group, investigadora crítica de la geoingeniería, asistió a una presentación de un grupo de científicos que ha venido a Durban para promover su proyecto sobre los posibles modelos de gobernanza de estas tecnologías. En una entrevista con ALAI, Ribeiro expresó su alarma frente a lo que se está proponiendo. “Ante la vaciedad de las negociaciones, están diciendo que ellos tienen que venir con soluciones tecnológicas de gran escala para bajar la temperatura del planeta. Básicamente ellos dicen que es un Plan B, que hay que tener pronto en caso de urgencia; pero al mismo tiempo ya están dando el mensaje de que la urgencia está aquí (que es verdad)”.
 
Las técnicas que proponen estos científicos tienen que aplicarse “a megaescala, porque sino, no funcionan para afectar el clima, señala Ribeiro, y añade: ellos dicen que es barato y rápido, pero en realidad estamos hablando de billones de dólares en cualquier de los experimentos. Además, con una dependencia total; porque una vez que se inicia, por ejemplo en el caso de las nubes volcánicas, si se deja de hacer, podría tener efectos peores que antes, porque la radiación solar aumentaría la temperatura mucho más bruscamente”.
 
Se trataría de una nueva fuente de negocios “que para nada toca las causas del cambio climático; y que además tiene que ser pagada por gobiernos”. Ribeiro informó que quienes han financiado este proyecto incluyen a Bill Gates y Richard Branson, dos de los hombres más ricos del mundo, quienes han hablado abiertamente de la geoingeniería; “porque como negocio, genial: permite que todo sigue lo mismo, se puede seguir contaminando, calentando el planeta, mientras se vende la tecnología para enfriar”, señala Ribeiro, añadiendo que se la presenta como una solución científica, que cuando la tengan lista, una vez que se les haya permitido realizar experimentos, “entonces ya van a poder venderla”.
 
Evidentemente el impacto de estas tecnologías es desconocido, pero potencialmente muy peligroso. “No estamos hablando solo de un negocio, estamos hablando de algo que realmente puede tener impactos gravísimos sobre muchas regiones, sobre África y Asia, pero sobre todo para los campesinos y pescadores, todos los que dependen directamente del clima, que son los que podrían verse afectados más directamente. Y en general todos, porque nadie sabe lo que pasa si se interviene el clima planetario”, enfatiza la investigadora.
 
En cuanto al tema del modelo de gobernanza, quienes hicieron la presentación en Durban “no quieren que sea Naciones Unidas quien decida, aunque es un asunto que tiene afectación global. Porque ellos dicen que Naciones Unidas es muy pesada, por lo que tiene que ser decidido por quienes tienen la tecnología, para poder hacer más investigación y tenerla pronta en caso de necesidad”.
 
Ribeiro comenta que resulta irónico que estos científicos, que son unas 15 a 20 personas, principalmente canadienses, ingleses y estadounidenses, provienen justamente “de los mismos países que están saboteando las negociaciones del cambio climático. Si bien no representan a sus gobiernos, es muy gracioso que ellos llegan aquí a decir que las negociaciones no funcionan, cuando sus países son los primeros que dicen que no van a hacer nada para que funcione” y entonces son los mismos que luego dirán que hay que recurrir a soluciones técnicas.
 
El documento de síntesis sobre implicaciones políticas menciona posibles efectos colaterales, aspectos éticos y sociales y retos políticos, y apela a la necesidad de un debate público sobre el tema. Pero Ribeiro encuentra preocupante que un documento que lleva el sello de dos organismos del sistema de Naciones Unidas –UNESCO y PNUMA- no menciona que la ONU ha establecido una moratoria a la experimentación en ingeniería climática. Además, en el rubro de “¿Quién decide?”, se limita a mencionar que: “Para cada decisión, quiénes deben estar involucrados en tomar las decisiones y mediante qué procesos, son aspectos críticamente importantes”, sin hacer mención de la importancia ineludible del sistema multilateral.
https://www.alainet.org/es/articulo/154527?language=es

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