Televisión, Uruguay te mira

14/11/2011
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La campaña de canal 12 promoviendo valores en la sociedad es seguramente efectiva aunque desconozco si su desarrollo incluye instancias de seguimiento y evaluación. Los grandes medios de comunicación son muy eficaces en lo que se proponen difundir.

Finanzas y rating están garantizados.

La paradoja es que esa multitud televidente es asegurada en su mayoría por programación decadente donde la violencia y la pornografía campean; desde teleteatros basura a grotescos programas de chimentos e intimidades sobre “famosos” en horarios de “protección al menor”.

Ni adultos ni niños somos libres frente a la pantalla de TV. Deciden por nosotros los grupos económicos dueños del capital que basan su gran negocio en el uso de ondas de televisión públicas; beneficio que debería ser soberano; saturando de chabacanería agresiva que “entretiene”, adormece el raciocinio e induce al consumismo.

Apaguemos, cambiemos o no tengamos tele, los efectos sociales de los antivalores masivamente impuestos, los sufrimos todos. El verdadero control no remoto sino directo lo tienen estos empresarios. Dada la voracidad de los mensajes escoria del omnipresente “papá televisor”, no sé si alcanzan muchas campañas dedicadas a restablecer códigos culturales imprescindibles al convivir.

Canales privados jactanciosos de la magnitud de su audiencia no tienen derecho a deformar mentes a placer, propiciando una comunidad corrompida que luego padecemos colectivamente, y tienen -tendrían- el deber de usar el instrumento extraordinario que explotan para sembrar SIEMPRE una ética de equidad, pluralismo, diálogo, reflexión crítica, dignidad, solidaridad, integración y tantos buenos hábitos que sería fácil para ellos fomentar.

La falta de valores es una emergencia social y es interesante el enfoque desde los límites que tiene toda libertad en razón del interés general. Los monopolios televisivos son coherentes con su lógica comercial, no se entiende a los políticos democráticos multicolores, omisos y por ende, culposos. Hay acciones estatales reguladoras en diferentes situaciones: se restringe el consumo de alcohol y tabaco, se fiscalizan productos alimenticios, es obligatorio el carné de salud, se exige libreta para conducir, cinturón de seguridad. ¿Por qué este descontrol en el daño siempre creciente que hacen ciertos contenidos ideológicos idiotizantes y lenguajes soeces masificados?

La tele “educa” en disvalores: injurias, mezquindad, mujer objeto, discriminación, competencia feroz y consumo compulsivo. Se otorgan licencias sin contraprestaciones morales a quienes tienen un rol fundamental en la formación o deformación de lo que somos y seremos. Desperdiciamos vertiginosamente lo logrado mediante políticas sociales a mucho costo y trabajo, gastamos dineros públicos y energías llenando un balde agujereado y todavía hay que aplaudir la “gracia” de dos campañas pro “valores que se pierden en la sociedad”! ¿Cómo no se van a perder así?!!

El impacto de estas movidas mediáticas a favor de buenas costumbres desgraciadamente muestra la regla, errando además en trasladar casi exclusivamente a particulares, una responsabilidad que es mucho mayor si se trata de medios de difusión.

Tendría que ser obligación de los productores de telecomunicación que hacen fortunas históricas con transmisiones que pertenecen a la ciudadanía, no contaminar nuestra cultura y colaborar en el respeto mutuo dentro del colectivo del que forman parte después de todo.

Susana Andrade – Atabaque

https://www.alainet.org/es/articulo/153982
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