Cambio climático: cruce de agendas

La agenda de lo posible y la agenda de lo justo colisionan en Cancún

29/11/2010
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Acaba de comenzar la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático (COP 16) en Cancún y las expectativas son muy bajas. Hay quienes sostienen que parte del fracaso de Copenhague (COP 15) estuvo radicado en las altas expectativas que el público mundial se había hecho respecto a sus resultados. Ahora algunos gobernantes se curan en salud y adelantan el fracaso.
 
Es razonable. Si uno pudiera poner en términos futbolísticos la distancia entre los problemas a resolver y las soluciones aportadas por la Convención, diría que esta última perdió por goleada. Se espera que de una reunión de jefes de estado de este mundo surja una solución justa y efectiva, algo a lo que los jefes de estado no están acostumbrados en ningún lugar del mundo.
 
En la Convención de Cambio Climático hay un enorme choque de agendas entre lo justo y lo posible. La agenda de lo justo incluye una equitativa distribución el uso de la atmósfera y un justo reparto de los costos. Algo así como "cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades".  Pero como estamos en el mundo de la política internacional la agenda de lo posible está signada por la voluntad de las partes. Algo así como “cada uno según su voluntad, a cada uno según su poder.
 
La sociedad civil presiona para acercar las agendas. A eso han venido a Cancún unas 30 mil personas. La sociedad de la industria y el comercio ha venido también a Cancún. Pero ellos han venido a presionar para que las agendas se acerquen a sus negocios.
 
Mismo índice, distinto libro
 
La agenda de lo justo reclama a los países “desarrollados” –entendiendo como tales a los miembros de la OCDE- que reduzcan sus emisiones tanto como para permitir el “uso de la atmósfera” de una manera equitativa. Esto requiere de estos países no solo que bajen sus emisiones sino que las reduzcan a cero y además comiencen a retirar lo que han emitido históricamente a través de la reforestación u otro sumidero. Pero no parece haber voluntad para esto.
 
La agenda de lo justo también reclama que varios países “en desarrollo” –entendiendo como tales a los que no son miembros de la OCDE- detengan el crecimiento de sus emisiones y comiencen a reducirlas rápidamente. Tampoco parece haber voluntad para esto. (Hoy el mayor emisor es un país en desarrollo y los cuatro mayores emisores per cápita del mundo también).
 
La agenda de lo justo incluye que todos los países desarrollados transfieran grandes cantidades de recursos a los países en desarrollo como compensación por los daños causados o por venir como efecto del cambio climático por ellos provocado. No parece haber voluntad para esto entre los países desarrollados.
 
Y la agenda de lo justo también reclama que los países más afectados y con menores recursos tengan prioridad a la hora de definir los beneficiarios. No parece haber tampoco voluntad entre los países en desarrollo para esto.
 
En consecuencia hay un choque de agendas en Cancún. Dependiendo desde cuál de ellas se observe la reunión podrá hacer su balance final cuando esta termine. En general hay un consenso bastante grande entre los más optimistas asistentes a esta reunión, que aquí se sentarán las bases para una decisión a ser tomada en Durban (Sudáfrica) a fines del 2011. Algunos temas como REDD (Reducción de Emisiones procedentes de la Deforestación y la Degradación de los bosques), arquitectura institucional, forma legal, podrían quedar más avanzados. Otros como los compromisos de reducción de los países desarrollados y en desarrollo y los fondos a ser transferidos, podrían no quedar tan definidos. Pero para otros, menos optimistas, las distancias son demasiado grandes y algunas condicionantes del escenario internacional son aún peores que en Copenhague, como la nueva situación política interna de Estados Unidos o el rechazo de las leyes climáticas en Canadá y Japón.
 
Una vez más, como ha ocurrido en todas las COPs durante la última década, las probabilidades de un acuerdo son mínimas. Y una vez más, como ha ocurrido desde la firma de la Convención en 1992, las probabilidades de un acuerdo eficaz son nulas.
 
- Gerardo Honty es Analista de información de CLAES (Centro Latinoamericano de Ecología Social) en Cancún.
https://www.alainet.org/es/articulo/145885?language=en

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