Wikileaks: destapando el mundo matraca de la diplomacia estadounidense (I)

19/12/2010
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El tiempo pone cada cosa en su lugar” (Voltaire)
 
Advertencia:
 
Aún es muy temprano para tener un panorama completo respecto al caso “Wikileaks”, y por ende, para tener un juicio o veredicto consistente que nos permita ver con claridad si Assange y su equipo son héroes de la transparencia informativa, o si en realidad son complotistas a favor de las huestes imperialistas de Occidente. Pero mientras tanto, el sentido común nos sugiere darle a Wikileaks el beneficio de la duda, y además, cada persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario.
 
En este mundo matraca.
 
En el mundo matraca del novelista guatemalteco-nicaragüense Franz Galich (1), las medias verdades, las medias mentiras, las verdades mentirosas y las mentiras verdaderas, se funden y confunden en la ambigüedad y se dan un largo abrazo en medio de la farsa y el carnaval pueblerino.
 
El destape informativo de Wikileaks me ha hecho recordar el mundo ficcional (tan parecido a la realidad política de hoy), creado por Franz en su citada novela.
Relacionado con esta atmósfera de comedia surrealista, hace pocos días, tras varias semanas de que Assange destapó la olla de grillos del recién bautizado “cablegate” (un bonito regalo entregado precisamente el 28 de noviembre, el día internacional del periodista), nos enteramos de que Obama ha llamado al presidente de México para comentarle la actitud “deplorable” de Wikileaks al realizar el destape informativo, que entre otras cosas, desnuda públicamente las cloacas en las que suele nadar la diplomacia norteamericana.
 
En otras palabras, con tal tipo de comentarios Obama se muestra en una clara actitud cínica y descarada. Con su ataque frontal al ejemplar accionar divulgativo de Wikileaks, no hace más que avalar las retorcidas prácticas del servicio diplomático que él dirige, práctica que consiste en el enfermizo hábito del chisme extra-oficial, el descrédito, la injuria y la calumnia en el que decenas de sedes diplomáticas alrededor del mundo se entretienen y disfrazan como supuestos “informes de inteligencia”.
 
En lo personal es esto lo único que veo de deplorable en el caso del destape hecho por Wikileaks. Más que hablar de los supuestos “lados oscuros” de los numerosos enemigos de Estados Unidos (particularmente los jefes de Estado y líderes políticos que adversan abiertamente su política imperial), los cables informativos puestos al escrutinio del ojo público describen de pies a cabeza la fibra ética y moral de la que están hechos los servicios diplomáticos de EEUU, en independencia de que en algunas de estas piezas y fragmentos informativos puedan entresacarse algunas verdades a medias y medias verdades.
 
Adicional a ello, vale la pena resaltar el agudo comentario que Noam Chomsky ha hecho en relación al liderazgo político estadounidense. Chomsky literalmente ha dicho: “El significado principal de los cables divulgados hasta ahora es lo que nos dicen del liderazgo occidental. Al omitirse la opinión pública del mundo árabe, como en otros aspectos que abordan esos cables, se revela el odio profundo a la democracia por parte de nuestro liderazgo político…” (2).
 
Eso es en realidad lo deplorable, y no la valiente actitud de Julian Assange y su equipo de trabajo en Wikileaks, a quienes con toda justeza han respaldado millones de personas de todo el mundo, entre quienes se encuentra el propio Chomsky, Lula da Silva, el presidente Correa de Ecuador y otras personalidades con solvencia moral y política, a pesar de ciertas voces (minoritarias por cierto), que advierten de que todo esto forma parte de una operación psicológica de gran magnitud montada por el Mossad, el servicio secreto israelí (3).
 
Personalmente me parece que todo esto está bastante claro y sencillo. Tan sencillo como el siguiente razonamiento: desde tiempos inmemoriales la diplomacia estadounidense (como la de cualquiera otra potencia), practica de manera sistemática y discreta el chisme, la especulación y la injuria, lo cual muchas veces es disfrazado como “informes de inteligencia” por parte de los propios diplomáticos que los emiten, que en muchos casos buscan así quedar bien con sus jefes en Washington y conservar sus puestos de trabajo. Por supuesto hay excepciones, como las valoraciones respecto a la vocación mercenaria de la disidencia cubana dentro y fuera de la isla.
 
Pero esta vez, en pleno siglo XXI, un audaz equipo de periodistas digitales ha tenido la habilidad de acceder a tal tipo de informes (en muchos de los cuales resulta casi imposible diferenciar la ficción de la realidad), y ha tenido la valentía de ponerlos en la autopista virtual a disposición del gran público (el mismo público que paga los atractivos salarios de los diplomáticos).  
 
Como respuesta a este tipo de transparencia informativa, el gobierno de EEUU y sus aliados protestan airadamente, mostrando con ello que la palabra transparencia es muy bonita y hasta “chic”, pero la realidad es que a casi nadie le gusta practicarla cuando se trata de poner al descubierto las cochinadas caseras que dejan sin máscara la hipocresía y el falso discurso.
 
Como respuesta y reacción a este tipo de periodismo democrático, los políticos del imperio y sus aliados pro-imperialistas la emprenden ahora en contra de Wikileaks y su fundador, olvidando por completo importantes preceptos contenidos en la Carta Universal de los Derechos Humanos en materia de libertad de información, de investigación y divulgación, marco legal internacional que está por encima de cualquier ley restrictiva nacional en particular (como la Ley estadounidense de restricción informativa de 1910 con la cual el gobierno pretende enjuiciar a Assange, que ni siquiera es ciudadano norteamericano), en un intento por salir de la posición embarazosa en la que se encuentra EEUU.
                                                                                                     
Sin embargo, hay que tomar en consideración que tales pretensiones gubernamentales en contra de la libertad de expresión y del derecho a informar no empiezan con la actual persecución legal contra Wikileaks, la cual en este caso ha sido prácticamente llevada hasta el paroxismo por gente como Tom Flanagan, asesor del Primer Ministro de Canadá, quien con derroche de desparpajo y rozando la ilegalidad ha solicitado el asesinato de Julian Assange (4).
 
Hay antecedentes y muy graves sobre el frente represivo que la actual globafascistización ha montado en muchos lugares en contra de la libertad de expresión, de movilización y organización. No hace mucho tiempo atrás la agencia independiente de noticias Indymedia fue conminada por tribunales estadounidenses a entregar su base de datos con información sobre sus usuarios, a lo cual Indymedia por supuesto se opuso rotundamente; Rebelión, otro sitio web de noticias y opiniones críticas e independientes, ha sido bloqueada en diversos momentos en Suecia y otros países; mientras que Kaos en la red, también un medio virtual crítico e independiente, también ha sido amenazado con enjuiciamiento y cierre por algunas autoridades regionales en España, al igual que otros bloqueos y censuras que ha sufrido “Prison Planet” (“Planeta Prisión).
 
Resulta imperioso por tanto, hacer una oposición global y frontal a tan siniestras pretensiones anti-democráticas de las oscuras fuerzas que empujan el proyecto del fascismo global. Todos los que cotidianamente hacemos uso efectivo y responsable de nuestro derecho a informar e investigar (seamos periodistas de profesión, activistas sociales, intelectuales o simples ciudadanos de a pie), tenemos que defender por todos los medios legales a nuestro alcance el sagrado derecho a la libertad de información, divulgación e investigación.
 
Debemos rechazar enérgicamente cualquier intento por hacernos ingresar al Cuarto Reich (5).
 
Notas:
 
1- “En este mundo matraca”, Novela de Franz Galich.
2- “Chomsky: muestran los documentos odio de gobernantes a la democracia”: David Brooks, La Jornada, México, 01/12/2010.
3- Por ejemplo, Gordon Duff, ex –marine y actual consultor privado en contra-insurgencia, cree que todo el asunto en torno a Wikileaks y los documentos filtrados no son más que pura propaganda israelita para preparar un virtual ataque en contra de Irán (“Censors block Wikileaks website; Interpol issues arrest order; Canada demands Assange be killed”; by Rady Ananda, Global Research, december 1, 2010). En esa misma línea de interpretación, también el diario “Tehran Times” se queja de que todo el asunto del destape de Wikileaks no es más que pura propaganda para promover la “Iranofobia” (Tehran Times: Wikileaks promoting Iranophobia December 5, 2010) (citado por M. Chossudovsky en “Who is Behind Wikileaks?: Global Research; December 13, 2010).
4- Rady Ananda, artículo citado.
5- “El Cuarto Reich”: nombre del texto escrito por el autor del presente artículo y publicado en el 2008 en Adital y Alainet.
 
 
- Sergio Barrios Escalante es Científico Social e Investigador. Ensayista y Escritor. Publica la revista mensual virtual Raf-tulum.
https://www.alainet.org/es/articulo/146363
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