Fuertes pérdidas de los invasores de la ISAF

En Afganistán murieron este año 709 soldados de EE UU y países aliados

30/12/2010
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 La invasión a Afganistán fue iniciada por George Bush, que la bautizó “Libertad inquebrantable”. Fue seguida por Barack Obama, que reforzó las tropas sin victoria a la vista. Encima cada año hay más muertos propios y ajenos.

A falta de estadísticas más confiables, en relación a las muertes en Irak y Afganistán no queda otra que consultar al sitio www.icasualties.org aún cuando tienen el límite de depender de las informaciones de los ejércitos ocupantes.

Aún así son cifras reveladoras sobre el empinamiento de las muertes de las tropas invasoras (ver cuadro adjunto). El 2009 había sido el más luctuoso para el ejército estadounidense y sus aliados de la ISAF (Fuerza Internacional de Seguridad en Afganistán), al perder casi el doble de efectivos que en 2008. Esta comparación resultó estrictamente cierta en cuanto a los soldados estadounidenses: murieron 155 en 2008 y 317 al año siguiente.

Esa progresión negativa se agravó a lo largo de 2010, porque el total de caídos en suelo afgano, de los 46 países integrantes de la ISAF, resultaron 709, siempre según ese sitio de Internet. En 2009 habían sido 521, lo que significa que el contingente de ocupación tuvo un 50 por ciento más de bajas.

Si se enfoca sólo a las unidades estadounidenses, resulta que desde octubre de 2001 –cuando comenzaron las operaciones en el país asiático- han tenido 1.440 muertos y 9.200 heridos. Los que les siguen en pérdidas son los británicos, con 348 muertos, seguidos por Canadá (154), Francia (52), Alemania (46), Italia (33) y España (30).

Este nivel de bajas es aún más significativo porque el presidente Barack Obama, a fines de 2009, aceptó los pedidos del secretario de Defensa Robert Gates y de los jefes militares en Irak (David Petraeus) y Afganistán (Stanley McChrystal) de enviar más unidades de batalla. Y en consecuencia firmó la directiva para fletar otros 30.000 soldados. Actualmente la ISAF cuenta con 150.000 efectivos, de los cuales 130.000 son estadounidenses o aspiran a esa nacionalidad (se alistaron muchos latinos que sueñan nacionalizarse luego de servir en el Ejército).

Muchos regresan como cadáveres y hay limitaciones a la prensa para cubrir esos arribos. Y otros, que vuelven vivos, tienen heridas en el cuerpo y en la mente, con lo que se provoca al Estado un ingente gasto en salud, que se añade al gasto sideral que insumen esas guerras injustas en Afganistán e Irak.

En junio de 2010 Obama destituyó a McChrystal como responsable de las operaciones en Kabul y lo sustituyó por Petraeus. Pero si se atiende al aumento de las bajas propias, que no es todo lo que importa en una contienda pero resulta un dato esencial, queda claro que ese reemplazo no dio resultados.

 

Las víctimas principales

Mucho más difícil es tener un recuento de las víctimas afganas, en particular de sus bajas civiles. Es que el aparato armado y propagandístico de los invasores se las ingenia para ocultar esas muertes y presenta todos los caídos como combatientes del talibán. Estos, que son la fuerza política y militar organizada que expresa al gobierno existente hasta 2001, siguen oponiendo resistencia a los ocupantes, sobre todo en las provincias del sur, Kandahar y Helmand. También tienen bases de apoyo del otro lado de la frontera con Pakistán, donde cuentan con un activismo islámico que los aprovisiona de nuevos núcleos de la resistencia.

Los aviones de la ISAF suelen bombardear esos poblados paquistaníes, en persecución de los talibanes o para segar sus bases. Las incursiones aéreas terminan con muchos civiles muertos, como sucedió el martes de esta semana en la región de Waziristán del Norte, con 17 personas muertas.

Según la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), está en alza la cantidad de afganos fallecidos en 2010. El 10 de agosto pasado informó que “el número de víctimas entre la población civil aumentó un 31% en medio año. En los últimos seis meses 1.271 ciudadanos afganos fallecieron y 1.997 resultaron heridos”. El informe añadió que “el número de los niños, víctimas de conflictos, creció en el 55%, así en los últimos seis meses 176 menores fallecieron y otros 389 fueron heridos”.

