El voto obrero

09/09/2010
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No hay cosa más tonta que un obrero de derechas (Sabiduría popular)
 
Uno nace donde le toca, en la familia que le toca, en la comunidad que le toca, en la sociedad que le toca y en el país que le toca.
 
Aunque parezca increíble, Obama, Juan Carlos de Borbón, usted mismo o los gitanos deportados por Sarkozy siguieron el mismo proceso de formación, realizaron el mismo viaje desde sus padres hasta este mundo. Sí, es impresionante. Viendo ahora a unos y a otros nadie lo diría, ¿verdad?
 
Más tarde, nuestros primeros pasos en la vida son andados en nuestro nombre por las distintas circunstancias de nuestro entorno. Antes incluso de que hayamos sido capaces por nosotros mismos de hacer nada más allá de alguna que otra cucamona, antes, ya se nos cuelga la etiqueta que marca el camino que hemos de seguir. El que príncipe “príncipe”, el que gitano “gitano”, el que rico “rico” y el que pobre “pobre”. Así es. Qué duda cabe, esto es una generalidad, pero como tal a todos incumbe y a la mayoría afecta.
 
El que nace obrero, o en entorno obrero, tiene grandes, quizás las máximas probabilidades de quedarse dentro de ese colectivo para toda su vida. Hay excepciones, por supuesto, pero no alcanzan mayor categoría que la de eso, excepción.
 
Habrá quien diga: “eh!, que yo no soy obrero, yo soy ingeniero “. Usted, amigo ingeniero, es un obrero más en cuanto a que depende, como casi todo el mundo, de un salario para comer. Tiene que hipotecar, en el mejor de los casos, un tercio de su vida para que un empresario (que no es obrero como usted), se beneficie más, mucho más que usted, de su propio trabajo, de ese tercio hipotecado de su vida. A menos que usted, amigo ingeniero, sea por ejemplo un industrial que posea su propia empresa y que explote a sus propios empleados. En ese caso lo que más destaca de usted no es que sea ingeniero sino que es usted empresario. En ese caso, este artículo no es para usted, yo estoy hablando a la mayoría, yo estoy hablando de la mayoría, de los que están entre la bota y el suelo.
 
De toda la vida la derecha intenta conservar y aumentar lo que tiene y la izquierda intenta un reparto justo (por contraposición a la derecha) de la riqueza. Desde que el mundo es mundo, el que no tiene lucha por tener y el que tiene luchar por tener más. Es en este último objetivo donde sus perseguidores se muestran especialmente auto-tolerantes y auto-indulgentes con las transgresiones de la ley y de la moral que, necesariamente, han de cometer en su empeño, en detrimento como es obvio de las clases populares.
 
En este contexto, se antoja particularmente difícil de entender que alguien perteneciente por naturaleza o por adopción (o como resultado de la crisis provocada por la derecha internacional), a la clase obrera, otorgue su voto a un partido de extrema derecha como pueda ser el PP en España, que en las últimas elecciones (2008) obtuvo nada más y nada menos que 10.169.973 votos. No me salen las cuentas. Solo encuentro una explicación: que haya mucha, pero mucha, gente mal informada. Alguien que deniega, denigra y pisotea constantemente los derechos de los trabajadores no puede ser la opción de voto de un trabajador, de un obrero. Aunque usted no se sienta obrero, mientras usted dependa de un salario que le paga un empresario de derechas, usted, lo quiera o no, es un obrero, en el más amplio sentido de la palabra.
 
Un colectivo del que pretende aprovecharse la derecha es la figura del autónomo. El autónomo es como el eterno aprendiz de empresario, de aspirante a rico que, en no pocas ocasiones, aprende antes lo malo que lo peor. El autónomo, en muchos casos no tiene vocación de ser jefe, sino de no tener jefe. No tiene vocación de explotar a otros, sino como mucho a sí mismo, para aprovecharse él y no un empresario distinto a él, de su propio esfuerzo. La extrema derecha quiere convertir a todo este colectivo en votantes cautivos del PP. Pero no se dejen engañar, la mayoría de estos autónomos son obreros de vocación y empresarios por obligación. La mayoría no tiene vocación de explotar al prójimo o de denegar sistemáticamente sus derechos, la mayoría son obreros.
 
No se deje usted engañar por eslóganes de izquierdas lanzados por la derechona más rancia, el PP no es ni será jamás el partido del pueblo, como mucho será el que “ha partido al pueblo”.
 
No se deje usted engañar por pañuelos palestinos (de marca, eso sí) colgando del cuello de sus miembros.
 
No se deje usted engañar por el color rojo de la corbata de un candidato de extrema derecha.
 
Y sobre todo, desconfíe de sus sonrisas, porque cuando la derecha sonríe, al obrero le duele el bolsillo o el trasero.
 
Para las próximas elecciones, hagan ustedes cuentas, y analicen si son de los que sonríen o son de los que se llevan la mano y el ay! al bolsillo o al trasero.
 
En fin, puede que no sean más que impresiones mías, pero creo que no hay obreros de derechas, sino obreros mal informados.
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/144020?language=es
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