Versiones incompletas, contradictorias e imperiales

Estados Unidos desnuda la ilegalidad del operativo Bin Laden

04/05/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El 1 de mayo comandos especiales mandados por Barack Obama habrían dado muerte al terrorista saudí. El potencial es porque aún no hay pruebas concluyentes mostradas al mundo. Lo seguro es la ilegalidad del operativo.
 
 Resultaba creíble la historia narrada por Obama desde la Casa Blanca de que el cabecilla de Al Qaeda podía haber resultado, efectivamente, muerto. Después de tantas versiones sobre la muerte del personaje, esta vez podía ser cierto. Lo que pasa es que al relator lo perseguía la maldición del pastorcito mentiroso, que cuando decía la verdad no era creíble.
 
La mala fama del imperio hizo que muchos periodistas desconfiaron. El progresista norteamericano James Petras, aseguró que tal hecho no se había producido. “Nadie, sólo un idiota puede creer estos cuentos” dijo el sociólogo a la Radio del Sur. Su lógica era que “no existe ninguna foto y video de este supuesto gran acontecimiento para decir que es auténtica la operación”. En Argentina hubo comunicadores que imitaron el razonamiento de Petras.
 
Esa postura parece equivocada. Una cosa era decir que había un mar de dudas y otra afirmar que Bin Laden no había muerto y eran todas mentiras.
 
 Otros, de razonamientos más subjetivos, pensaban que Bin Laden nunca existió o bien había muerto en 2001 en Tora Bora, Afganistán. Estos analistas sostienen que el ataque con aviones a las Torres Gemelas no fue obra de Al Qaeda sino una operación de la misma administración Bush. Este cronista no comparte tal interpretación de los hechos, aunque es cierto que aquel atentado fue la justificación para lanzar dos guerras que aún perduran.
 
 Ahora se acrecienta la hipótesis de que Bin Laden murió en ese ataque de tropas de elite norteamericanas a una residencia en Abbottabad, Pakistán. El canal árabe Al Arabiya difundió declaraciones de una hija del saudita, presente en el incidente, acusando a los invasores de haber capturado a su padre y haberlo fusilado con posterioridad. También se ha sabido que la mujer del muerto no había fallecido ni había sido usada por éste como “escudo humano”, sino que había sido herida de bala por los comandos Seals. Ella está viva y hospitalizada. La otra falsificación fue decir que el terrorista se había resistido, armado, para luego admitir que no era así: estaba desarmado. La diferencia es obvia; en el primer caso justificaban más el crimen. Estas informaciones contradicciones no son fruto de una “confusión informativa”. Son las mentiras que caracterizan la política de comunicación de la Casa Blanca. Su vocero, Jay Carney, arguyó que la información llegaba abrupta, confusa y fragmentada. Falso. Obama, el jefe de la CIA, Leon Panetta, y el consejero de Seguridad Nacional, John Brennan, vieron en vivo y directo el operativo, filmado por sus comandos. Para esos funcionarios fue como ir al cine a ver una película cuyo libreto era de su autoría: maten a Obama, alias Jerónimo. Con la balacera del 1 de mayo ofendieron a la clase trabajadora mundial; con ese alias lo hicieron con el cacique de los apaches.
 
 Sin juicio
 
Si el operativo estuvo precedido por largos meses de estudio y tareas de inteligencia del Pentágono y la CIA, amén de la colaboración que pudo prestarles el Servicio de Inteligencia de Pakistán, los atacantes debían tener una idea muy aproximada de la poca resistencia que encontrarían en la mansión.
 
 Luego, ingresando a la residencia y con visores nocturnos, tuvieron una imagen más precisa: había tres o cuatro adultos varones, un par de mujeres y muchos niños. Osama no estaba armado. Aparentemente los otros tampoco. ¿Por qué los mataron entonces? ¿Por qué no los capturaron vivos y los llevaron a un juicio amañado en Kabul, no digamos Nueva York porque el imperio lava sus trapos sucios fuera de casa?
 
 La conjetura más que probable es que EE UU quería aniquilar al jefe de Al Qaeda y no deseaba un juicio aún sumario que podía ventilar las relaciones estrechas que tuvo con ese personaje en los ´80. Los Bush no podían exponerse a revelaciones del detenido sobre los negocios con la familia del saudita hasta el mismo setiembre de 2001 cuando las Torres se hicieron polvo y escombros.
 
