Choque de economías-mundo

21/10/2010
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El capitalismo imperialista-neoliberal-globalizador, y por lo tanto rapaz, agresivo y depredador, que reina en los países altamente industrializados y ahora padece una crisis estructural más fuerte que el crack del 1929-30, no encuentra la salida. Y sin medidas de consenso para un contexto de equilibrio estructural, presupuestal y monetario, les va a resultar todavía más difícil porque entonces cada país estará frente al otro no como socio sino como enemigo potencial. En un franco choque de las economías.

Así, en el intento de salir cada país como puede de los peligros que acarrea el impacto de la crisis en sus economía, las medidas anunciadas por ahora tanto en Estados Unidos como en Europa, no van más allá de controlar los monumentales déficit presupuestales y comerciales, contrayendo el gasto público y utilizando los tipos de cambio a la baja como mecanismo para alentar las exportaciones y arrastrar a las economías internas.

Ambas medidas, tradicionales per se, se están tomando como las únicas alternativas posibles que tiene los gobiernos y sus instrumentos económicos frente a las pocas o nulas respuestas de sus indicadores económicos. Tasas muy bajas de crecimiento. Eso sí, le están cargando el peso del costo contraccionista a las clases generadoras de riqueza: a los trabajadores de todos los países, que son los que menos deben cargar con las responsabilidades de otros. Los protegidos del sistema, como son los corredores de bolsa, los especuladores y el sistema financiero en general, intocables con todo y ser los principales causantes de tamaña crisis que de burbuja transmutó en estructural.
Así, con todo y que los principios del G-8 y del G-20 [los organismos de los países ricos] pregonan la solidaridad y el apoyo para conservar los equilibrios en el comercio mundial y por ende sus economías, a la hora de la hora cada quien toma sus propias medidas, hace lo que le conviene para proteger a sus corporativos trasnacionales, sus inversiones, sus monedas, pero primordialmente a sus especuladores casino. Digo, financieros.

Comenzando porque la tradicional locomotora está oxidada. La economía de Estados Unidos, no da pie a las medidas de “apoyo” de la Reserva Federal (FED) de las tasas cero ni de la impresión de billetes en serie para que el circulante aliente las inversiones. Y si por ahora no muestra elevadas tasas de inflación, los billetes en falso pronto presionarán a dicho incremento.

En Europa las cosas están que arden. Sólo Alemania, que lleva la delantera y tanto gobierno como economistas se dicen estar gozando ya de una franca recuperación. Las inversiones van en aumento, al igual que las ventas internas y las exportaciones. Claro que Merkel tomó sus medidas precautorias para reducir el déficit presupuestal a costa de sacrificar en empleo en algunas áreas del gobierno y pegándole al gasto social también. Pero es el único país. Los demás están en picada y sin ver la luz al final del túnel.

Ya sabemos cómo la están pasando Grecia, España, Portugal, Francia y ahora Italia, como se dijo ayer. Con fuertes presiones a las reducciones presupuestales que, con todo y movilizaciones multitudinarias, los gobiernos terminan por imponer y bajas en las percepciones salariales. Falta todavía por ver lo que pasa en el país galo, donde el presidente Zarkozy está aferrado a golpear a los trabajadores en materia de pensiones. Todo con el fin de depurar también sus finanzas públicas.

De lo que pase en Francia dependerá el resto. Pero por lo pronto Gran Bretaña ya ha anunciado también el mayor programa de austeridad desde la Segunda posguerra. “La primera prioridad es reducir el déficit y restablecer el crecimiento”, como dijo la corte, la reina Isabel II. El primer ministro David Cameron fue más específico: reducción en materia de defensa. Bajo perfil en acciones como Irak y Afganistán. Con el recorte de 17 mil soldados, una flota de jets y un portaaviones; buques de guerra, 25 mil puestos civiles, bases militares y reducción de ojivas nucleares. No por ello dejarán de ser “el aliado militar de Estados Unidos más efectivo y confiable”.

Es el principio, porque los británicos todavía no saben cómo les afectará en sus vidas dichas medidas del ministro de finanzas, George Osborne. Por lo pronto confirmó drásticos recortes en el “presupuesto departamental y las cuenta en asistencia pública”. Al menos casi medio millón (490,000) de empleos en el sector público se perderán. Y la reducción de 7,000 millones de libras (unos 8,000 millones de euros) en ayudas sociales. Entre otras medidas. Todo con de fin de reactivar también a su doliente economía.
Pero, en general, el descontento se hace manifiesto entre los parlamentarios europeos, porque no atinan aceptar que la dupla galo-alemana les está diciendo lo que deben hacer. En realidad es el choque de las economías mundo. Padecen el síntoma de soledad, donde cada país está haciendo lo propio. Cuando debieran tomar medidas bajo común acuerdo. Pero eso no ocurrirá ahora ni después. El capitalismo no se distingue por la solidaridad internacional cuanto por la rapacidad. Cuando los organismos de cooperación internacional funcionan es para tomar medidas contra el resto de países. Por eso ahora cada cual se está rascando con sus propias uñas. Así seguirá.

Entretanto, China tiene al mundo de las divisas en un puño, con el 30 por ciento del total, que equivale a 2 mil 477 billones de dólares. Campeón de la competencia y del mercado global es el único país —seguido de la India— cuya economía boyante está en la mira del resto de países como EU y la des-Unión Europa. Por eso de algunos meses a la fecha recibe presiones para la apreciación del yuan, acusado de mantenerlo artificialmente bajo para sus exportaciones. Claro que a China le conviene.

En fin, que en esta guerra de todos contra todos en el mercado mundial, económico-comercial y monetario, cada uno desconfía del otro. Cuando debería ser al contrario. Lo peor: ningún país ha tomado medidas drásticas para acotar al sector financiero. El verdadero culpable de lo que está ocurriendo ahora. Los enemigos son los trabajadores. Ignorando que ellos crean la riqueza ahora depositada en algún paraíso fiscal. Los países en desarrollo deben de cuidarse en dos sentidos: para que no llegue la oleada de capitales golondrinos, y evitar presiones en contra de la depreciación de sus monedas, como a Brasil, para mantener la competencia ahora. Salvo México, que está durmiendo el sueño de los justos.

https://www.alainet.org/es/articulo/145005?language=es

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