El cinismo y la arbitrariedad son ahora una política imperial

13/06/2011
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La Jefa del Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica (la Sra. Hillary Clinton) acaba de repetir, por enésima vez, la “sentencia” expedida por el gran imperio contra Libia: Gadafi ya está descalificado. O debe renunciar o debe irse. Y además, como que si fuera la cosa más natural del mundo, acaba de anunciar que parte de la “sentencia” implica que los dineros que eran de Libia (deben ser algunos miles de millones de dólares) serán entregados al Consejo de Transición de los rebeldes. ¡Qué suerte la de este Consejo; aun no acaba de nacer y de pelear; y ya le destinan una herencia fabulosa!
 
El gran imperio, por sí y ante sí, de acuerdo a sus leyes, acaba de “condenar” a PDVSA (la empresa venezolana de petróleos) a los quintos infiernos solo porque ha estado negociando con el enemigo (el enemigo de USA, desde luego) con el malvado Irán y el Presidente de nombre impronunciable y muy difícil de escribirlo. Y como USA le tiene a Irán, en la mirilla del ojo derecho, pues, entonces, Venezuela debe abstenerse de tener ningún vínculo (peor buenos negocios petroleros) con el “enemigo” de EE.UU.
 
Mientras, la vieja y corrompida OTAN (los imperitos europeos) sigue bombardeando Libia, a pesar de que la resolución del Consejo de Seguridad de las NN.UU no llega a tanto. Se recordará que la OTAN fue armada y equipada por los decadentes imperitos (Inglaterra, Francia, Alemania, España, Italia) para enfrentar a la URSS y a los “países satélites” (Alemana, Checo y Eslovaquia, Polonia, Hungría, Rumania) Pero en aquellos tiempos, la OTAN nunca se atrevió a bombardear ningún país “enemigo” a pesar de que la URSS le dio más de una disculpa: la ocupación de Polonia, de Praga, de Budapest. En estos tiempos, la OTAN (que ha sido rejuvenecida por EE.UU. y Obama) no se cansa de bombardear Libia, especialmente Trípoli. Por supuesto, esos bombardeos son “humanitarios”; tan humanitarios como que hasta hoy (domingo junio 12/2011) hay un hijo y tres nietos del mismísimo Gadaffi; y como setecientos civiles, muertos, por tan piadosos europeos. Mas, el porfiado de Gadaffi, sigue resistiéndose a “la libertad y la democracia”.
 
No olvidemos la historia reciente: el mismísimo Obama (premio anticipado de la Paz) y su equipo, estuvieron muy orgullosos de haber invadido otro país (Paquistán) con un grupo selecto de militares (de esos que no se preocupan siquiera por saber a quién matan) y eliminó al antiguo aliado del imperio: Osama Bin Laden. Hasta hoy (no se sabe que algún jurado o algún juez de los tantos agenciosos que tiene a sus órdenes el imperio) haya condenado a muerte a tan célebre personaje “vivo o muerto, en el lugar en que se encuentre”. Lo que si se ha sabido es que otra jueza se negó a enjuiciar al terrorista número uno de América Latina (Luis Posada Carriles, ese si confeso y autor de numerosas fechorías contra su país, Cuba) y que este vive a sus anchas, en Miami. EE.UU. mientras que otra jueza independiente (¿?) y un jurado igualmente independiente, mandó a la cárcel por doble cadena perpetua, a cinco cubanos, que sufren un mil y cien penurias en cárceles norteamericanas, por el delito de haber anticipado a su país (Cuba) de los actos terroristas contra la isla. ¡Qué cosas tiene el imperio!
 
A lo que voy. Me está pareciendo que estamos retrocediendo a los años anteriores a la segunda guerra mundial. Más bien dicho: a este paso, muy pronto quedarán obsoletos, las propias Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, el Tribunal de la Haya, la OEA. Bueno, los latinomericanos sabemos que con o sin OEA, el imperio ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Tiene razón el Presidente Correa: hay que ir a un organismo auténticamente regional (una OEA sin EE.UU. y sin Canadá) a ver si nos sirve de algo o de mucho. Porque a los argentinos, cuando se les ocurrió rescatar para su soberanía las Malvinas, el mismísimo Estados Unidos (apoyado por Pinochet) le prestó a la señora Margareth Tatcher, la logística indispensable para que pueda llegar con sus navíos de guerra y “rescatar” para Inglaterra las islas que, en inglés, tienen otro nombre.
 