 La gente que cree en serio en la democracia y la justicia debería tomar nota de este proceder de la superpotencia: pudiendo detener y enjuiciar a un terrorista, se comportó como terrorista, asesinándolo sin juicio previo. A Saddam Hussein se lo detuvo en un sótano de Irak y se le hizo un amañado proceso legal, que desembocó en el patíbulo. Allí se cuidaron las formas y eso que gobernaba un neoconservador y neonazi; ahora un Premio Nobel procedió peor.
 
Una enseñanza del operativo terrorista antiterrorista, valga el juego de palabras es que republicanos y demócratas de EE UU se parecen mucho. Había ingenuos creyentes en el inicio de una nueva era con el afroamericano; algunos moran en Balcarce 50, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
 
 La Casa Blanca le ha negado a su ciudadanía y al mundo las imágenes del muerto que tomaron sus Seals. El reclamo de que las muestre no nace del morbo sino de un requisito elemental para dar crédito a las afirmaciones de esas autoridades. Pero la cadena CBS ha informado que Obama, en un reportaje que se verá el domingo, le declaró que no difundirá las fotos. Es muy posible que tales fotos existan, pero pueden acreditar que a Bin lo cocieron a balazos estando desarmado. Esa imagen se volvería un pelotazo en contra de los agresores. “Son truculentas y podrían provocar reacciones incendiarias”, admitió el vocero Carney; pudo haber dicho la verdad por primera vez desde el 1 de mayo.
 
 Todo ilegal
 
 La otra polémica gira en torno a la legalidad o no del operativo estadounidense en Pakistán, que como se sabe queda muy lejos de Washington.
 
 Para el secretario de Justicia, Eric Holder, todo fue perfectamente legal. Para decir semejante cosa se basó en órdenes de tiempo de Bush (otra coincidencia y van…entre el pasado presidente y el actual). "Fue justificado como un acto de autodefensa; la operación fue conducida de una forma en la que fue consistente con las leyes y valores estadounidenses”, añadió Holder.
 
 Posiblemente la conducta de los comandos estuvo en regla con “leyes y valores” estadounidenses de ataques por sorpresa y nocturnos, que terminan con la muerte del enemigo desarmado.
 
 Pero no es eso lo que parte del planeta se está preguntando. El interrogante es si las tropas imperiales invadieron o no Pakistán para consumar un operativo ilegal no autorizado por el presidente Asif Ali Zardari. La cancillería paquistaní emitió un comunicado expresando “su profunda preocupación y reservas por la manera en que el gobierno de EE UU realizó la operación sin informar o pedir autorización previamente a Pakistán”.
 
 Tratándose de un gobierno afín al imperio, que recibe miles de millones de dólares anuales de “ayuda”, sobre todo militar, es de suponer que la protesta quedará en un papel de la diplomacia. Pero aún así, ilustra sobre los malos modales de Obama, que da órdenes de matar a personas en el extranjero, entrando violentamente a un país y regresando con sus presas. El presunto muerto, presuntamente Bin Laden, presuntamente fue trasladado hasta el portaaviones “Carl Vinson” y presuntamente arrojado al mar Arábigo, según el asesor Brennan.
 
 En la nota anterior (LA ARENA 3/5) se planteó que la información para llegar a la mansión paquistaní habría sido obtenida mediante torturas a los presos de Guantánamo. Ahora se lee en “La Nación” (4/5): “Ex funcionarios dicen que la operación se logró gracias a datos obtenidos bajo métodos de tormento”.
 
 Los que llevaron la carga de detenidos ilegales a esa prisión en una parte usurpada a Cuba en 1903, como Bush, su vicepresidente Richard Cheney y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reivindican su parte de la victoria parcial sobre Al Qaeda.
 
 El representante Pete King, republicano, declaró que se empleó la tortura de asfixia bajo el agua (“submarino”) para arrancar datos a los presos y elaborar la pista para ir a Abbottabad. Cheney, que siempre justificó la tortura, manifestó que es hora de que “se reconozca la utilidad de ese método”. “El programa de interrogatorios mejorado que llevamos a cabo produjo algunos de los resultados que condujeron a la captura final de Bin Laden", agregó.
 
 El capo de la CIA, Panetta, preguntado sobre la incidencia de Guantánamo en este operativo, expresó: “en los asuntos de inteligencia tienes múltiples fuentes de información (...) algunas de ellas vinieron de los detenidos y de los interrogatorios de los detenidos, también tuvimos información de otras fuentes”. Fue una forma casi directa de admitir que se basaron en la tortura.
 
 ¿Y esta es la nación que todos los años produce un informe del Departamento de Estado sobre la situación de los derechos humanos en 192 países del mundo? Claro, de todos menos del 193, Estados Unidos.
 
 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/149484?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS