Regresando al optimismo

15/11/2010
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La generalización de la corrupción en su amplísima gama de presentaciones, del consumismo de inutilidades, del hambre, de la indigencia, de la ignorancia, del desempleo, del latrocinio, de la multiplicación de los homicidios, de las masacres, del despojo de sus tierras y el desplazamiento forzado de los campesinos, del terrorismo estatal en todas sus modalidades, nos inducen por momentos a pensar en la imposibilidad de cambios estructurales en Colombia que nos garanticen a todos los seres humanos el ejercicio de nuestros derechos humanos.
 
Por fortuna, cuando el pesimismo trata de apabullarnos, cerrándonos todas las alternativas tendientes a superar el caos intelectual generado por la crisis social, económica, política, cultural, ambiental, la cual es connatural al “capitalismo liberal competitivo y violento”, aparecen mentes lúcidas a iluminarnos el oscuro camino. Son auténticos líderes sociales, siempre necesarios y siempre presentes a través de la historia de la humanidad.
 
En la actualidad contamos con personajes del talante del experimentado adalid revolucionario Fidel Castro Ruz, de James Petras, de Noam Chomsky, de Eduardo Galeano, de Frei Betto, del filósofo francés Alain Badiou, entre muchos otros. Ellos son faros que nos ayudan a desenredar la compleja maraña de contradictorias interpretaciones, visiones y opiniones acerca de la realidad contemporánea. Nos corrigen la lamentable miopía de ver únicamente los árboles de la orilla del bosque y no su interior o la espesa selva de más adentro, de lamentarnos de las consecuencias sin primero conocer y combatir sus causas.
 
Abordemos uno de ellos, al filósofo y matemático franco-marroquí Alain Badiou, en una entrevista titulada “La felicidad es una idea fundamental”, realizada por el periodista Eduardo Febbro, en la cual se encuentran varias orientaciones. Para Badiou, filósofo “es aquel que siempre lucha contra las opiniones dominantes, es decir, las opiniones del poder”, aquel que se interroga: “¿qué es una vida verdadera, qué es vivir, qué es el destino?”, interrogante que él resuelve con su principio básico: “La verdadera vida es una vida que acepta estar bajo el signo de la idea, …..que acepta ser otra cosa que una vida animal”.
 
“La idea comunista aún está, históricamente, en sus inicios”. Frente a ésta y frente a las empresas que se reivindicaron comunistas y no lograron crear un mundo nuevo, se plantea dos opciones: “O decimos que esa hipótesis comunista de un mundo que no estaría regulado por la mercadería, el producto, no puede ser realizada, entonces nos resignamos al mundo tal como es; o mantenemos la hipótesis comunista” , con “la fuerza y el significado de esa palabra” y “a partir de la posibilidad de redefinir qué es el comunismo como porvenir posible”.
 
Según Badiou, para Marx y muchos revolucionarios del siglo XIX “el comunismo tenía un sentido común que era la idea de una sociedad extraída del principio del interés, es decir, una sociedad que no está gobernada por el hecho de que un hombre persigue su interés sino por la idea de la asociación de los hombres” y “Mientras no enunciemos que las sociedades deben construirse en base a la asociación y no a la competencia permaneceremos en el elemento primordial de la violencia”.
 
A los procesos políticos actuales los define este filósofo como una “guerra de las democracias contra los pobres”. Febbro resume así el pensamiento político de su entrevistado: “Badiou convoca con método a repensar el mundo, a redefinir el papel del Estado, traza los límites de la “perfección democrática”, reinterpreta la idea de República, reactualiza las formas posibles y no aceptadas de oposición y pone en el centro de la evolución social la relegitimación de las luchas sociales”.
 
Respecto al mito de que las nuevas tecnologías crean igualdad social, este maestro conceptúa: “Creo que es la ideología la que crea la tecnología, y no al revés…. Se pretende creer que los individuos tienen a su alcance el mismo sistema de posibilidades. La gente no tiene la misma realidad, pero se argumenta que cuenta con las mismas posibilidades”.
 
Algo exclusivo de Badiou es su propuesta de reinventar el amor, la cual sustenta con estas palabras: “Puesto que el amor se refiere a esa parte de la humanidad que no está entregada a la competencia, al salvajismo; puesto que, en su intimidad más poderosa, el amor exige una suerte de confianza en el otro; puesto que vamos a aceptar que ese otro esté totalmente presente en nuestra propia vida, que nuestra vida esté ligada de manera interna a ese otro, pues bien, …..ello nos prueba que no es verdad que la competitividad, el odio, la violencia, la rivalidad y la separación sean la ley del mundo. El amor está amenazado por la sociedad contemporánea. Esa sociedad bien quisiera sustituir el amor por una suerte de régimen comercial de pura satisfacción sexual, erótica, etc. Entonces, el amor debe ser reinventado para defenderlo”
 
Con el fin de rescatar el optimismo, la tarea por ahora es leer a este autor, entre cuyas obras figuran: “Lógicas de los mundos: el ser y el acontecimiento”, “Condiciones”, “Manifiesto por la filosofía”, “La Filosofía, otra vez”.
 
Pensadores como Badiou nos pueden ayudar a superar el escepticismo actual, producto de la lucha cada día más desigual y difícil entre esa minoría egoísta, acaparadora y criminal, apoderada de todo y esta inmensa mayoría empobrecida, excluida, alienada y dueña sólo de sus sueños. 
 
Armenia, 9 de Noviembre de 2010
 
Entrevista completa en:
https://www.alainet.org/es/articulo/145502
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