La generación “perdida” y la generación “encontrada”

24/10/2010
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El ex Secretario del Trabajo en la Administración de Bill Clinton y actual profesor de Políticas Publicas en la Universidad de California en Berkeley, Robert Reich, describe en un reciente artículo la presente coyuntura política, económica y social en Estados Unidos  como “la tormenta perfecta”, por la concentración de ingresos y riquezas sin precedentes en la cúspide de la sociedad, ese uno por ciento de la población  que se apropia de una cuarta parte del ingreso total del país, por el monto record de “dinero secreto que está inundando nuestra democracia”, en referencia a los cientos de millones de dólares que los ricos y las grandes empresas donan secretamente a las organizaciones políticas de la derecha para influir en las elecciones legislativas del 2 de noviembre próximo, y por el creciente descontento y cinismo del pueblo hacia un gobierno que sigue aumentando sus impuestos, reduce los servicios y es incapaz de generar empleos, y concluye en que el sistema democrático está transformándose en una plutocracia.
 
Lo que escribe Reich no se refiere solo a Estados Unidos. La situación es más o menos idéntica en la mayoría de países industrializados. En Gran Bretaña la reciente electa coalición de conservadores y liberales adoptó un plan de recortes del presupuesto que implica cientos de miles de despidos, algo nunca visto desde hace más de medio siglo. El programa de austeridad británico agravará una situación de desempleo y de empobrecimiento porque, como vaticina Mervyn King –presidente del Banco Central de Inglaterra- la coyuntura actual puede convertirse en una crisis comparable  a la de los años 30. Y en Francia las huelgas y la movilización social dirigida por los sindicatos, pero con una creciente contribución de los estudiantes, continúa para tratar de frenar la testaruda posición del gobierno de Nicolas Sarkozy, que en su plan de austeridad incluyó alargar la edad de retiro de 60 a 62 años, con 42 años de contribuciones para disponer de una jubilación completa. Siete de cada diez franceses apoyan el movimiento sindical, pero el gobierno de Sarkozy adoptará esas medidas convencido de que en las elecciones presidenciales de 2012 los franceses le recompensarán el actual empecinamiento destinado, según el Eliseo, a “salvar el sistema de retiro por repartición” para que puedan beneficiarse los jóvenes. Extraña percepción de la realidad en un país donde el desempleo se abate sobre la juventud, en el cual los salarios reales bajan desde hace tres décadas y donde lo que más crece es la pobreza. Y que decir de Grecia, España, Portugal, Irlanda y la mayoría de los restantes países de la Unión Europea.
 
En definitiva hemos entrado en “austeria”, la “era de la austeridad” como definen esta coyuntura muchos economistas europeos, porque después de haber salvado el especulativo sistema financiero y la casta de ricos con los dineros públicos, los gobiernos están ahora endeudados y se someten aun más al mismo sistema financiero que tiene en sus manos gran parte de esa deuda, comprada con dinero gratuito o casi gratuito por gentileza de los bancos centrales.
 
El contexto es grave, como advierte Mervyn King, quien convoca a los países del G-20 para que coordinen respuestas comunes a una serie de graves problemas que comparten las economías industrializadas: amenaza de guerras monetarias, el peor desempleo desde los años 30, crecimiento anémico o nulo en los próximos años, amenaza de deflación y de proteccionismo comercial.
 
Y no será con la reducción del gasto estatal, más despidos y cargándole la factura de la crisis a los trabajadores y a la clase media, dicen los sindicatos y un creciente numero de políticos y economistas, que estos problemas serán resueltos.
 
El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn –conocido como DSK-, habló recientemente de una “generación perdida” para referirse a los jóvenes que no pueden entrar o mantenerse de manera estable en el mercado laboral. Pero al mismo tiempo el FMI recomienda una buena dosis de austeridad a los países latinoamericanos que hasta el momento, salvo excepciones y a pesar del chaleco de fuerza que el sistema neoliberal impone a todos, como bien definen los economistas argentinos Martín Burgos y Augusto Crivelli (Página 12, Desmontar la jaula de hierro, 18 de octubre), han capeado la crisis y siguen manteniendo un buen ritmo de crecimiento en el empleo y la economía.
 
Como bien dice el profesor Reich, estamos ante la tormenta perfecta, y la mayoría de los gobiernos de los países ricos siguen alimentando los vientos que favorecen al sistema financiero. Los detentores del capital son generosos con los partidos políticos que adoptan las medidas de austeridad, como señala Reich.
 
En el caso francés, que sin duda interesa al “presidenciable” y “socialista” DSK, hay una resistencia masiva a estas políticas de austeridad que benefician al sistema financiero. Las huelgas y manifestaciones de millones de personas se suceden. Y los jóvenes, esa “generación perdida” de que habló DSK, están saliendo a la calle a manifestar junto a los trabajadores y jubilados porque saben cual es la situación real: no hay empleos para ellos y las políticas actuales anticipan que tampoco los habrá en cinco o 10 años. Es posible, y hasta quizás probable, que los jóvenes que forman esta “generación perdida” están “encontrándose” con la realidad, algo que en Francia no sucedía desde hace cuatro décadas. Y algo similar viene sucediendo desde hace meses en Grecia y otros países europeos, donde no solo los jóvenes sino también los adultos y jubilados se “conectan” o “reconectan” con la realidad, lo que parece ser un indicio de que está llegando a su fin el encandilante y enajenante espejismo de la sociedad de consumo (a crédito).
 
- Alberto Rabilotta es periodista argentino. Toulon, Francia.
https://www.alainet.org/es/articulo/145057
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