Del campo y los campesinos

04/02/2011
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Con la entrada de los neoliberales al Poder encabezados por De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón,  hace ya casi 30 años, la vida en el campo mexicano fue cambiando; reformaron el Art. 27 constitucional en materia agraria, con toda intención de que los campesinos pudieran  vender sus ejidos una vez que se les dejara de apoyar y orientar.

Muchos campesinos y campesinas, al ver la devastación en el campo, no les quedó  de otra que malbaratar sus parcelas y ejidos, emprendiendo el  éxodo hacia las grandes ciudades del país y,  los más jóvenes se fueron a sembrar en los campos de los vecinos:  a los EE.UU. y todavía más hacia el norte, Canadá.

Las cosechas en el campo mexicano satisfacían las necesidades internas, sobre todo en la producción de granos, como maíz, frijol, lentejas, garbanzos, trigo etc.  Ahora, después de tener gobiernos irresponsables y antipatriotas, tanto en lo federal como en lo local, han llevado a la nación a lo más triste que puede tener un país, a la pérdida de su soberanía alimentaria, tener que depender de las importaciones para poder traer el alimento a la mesa; y muchas de las veces los gobiernos cayeron  en el “juego” tonto de las transnacionales de que “sale más barato importar que producir en su propia tierra”.

Qué pasa cuando las grandes transnacionales, como Monsanto y otras más, cansan de tal manera la tierra que esta ya no produce como en un principio, entonces surge la escasez y elevan los precios, y ahora ya no dicen lo mismo.

La escasez de la producción de los insumos para dar de comer a millones de mexicanos, está cobrando factura, convirtiéndose en una papa caliente, escapándose de las manos y a punto de salirse de control. Según datos reveladores de la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación), el ciclo agrícola de producción para el ya finalizado 2010, es el siguiente: maíz, 24.2 millones de toneladas; frijol 1.2 millones, y la de sorgo, 7.2 millones, cifras mayores comparadas con las de 2009. La producción de trigo se situaría en casi 4 millones de toneladas. Un dato que ocasiona preocupación es que los niveles de inventarios mundiales de grano cayeron hace algunas semanas en su nivel más bajo. Nuestro país tendrá que importar a precios carísimos para satisfacer la demanda interna, siendo los EE.UU su mayor proveedor, con el  (80%) pero  ahora sus reservas para su exportación ha bajado considerablemente, debido a que de su producción total, el  40% lo está dedicando a la producción de etanol, agregándole además los cambios climáticos y otros factores más.

El panorama para el 2011 no es nada alentador, ya empiezan las protestas por el alza de los precios de los productos de la canasta básica en casi todo el territorio nacional, y no es para menos, las familias rurales y urbanas tendrán que dar la batalla para poder –con el poder adquisitivo más bajo- tener acceso a los productos como son: leche, huevo, frijol, arroz, maíz y trigo.

Se debe dar un nuevo rumbo al campo, no se puede seguir siendo importador de alimentos toda la vida, cuando aquí, en nuestro país, se puede dar un impulso mayor a los hombres y mujeres del campo, apoyándolos con semillas  mejoradas, sistemas de riego, sistemas avanzados  de la ciencia y la técnica, precios justos a sus productos, orientación hacia cuáles son las necesidades y prioridades que necesita el país para recobrar la soberanía alimentaria, cubriendo las necesidades internas primeramente, para después si hay excedentes, y para no lucrar con las necesidades humanas,  exportar -diversificando el mercado- intercambiando  productos, que no se producen en el país, por razones del clima, etc.

Es tiempo ya, de dejar esa política neoliberal aplicada en México, que desde sus inicios ha fracasado estrepitosamente, sobre todo en el ámbito social. El abandono de la intervención del Estado en la economía y el proceso privatizador han debilitado a la nación y al pueblo frente al imperialismo y sus aliados internos, provocando retroceso, una intolerable concentración de la riqueza y, por consecuencia, pobreza y miseria para la mayoría de los mexicanos.

https://www.alainet.org/es/articulo/147310
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