La usurpación del poder (I)

16/01/2011
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En las últimas tres o cuatro décadas la derecha neoliberal ha demostrado ser una fuerza revolucionaria, demoliendo el “Estado benefactor” y la “democracia liberal” nacidos como respuesta a la crisis de los años 30 del siglo 20, todo esto en beneficio exclusivo de una oligarquía financiera centrada en Wall Street y la City de Londres, y con tentáculos en todo el globo.
 
En su artículo The End of New Deal Liberalism el periodista y ensayista estadunidense William Greider escribe en The Nation (1) que cuando frente a una crisis de proporciones épicas el partido del activismo gubernamental, el Partido Demócrata, no utiliza los extensivos poderes del gobierno para poner fin a los desordenes económicos y sanear la profunda deterioración social, eso debe significar el fin de la ideología gobernante heredada de Franklin D. Roosevelt, Harry Truman y Lyndon Johnson. Y agrega que los hechos políticos de los últimos dos años, es decir bajo la Administración de Barack Obama, han hecho llegar un más profundo y devastador mensaje: la democracia ha sido definitivamente conquistada por el capitalismo. El gobierno ha sido incapacitado o capturado por los formidables poderes de la empresa privada y de la riqueza concentrada.
 
Greider agrega que los derechos soberanos que la democracia representativa confirió a los ciudadanos están ahora usurpados por las insaciables  demandas provenientes de los intereses del sector financiero y empresarial, cuyos tentáculos controlan y financian a los dos partidos políticos que se alternan en el gobierno, el Republicano y el Demócrata, y que además genera las agendas políticas y la propaganda de los “influyentes think-tanks, y controla la mayoría de los grandes medios” de difusión.
 
Constata la usurpación del poder político por la oligarquía financiera-mediática, una estrategia propuesta por el abogado Lewis F. Powell en su “Manifiesto” de 1971 (reclaimdemocracy.org), semanas antes de ser nombrado Juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, y aplicada al pie de la letra por los sucesivos gobiernos Demócratas y Republicanos (¿El acta de nacimiento del neoliberalismo?, Fin de Semana OnLine de Milenio y ALAI), y se pregunta “quién se pondrá de pie para defender al pueblo” en momentos en que la sociedad enfrenta amenazantes y profundas transformaciones y “ambos partidos están alineados con el poder corporativo”.
 
Este veterano periodista y autor –el último de sus libros se titula The Soul of Capitalism: Opening Paths to A Moral Economy-, recuerda que la historia ha demostrado que no hay limite natural en lo que el capitalismo busca en términos de poder y ganancias, y subraya que la sociedad está totalmente indefensa si el gobierno no pone límites y aplica los frenos a los apetitos del capital.
 
De Huxley a Orwell
 
Indefensa es lo que menos puede decirse. En realidad está continuamente bajo el bombardeo ideológico de lo que Thomas Leif describe en el artículo “Enter the Fifth Estate” (2) refiriéndose al caso de Alemania pero válido para los demás países capitalistas, donde es un hecho establecido que los cabildeístas, consultantes, legisladores, funcionarios públicos y periodistas “están integrados en un circuito cerrado de información” que tiene objetivos estratégicos, como el “orquestar la comunicación” y “crear consensos” a partir de “verdades comisionadas”, previas difamaciones y descréditos de los críticos, todo esto para manipular los medios de difusión.
 
En marzo pasado, según revela Leif, estaban registradas en el Parlamento de Berlín dos mil 177 organizaciones de cabildeo cuyo “capital social” consiste en el conocimiento que sus cuatro mil 500 empleados -ex funcionarios, ex políticos, ex diplomáticos, periodistas y ex periodistas- tienen “de los más íntimos vericuetos del proceso político”, del conocimiento de “como funciona la política”.
 
La concentración de los medios de difusión –televisión, radios, periódicos y una creciente proporción de Internet- en pocas manos es una realidad en la mayoría de países capitalistas, al punto que es corriente que comentaristas y analistas definan el actual sistema de control mediático de la sociedad como el “Big Brother” imaginado por George Orwell en su novela “1984”, a lo cual –como escribe Chris Hedges en su excelente artículo “2011: A Brave New Dystopia” (3)-, se debería sumar el imaginado por Aldous Huxley en su novela “Un Mundo Feliz”, publicada en plena Gran Depresión, en 1931.
 
Hedges escribe que el debate entre quienes “observábamos nuestro descenso hacia el totalitarismo de las grandes empresas era sobre quién tenía razón”: Orwell con su mundo dominado por una vigilancia represiva y un Estado que utiliza crudas y violentas formas de control, o Huxley con su mundo cautivado por el entretenimiento y el espectáculo, encantado por la tecnología y seducido por el despilfarro del consumo, al punto de buscar aferrarse a su propia opresión.
 
En la realidad, elabora Hedges, hemos sido gradualmente desposeídos por el Estado de las corporaciones que, como preveía Huxley, nos sedujo y manipuló a través de la gratificación sensual, baratijas producidas en cantidades masivas, créditos fáciles de obtener, convirtiendo la política en teatro, y con la industria del entretenimiento. Y mientras nos entretenían fueron desmantelando las regulaciones que servían para protegernos de las prácticas predatorias de las empresas, rescribían las leyes que nos protegían y nos empobrecieron. Ahora que el crédito se volatilizó, que se han perdido para siempre los buenos puestos de trabajos para la clase trabajadora y que son inabordables las mercancías de producción masiva, nos encontramos transportados de “Un Mundo Feliz” a “1984”, de Huxley a Orwell.
 
Paralizado por los masivos déficits, las interminables guerras y las malversaciones de las grandes empresas, (en EE.UU.) el Estado se desliza hacia la bancarrota y estamos siendo transportados de una sociedad en la cual nos manipulaban profesionalmente con mentiras e ilusiones a otra sociedad en la cual seremos abiertamente controlados, escribe Hedges.
 
En EE.UU., en Europa y otros continentes la globalización neoliberal fue introducida con el apoyo de las fuerzas políticas tradicionales, de la derecha hasta las de centro-izquierda, una situación similar a la ocurrida en la primera parte del siglo 20 y en especial a partir de la Gran Depresión. La política ha sido la puerta de entrada que nos condujo a esta situación y sigue siendo la única puerta de salida, tema de la segunda parte.
 
Notas:
 
(2)    
(3)   Enter the Fifth Estate, Thomas Leif http://www.eurozine.com/articles/2010-12-31-leif-en.html
 
(4)   http://www.truthdig.com/report/item/2011_a_brave_new_dystopia_20101227/ Chris Hedges, “2011: A Brave New Dystopia”.
 
 
- Alberto Rabilotta, La Verdière, Francia.
https://www.alainet.org/es/articulo/146796
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