Militarismo y servicio civil

15/07/2010
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El militarismo nos enseña a mandar y no a escuchar, enseña el autoritarismo y no la democracia, la obediencia y no la responsabilidad, nos enseña a imponer y no a debatir; o quizá sea mejor afirmar que el militarismo no enseña y ni educa, el militarismo sostiene una estructura verticalista que atenta en contra de la libertades e igualdad humana, apostar por el militarismo es mantener una sociedad desigual y coartada en libertades.
 
El militarismo se sostiene sobre varios pilares y forma parte de un plan integral de dominación de unos sobre otros, no se reduce sólo a las instituciones ni a las armas, el militarismo es necesario para mantener una sociedad jerarquizada, por lo tanto, desigual; “el militarismo, aliado natural de la derecha política, instalado desde hace mucho en nuestra escena política sigue siendo responsable de atrocidades en nuestro tiempo. Crímenes, violencia, robos, contrabandos, fraudes, forman parte de su esencia”, menciona Eduardo Contreras en su artículo Militarismo y Derecha [1].
 
En Paraguay, una de las expresiones militaristas más tangible es el Servicio Militar Obligatorio (SMO). Servicio Militar que está destinado a inculcar a los jóvenes los anti valores militares, con la más absurda excusa de que se está inculcando patriotismo, como diría Sui Generis: “si ellos son la Patria yo soy extranjero”. Los malos tratos, denigrantes, abusos de poder, castigos físicos, muertes en los cuartes, entre otras violaciones mas, han hecho de que el Servicio Militar y las Fuerzas Armadas sean fuertemente criticadas y repudiadas por la sociedad en general y en particular los y las jóvenes que desean vivir en libertad.
 
Como prueba de este repudio juvenil hacia las instituciones militares, desde la promulgación de la Constitución Nacional Paraguaya en 1992 donde se reconoce el derecho a la Objeción de Conciencia al SMO, más de 145 mil personas se han declarado objetoras, incluyendo a mujeres, de esta manera expresan su hastío de tener que convivir con una institución diseñada para perseguir, reprimir y matar.
 
Lo juvenil, que rechaza formas verticalistas de hacer sus vidas, que ya no se quiere uniformar ni silenciar su voz, puede convertirse en un peligro o por lo menos en un mal ejemplo para una sociedad que intenta mantener un orden social ahogado en la pobreza y la miseria. Necesita por lo tanto, aplicar medidas de disciplinamiento y control sobre “sus jóvenes” que están empezando a concebir un país diferente, donde la rebeldía puede ser creadora de justicia.
 
 El SMO en la actualidad representa ese pilar herrumbrado y oxidado de la maquinaria militar paraguaya, por lo tanto hay que pulirlo y reacondicionarlo. Para esto se pondrán en marcha varios dispositivos, pero quizá el más importante de ellos tiene que ver con cercenar el derecho a la Objeción de Conciencia. Por lo tanto, el Estado paraguayo -con la ley 4013 promulgada el 23 de Junio del 2010- obliga a todos los jóvenes a realizar un servicio obligatorio, de esta forma se extiende la obligatoriedad y la disciplina militar en lo civil.
 
El Servicio Civil Obligatorio (SCO), es un servicio castigo para aquellas personas que han osado en cuestionar el militarismo y hacer uso de su derecho a la objeción. Además se deja en situación de infracción a las 145 mil personas objetoras existentes actualmente en el país, quienes deberán pagar una multa o ir hasta un consejo para explicar porqué declararon su objeción y solicitar cumplir con un “servicio civil”, dicho consejo, en el cual está un representante de los militares, juzgará la viabilidad o no del derecho, y claro, en caso de que el consejo dé la negativa, las personas deberán ir a “correr, limpiar y barrer”[2] a los cuarteles militares.
 
 ¿Intencionalmente o no? Es la pregunta que gira alrededor de la figura del presidente Lugo, quien sin que le tiemble la mano firmo la promulgación de esta Ley y al día siguiente promulgó la Ley Antiterrorista, no menos dañina para la democracia, reafirmando una política de seguridad basada en el recrudecimientos de la leyes y la criminalización de las luchas sociales.
 
Es evidente que la Ley del SCO pretende convertirse en otro pilar del militarismo en Paraguay, y que forma parte de un diseño más amplio de la nueva militarización nacional, pero que responden a intereses internacionales. El día después de la aprobación de la Ley 4013, el Ministro de Defensa Luis Bareiro Spaini informaba en reunión del Consejo de Ministros: “se pretende implementar desde el año próximo un Servicio Militar remunerado, con el objetivo de atraer más jóvenes a los cuadros de las Fuerzas Armadas”. [3]. 
 
Las proyecciones entonces son: castigar a todos aquellos que ya optaron declararse objetores a través de un multa monetaria, crear un consejo que regule la conciencia de los jóvenes, a partir de allí establecer qué servicio obligatorio realizará ¿militar o civil?, y, ofrecer una opción “profesional”, una remuneración a aquellos que quieran formar parte de las fuerzas armadas, o que no quieran, pero, que no tengan otra alternativa.
 
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 [2] COLIMBA: denominación popular al SMO en Argentina.
 
 [3] Diario La Nación, 24 de junio 2010, pag. 6
 
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 Abel Irala
 Serpaj - Paraguay   
https://www.alainet.org/es/articulo/142813
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