Los aviones de la ISAF suelen confundir fiestas familiares, casamientos y otros eventos masivos, con reuniones de milicianos de Al Qaeda. Y tras los bombardeos queda un alto número de civiles muertos. Cómo será de grave esa metodología que hasta el presidente títere Hamid Karzai pidió a los comandantes estadounidenses que cesaran esos bombardeos. Los militares pusieron cara de compungidos unos días, emitieron tardíamente un comunicado admitiendo en parte el “daño colateral” y a la semana siguiente otra vez los aviones hacían de las suyas.

Así los invasores dañan su imagen pero también dan una señal de debilidad. Es que bombardean desde las alturas porque no les agrada el combate con los irregulares en las montañas y en los bastiones talibanes de Kandahar y Helmand.

Los integrantes de la ISAF saben que la suya es una guerra impopular en sus propios frentes internos. La población se queja del gasto que conlleva y de los crímenes cometidos en su nombre. Por eso la mayoría quiere reducir su contingente militar y hacer las valijas cuanto antes. Ese sentimiento también conspira contra el éxito de la invasión comenzada en 2001. Ninguna guerra se gana mirando todo el día el almanaque deseando el día del regreso.

 Que en 2011, que en 2014

Obama declaró que en julio de 2011 comenzarían a volver las tropas de Afganistán y que la retirada sería total en 2014. Ese primer retiro anunciado es contradictorio con que el mismo gobernante enviara 30.000 nuevos soldados en 2010, luego de lo cual los resultados castrenses no fueron para nada felices.

El máximo responsable militar en Kabul, Petraeus, admitió que la citada declaración presidencial no debe ser tomada al pie de la letra. Los plazos pueden estirarse tanto como los chicles que masticaba “Boggie el aceitoso” (a propósito, además de los 150.000 soldados formales, en Afganistán como en Irak hay miles de “contratistas militares” como el personaje dibujado por Fontanarrosa. Esos mercenarios también forman parte de la guerra de EE UU).

En agosto pasado, el general Petraeus puso entre signos de interrogación el retiro de unidades en 2011. En una entrevista a la cadena NBC expresó que la guerra en ese frente asiático no llegará tan pronto a su fin. “La lucha en contra del talibán en Afganistán está signada por permanentes avances y retrocesos y es demasiado pronto para estimar cuándo se podrá lograr un éxito definitivo”, manifestó.  “Creo que el presidente dejó en claro que se tratará de un proceso, no de un suceso, y que ese proceso dependerá de las circunstancias”. Traducido: no es seguro que saquemos tropas en julio del año que viene. Si las cosas van mal es probable que pidamos refuerzos.

En la evolución adversa a sus planes está influyendo el carácter antipopular de la guerra. Los crímenes cometidos ponen a los talibanes casi como guerreros patrióticos, aumentando su peso político y su capacidad de reclutamiento.

Pero hay otro factor a tener en cuenta. El gobierno de Karzai está desprestigiado por su condición de apéndice de los invasores, además de su condición de corrupto y manejos turbios de parte de los 113.000 millones de dólares anuales que Estados Unidos gasta en la “reconstrucción” del país. Son archiconocidos los vínculos del mandatario con el narcotráfico. Llamativamente ha crecido la cantidad de droga traficada desde Afganistán desde que fue ocupado por los estadounidenses y con Karzai como presidente surgido de fraudulentas elecciones.

Estos temas también formaron parte de las filtraciones de WikiLeaks, donde diplomáticos norteamericanos hacen comentarios sobre esa catadura del líder afgano.

EE UU no es ninguna autoridad en la materia, luego que The New York Times publicara el 12 de diciembre que la CIA y la DEA utilizaron durante años como informante a uno de los mayores narcotraficantes afganos, Hajji Juma Khan.

Washington sabe que Karzai es un “son of bicht”, pero como dijo Teodoro Roosevelt respecto a “Tacho” Somoza “es un son of bicht pero es nuestro son of bicht”. El problema es que basándose en personajes de ese tipo, se pueden perder muchas guerras, sobre todo lejos de casa.

Fuente: http://www.laarena.com.ar/opinion-en_afganistan_murieron_este_ano_709_soldados_de_ee.uu._y_paises_aliados-56240-111.html

 

https://www.alainet.org/es/articulo/146468?language=en
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