Indignados e indignandos

21/05/2011
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Nadie que sea honesto puede criticar a otro por reclamar honestamente sus derechos, menos aún por intentar que los demás sean honestos con él. La reclamación de la honestidad ajena no es algo criticable bajo ningún punto de vista. Bueno, sí, tal vez lo sea desde el punto de vista de quien no es honesto.
 
Por ello, me pregunto cuál es el precio de las personas que no protestan contra la deshonestidad de este sistema. O, dicho de otro modo, cuál es la posición que ocupan esas personas en la estafa piramidal en que se convirtió hace mucho tiempo este sistema al que llaman Democracia.
 
Concentración en la Plaza de La Montañeta (Alicante) el día 20-21M en la que tuve el honor y el orgullo histórico de estar presente.
 
Los que reclamamos un sistema más democrático y más justo también lo reclamamos para las personas que nos critican, para los que pretenden insultarnos tachándonos de pertenecer a una u otra ideología…, por supuesto que muchos tenemos una determinada postura política, pero por encima de ello somos ciudadanos, y por encima de ello somos ciudadanos indignados, sin comillas tipográficas como utilizan algunos diarios. Indignados, sin más. Indignado no es un apodo, es una forma de vida, la única que nos han dejado elegir.
 
Mientras los ciudadanos vivimos indignados, algunos medios de comunicación y los políticos de los partidos mayoritarios viven indignando, indignando a la ciudadanía que reclama mayor sentido y contenido para la palabra Democracia, y que ellos olvidaron minutos después de jurar sus cargos. La clave de todo quizás sea que los ciudadanos vivimos EN la crisis, mientras que ellos (políticos, banqueros...) viven DE la crisis.
 
Asusta ver cómo un niño de 10 años [1] tiene las cosas más claras que quienes se pretenden periodistas, politólogos, sociólogos y analistas en general, y que aseguran no saber todavía qué quieren “esos indignados”. Un buen argumento para empezar a criticar a estos indignados sería conocer sus deseos, sus propuestas, sus expectativas, sus pretensiones…, antes de conocerlas todo ataque va más allá de lo gratuito y se adentra en el terreno de lo antidemocrático, y lindando con lo delictivo.
 
Puede que solo sean impresiones mías, pero creo que en el futuro, Intereconomía será el nombre de una terrible enfermedad mental.
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/149930
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