Wakala Wakala: no es tiempo de África

10/06/2010
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La primera Copa del Mundo que se lleva a cabo en el continente africano, es una oportunidad inmejorable para difundir a la comunidad internacional, la cultura y las tradiciones del país anfitrión, en este caso, Sudáfrica, y de sus vecinos. En lugar de ello, se optó por llevar a cabo un concierto previo a la inauguración, con la participación de artistas que, según los organizadores, son de “talla mundial”, aunque, en su inmensa mayoría occidentales, en detrimento de la pléyade de talentosos músicos africanos que tal vez no en México, pero sí en numerosas naciones del mundo, incluyendo Francia y Estados Unidos, son ampliamente conocidos y admirados.
 
La “canción oficial de la FIFA” para la Copa Mundo, Waka Waka (This Time For Africa, que literalmente señala que “es tiempo de África) interpretada por Shakira y Freshlyground, constituye un insulto al país anfitrión y para un continente que tuvo que esperar 80 años para organizar un evento deportivo de esta naturaleza. Claro, no es la primera vez que eso sucede: en 1998, “la canción oficial de la FIFA”, La copa de la vida, en un país tan celoso de su cultura como Francia, fue interpretada por Ricky Martin.
 
Ocurre que la actual Copa del Mundo es la más globalizada y, por lo mismo, la más comercial desde 1930, cuando Uruguay albergó la primera justa de la FIFA. Se presume que Shakira ha vendido unos 50 millones de discos en todo el mundo, lo cual constituye un éxito comercial y la capacita, a los ojos de los organizadores y los patrocinadores del torneo, para ser la “voz cantante” en Sudáfrica.
 
 Lo anterior sería aceptable si Sudáfrica en particular, y el continente africano en general, carecieran de artistas autóctonos y/o comercialmente exitosos. Pero no es el caso. Hablando en primer lugar del país anfitrión, el marabi –estilo musical de los barrios bajos de Johanesburgo, desarrollado a principios del siglo XX-, los cánticos religiosos, el canto zulú a capella o isicathamiya, la música de los afrikáners –con raíces holandesas-, la kwela –con infusiones de jazz-, el soul, el bubblegum, el kwaito, etcétera, son sólo algunos de los géneros que dan cuenta de su riqueza y variedad musical.
 
Artistas como la finada Miriam Makeba –también conocida como Mamá África, por su activismo a favor de los derechos humanos-, recordada, entre otros éxitos, por “Pata, Pata”, canción que la ubicó en el 12° lugar en el Billboard en 1967 en Estados Unidos; y la también occisa Brenda Fassie, mejor conocida como “la reina del pop africano”, son sólo dos de los grandes talentos que Sudáfrica ha aportado al mundo de la música.
 
Descartando al norte de África, donde los estilos musicales están vinculados a las culturas árabes, en el África subsahariana se puede encontrar una larga lista de luminarias de la música, entre ellos el senegalés Youssou N’Dour; su paisana, la rapera Sister Fa –quien ganó fama mundial en 2008 al organizar una gira bajo el título “Educación sin mutilación”, para sensibilizar a la opinión pública respecto a la problemática que aqueja a las mujeres de diversas naciones africanas de cara a la ablación-; la extraordinaria Angélique Kidjo, oriunda de Benin –aunque hizo gran parte de su carrera en Francia-, ganadora del Grammy y numerosas distinciones por su activismo humanitario; la célebre Cesária Évora, nativa de Cabo Verde; etcétera.
 
Si los organizadores de la Copa del Mundo hubiesen asumido este evento para colocar a África en el mapa del mundo, contribuyendo a difundir parte de sus diversas y extraordinarias culturas, había una base artística lo suficientemente amplia en Sudáfrica y países vecinos, como para prescindir de los servicios de Shakira. Sin ir más lejos, la presencia de Angélique Kidjo habría bastado para poner a bailar el estadio Soccer City al ritmo de su “Congoleo”, o de “Ae, Ae.” Acompañada por Carlos Santana, habría podido interpretar igualmente “Naima”, tema compuesto por la propia Kidjo para su hija –este tema fue grabado con Santana en 1995. O bien, siguiendo con la línea de su álbum de 2007, Djin Djin, donde interpreta diversos temas al lado de artistas como Josh Groban, Alicia Keys, Peter Gabriel, Joss Stone, etcétera, pudo haber sido quien llevara la batuta en la fiesta inaugural del balón pie.
 
No faltará quien diga que Shakira tiene a su favor su espíritu filantrópico, por sus fundaciones “Pies descalzos” y, de manera más reciente, “Alas”, si bien, en este último caso, la malversación de los fondos recaudados llevó a que diversas celebridades que originalmente la apoyaron, se retiraran. Empero, Angélique Kidjo, es embajadora de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) desde 2002, y ha recorrido diversos países africanos promoviendo el bienestar de la infancia. Tiene, al igual que Shakira, una fundación, la Batonga Foundation para fomentar la educación secundaria de las niñas africanas e intenta mejorar así sus expectativas de vida. Asimismo, es activista de OXFAM desde 2005 para impulsar el comercio justo. Igualmente, desde marzo del año pasado hace campaña para promover los derechos de las mujeres en el continente africano.
 
Es decir, si lo que la FIFA quería, era una artista africana, talentosa, internacional, defensora de causas nobles, reconocida y de raza negra, la opción era, seguramente, Angélique Kidjo acompañada de músicos sudafricanos de jazz, hip hop y otros géneros autóctonos. Sin embargo, en la inauguración de la Copa del Mundo confluyeron factores como el racismo occidental, el etnocentrismo y, claro está, los intereses comerciales. No importa que Kidjo haya participado en la banda sonora de El rey león, ni que en el episodio de Los Simpson “El safari de Los Simpson” cuando la familia favorita de Springfield viaja a Tanzania, el guía de Homero cante estrofas de “Wé-Wé”, que es una conocida melodía de la diva africana. Por todo lo anterior, no es cierto, como canta Shakira, que “This Time for Africa”. La realidad es que para la FIFA, no es tiempo de África.
 
-          María Cristina Rosas es profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
https://www.alainet.org/es/articulo/142084?language=es
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