Ciudadanos o súbditos

12/05/2011
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Se dispara la especulación mientras el Banco Central Europeo (BCE) concede graciosamente liquidez a los bancos a precio de grandes rebajas. Esa prodigalidad del BCE permite a los bancos hacer un negocio redondo con la deuda pública. Sí, esa que acogota a Grecia, Portugal e Irlanda. Los bancos consiguen dinero fresco a precio de risa y compran deuda pública con alta rentabilidad, entre otras razones, gracias a las maniobras de trilero de las agencias de rating que elevan el interés a pagar por los Estados. Bancos franceses y alemanes se ponen las botas especulando con la deuda pública española.
 
En España también, hay bonus (bonificaciones) para altos ejecutivos de los bancos, pero congelación de salarios para el resto de trabajadores de banca. El truco es no aumentar la retribución fija de los altos ejecutivos, pero sí sus incentivos, que en el caso del multinacional banco de Santander son seiscientos millones de euros para “incentivar” a altos ejecutivos y ejecutivos medios. La compañía multinacional Telefónica anuncia que despedirá al 20% de su plantilla española, cuando en 2010 obtuvo un beneficio récord de más de diez mil millones de euros.
 
¿Por qué tanto ejemplo de España? Porque FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea elogian al gobierno español por lo que ha hecho para reducir el déficit, con lo que la convierten en ejemplo a estudiar para determinar qué ocurre y qué no debería ocurrir. En interés de la ciudadanía, de casi cinco millones de parados (21,3%) sin horizonte de recuperación.
 
Pero la Unión Europea, el FMI y el BCE insisten en imponer recortes de derechos para afrontar la crisis. Reducción de pensiones, congelación o reducción de salarios, recortes en sanidad, educación y servicios sociales... Mientras quienes poseen capital (los bancos) apenas invierten en empresas productivas ni dan créditos. Hace unos días, el presidente del transnacional banco BBVA proclamaba que el crédito se contraería (con lo que muchas empresas medianas y pequeñas se hundirían) y que debía contraerse aún más. Será para que los bancos puedan continuar disponiendo de dinero fresco para especular y no para financiar empresas que creen riqueza y empleo.
 
Y una vuelta de tuerca más. Gracias a la capacidad de potentes ordenadores, programados para actuar en reducidas fracciones de segundo, se pueden dictar ¡50.000 órdenes de compra y venta por segundo! El paraíso de la especulación, la High Frequency Trading (HFT), que domina ya más de la mitad de las operaciones de bolsa en Estados Unidos y crece en Europa a gran velocidad. Grandes empresas especuladoras como Goldman Sachs y Crédit Suisse Agricole utilizan el HFT. No solo se especula, sino que además se busca hacerlo a la velocidad de la luz. ¿Se imaginan cuanta especulación puede crear tal modo de comprar y vender en bolsa? Por ejemplo en alimentos básicos. ¿O acaso creen que el aumento de gente que sufre hambre en el mundo en casi doscientos millones de personas en año y pico ha sido por una combinación de planetas? Como denuncia el experto en alimentación Frederick Kaufman, “hay otra razón por la que los alimentos en todo el mundo se han vuelto tan caros: la codicia de Wall Street”.
 
Y, entre tanto, ejecutivos de la Unión Europea, gobiernos, altos directivos de bancos, entidades financieras y grandes empresas dicen que lo peor de la crisis ha pasado. Pero ya lo dijeron en 2008, año en el que estalló, cuando Lehman Brothers se habría hundido de no haber ser rescatado por el dinero del Tesoro de Estados Unidos. Sí, hombre, esa crisis que pagamos todos menos los banqueros que la causaron y ahora impiden que se resuelva. Y que lo peor de la crisis ya ha pasado lo repitieron en 2009, en 2010 y también este 2011. Pero, salvo excepciones, aumenta el desempleo o no se crea empleo. Y hambre y otras calamidades indignantes hacen sufrir a más millones de seres humanos.
 
Terencio, un escritor de comedias de la antigua Roma, escribió hace dos milenios más o menos, “nada humano me es ajeno”. Hermoso lema y hermoso objetivo. Y junto a él, habrá que elegir de una vez por todas si queremos ser ciudadanos o súbditos. Ya saben, ciudadano, depositario de la soberanía y del poder político, sujeto de derechos, que interviene en el gobierno del país. En tanto que un súbdito solo tiene obligaciones, sujeto a la autoridad y arbitrariedad de quien detenta el poder con obligación de obedecerle. Pero ningún derecho.
 
- Xavier Caño Tamayo es Periodista y escritor
https://www.alainet.org/es/articulo/149714

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