Simple y llanamente tenemos que pedirle al gran imperio que nos diga qué está mal o bien; quién ya está sentenciado a morir y quién no. Para qué perder el tiempo en tribunales que dejaron de ser, en asambleas a las que se les hace ningún caso; en consejos de seguridad que ya sabemos de qué lado están. Basta con que el señor Obama o la señora Clinton nos digan (como nos han dicho) quién está ya condenado y basta. Así las cosas hasta se acelerarían.
 
A propósito y por decir algo propio (de nosotros, los ecuatorianos) la prensa sipiana (de la SIP-CIA) ha venido publicando la nómina de los y las periodistas a quienes debemos hacer caso. Y en esta nómina, aparece la señora (o señorita) Catalina Botero, colombiana por más señas; que desde hace años viene ejerciendo en USA las funciones tan sonoras de “relatora para América Latina” de la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA. Esta señora, desde hace un par de años, “ya ha descubierto” que el Presidente (Rafael) Correa es un riesgo para la libertad de expresión, solo porque semana a semana, les dedica unas preciosas respuestas a los medios sipianos y sus mentiras. Desde luego, tan diligente relatora, cuenta para ese menester con la inestimable ayuda de la ONG Fundamedios, del señor César Ricaurte; y de unos cuantos asambleístas, con el señor César Montúfar a la cabeza.
 
Lo que nadie le ha preguntado a tan célebre relatora, es que nos envíe, para información nuestra, de los informes y relatos que seguramente ya ha enviado a sus jefes de la OEA (y de la USAID hoy llamada NED, del Coro, de Participación Ciudadana) sobre los asesinatos de periodistas en México, en la Colombia del señor Uribe, y en Honduras, ese país que acaba de regresar a la OEA con bombos y platillos, pero que los eternos enemigos de la “libertad y la democracia” dicen que en los últimos meses fueron asesinados 14 periodistas hondureños.
 
Y por estos lares, anduvo hace muy poco el señor Gonzalo Marroquín, quien, desde hace años, las oficia de Presidente de la Libertad de Expresión nada menos que de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa o sindicado de dueños de periódicos del continente) Y el señor Marroquín (como no podía ser de otra manera) nos fue dando clases sobre lo que es y debe ser la libertad de expresión y la necesidad de que los y las ecuatorianas estemos atentos a los ataques “que se vienen” contra la sagrada libertad de expresión de los medios sipianos.
 
Y en esta romería de libertarios, hace muy poco también estuvo por estos lares el señor Vicente Fox, quien fue jefe de estado mexicano al comienzo del nuevo siglo. Igual (aún cuando da la impresión de que recita un discurso aprendido de memoria) este señor nos fue daño lecciones de democracia, libertad y respeto. Desde luego, instituciones mundiales (como Reporteros sin fronteras y una Asociación Mundial de periódicos) nos enviaron comunicaciones, protestando por las agresiones contra la sagrada libertad de expresión y los riesgos en el que estamos muy expuestos las y los ecuatorianos.
 
¿Por qué tanta alharaca? Pues por la sencilla razón de que, a pesar de la gran campaña por el NO, especialmente en los puntos relacionados con la “sagrada libertad de expresión” (de los medios) los y las ecuatorianas (¡qué necios no!) votaron que SI en el plebiscito del 7 de mayo. Y los asambleítas de oposición o votan por una ley de comunicación en seis meses plazo o los ciudadanos les botamos a ellos.
 
Y como los medios sipianos tienen que tener víctimas, el diario El Universo de Guayaquil (el de mayor oposición a la revolución ciudadana) decidió que “le quieren callar” solo porque alguien del Gobierno Correa se le ocurrió destapar un viejo informe según el cual hace décadas hubo un gran “desajuste de precios” y, a pesar de ello, una muy mala construcción del terminal terrestre de Guayaquil. Y en una de esas empresas era accionista el señor Carlos Pérez Perasso, ya fallecido, y antiguo dueño de El Universo, cuyos herederos le han declarado la guerra al Presidente Correa.
 
Y ya. La SIP, los otros periódicos, FUNDAMEDIOS (una ONG de la NED-USAID) canales de televisión “independientes” ha puesto el grito en el cielo porque dan por hecho que se quiere silenciar a El Universo; y eso está contra la sagrada libertad de expresión, cosa que ya la dan por hecho.
 
¿No es verdad que hay derecho a pensar que nos estamos yendo para atrás, a nivel nacional e internacional?
 
Quito, junio 14/2011
 
Alberto Maldonado
Periodista – Ecuador
https://www.alainet.org/es/articulo/150489
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