Expertos de la UNAM

Se desploma la gobernabilidad

27/05/2010
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  • Opinión
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  • El gobierno tiene que construir canales alternativos de legitimidad: Cristina Puga
  • “De hecho ya hay parálisis” de gobierno: Francisco Reveles Vázquez
  • Hace años que no teníamos una situación tan crítica como ahora: Julio Labastida Martín del Campo
  •  “El panorama es negro”, remata
 
La gobernabilidad parece ser algo que en México se pierde cada vez más, por factores que van desde la incapacidad e inacción de los “poderes” para ejercer sus funciones, hasta la desconfianza de los ciudadanos en sus autoridades.
 
    Por ejemplo, los mexicanos ingresaron sus datos al Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut), a regañadientes por una razón muy simple: desconfianza. Esto se suma a una ya debilitada gobernabilidad en México.
 
    De acuerdo con los indicadores de gobernabilidad que difunde el Banco Mundial, México fue el país que obtuvo la calificación más baja en el rubro de estabilidad política, 24 puntos sobre 100. Hemos idos para atrás pues en 2002 teníamos 42 puntos.
 
    La politóloga Cristina Puga comenta a Forum: “La credibilidad es un ingrediente fundamental de lo que se ha llamado la legitimidad; es decir, un gobierno requiere legitimidad que descansa, por un lado, en todos los elementos legales y por otro en la confianza”.
 
    ¿Por qué la gente no confía en las instituciones?
 
    —Tiene que ver con varias cuestiones. En primer lugar, había una expectativa muy alta de la ciudadanía de todo el cambio que sobrevendría con la entrada de la democracia, el cambio de partido en el gobierno, etcétera. Son cambios que se dan mucho más lentamente, que además encuentran una resistencia por prácticas sociales y políticas muy arraigadas, por la corrupción por ejemplo, y esto hace que la ciudadanía se sienta traicionada, decepcionada”.
 
    ¿Se puede gobernar sin la confianza del pueblo?
 
    —Para gobernar se necesita cada vez más colaboración ciudadana, se ha ido volviendo un componente fundamental de la democracia y si no hay suficiente confianza el gobierno está gobernando solo. Y cuando se gobierna solo hay que recurrir a medidas coercitivas porque no hay la misma colaboración. Es la única manera de que las disposiciones gubernamentales se cumplan.
    “Estamos viviendo una relativa falta de credibilidad y de confianza. Ahora, yo le di una razón pero hay muchas otras que nos afectan, como toda la presencia del crimen organizado, del narco en México. No sólo debilita la confianza de que el gobierno tenga la capacidad de derrotarlo, sino que además abre un canal de ilegalidad que se puede volver muy atractivo para otros”, puntualiza la exdirectora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
    “El gobierno tiene que construir canales alternativos de legitimidad. No puede estar descansando, exclusivamente, en el éxito de su lucha contra el crimen organizado, tiene que haber otras fuentes de legitimidad, que tienen que ver con su capacidad para hacer otro tipo de obras para solucionar otro tipo de problemas”, advierte Cristina Puga.
    Acota que el problema no es exclusivo del gobierno federal: “El cambio democrático, la expectativa, se dio en todo el país y la persistencia de la corrupción, la presencia del delito y el mal uso del gasto publico, se da en todo el país. Al contrario, en la medida que se están autonomizando los gobiernos locales, también hay problemas particulares que se agudizan”.
    Por su parte Francisco Reveles Vázquez, autor del libro Fuentes para el estudio del sistema político: Las elecciones y los partidos en México, dice a Forum sobre el Renaut y su rechazo: “Es un problema de confianza y credibilidad en las instituciones, está cuestionado tanto el sistema de justicia, como este nuevo registro. No hay confianza en las instituciones, pues está involucrado el gobierno de (Felipe) Calderón y el propio Congreso”.
    “Lo que pasa es que hay una tradición histórica de desconfianza, que se ha ratificado en los gobiernos del PAN (Partido Acción Nacional), en particular el de Calderón, porque el comportamiento de los gobernantes ha sido irregular, han estado involucrados con problemas de dinero, de corrupción, que provocan desconfianza”, añade el investigador universitario.
 
    ¿Qué posibilidades tiene el gobierno para sacar adelante sus proyectos?
    —Ya a estas alturas son muy pocas porque desde el 2009 el PAN tiene un retroceso en las elecciones, ya había las condiciones poco propicias para que el gobierno pudiera llevar a cabo reformas importantes en el ámbito legislativo y políticas de gobierno en su propio ámbito. A partir de este año, se le ha complicado la situación de gobierno, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) ya no tiene una actitud de negociación.
    Explica: “El principal problema para la gobernabilidad es el narco, donde la disputa entre cárteles ha tenido mayor atención, los involucrados no respetan a nadie. Ése es un problema que lleva todo este sexenio. Hay lugares donde no hay cabida para la gobernabilidad, entendiendo ésta como el respeto a las normas y a las instituciones”.
 
    Si uno visita algunos puntos del país percibe que mucha gente confía más en el narco que en el gobierno mismo.
    —Ése es el problema porque el narco da empleos, da ingresos que no se consiguen de otra manera y la explotación en el campo, el crecimiento de algunas poblaciones ha provocado que haya más mano de obra y personas que puedan ser empleadas por el narcotráfico.
    “Los conflictos políticos no han desatado mayores consecuencias tanto entre la sociedad como el gobierno, porque hay una parte del gobierno que funciona relativamente bien, como el ámbito económico y social. Pero sí hay partes donde el ejercicio del gobierno es imperceptible, hay sectores que les tiene sin cuidado lo que haga el presidente Calderón y lo que decida el Congreso”, complementa.
 
    ¿Esta ingobernabilidad puede provocar una parálisis en el gobierno?
    —De hecho ya hay parálisis. Esta situación que estamos viviendo es la misma que hace seis años, lo que nos habla de modificar el periodo del mandato presidencial que ya no fuera de seis años, sino de cuatro años aunque con la posibilidad de la reelección. Parece que seis años ya son demasiados para asegurar un gobierno eficaz. Entonces da la impresión de que sería más conveniente reducirlo y con una reelección. Eso nos daría un periodo de ocho años, pero ya estaría más sancionado por la sociedad y tendríamos más pruebas de eficacia y gobernabilidad.
    A esto se añade la gran impunidad de los grandes defraudadores y conocidos políticos que se favorecen del puesto: “Ése es otro de los grandes problemas de nuestro régimen político, que el sistema de justicia realmente no funciona porque hay una corrupción muy grande. No hay en realidad castigo para ningún tipo de delincuente, salen liberados a través de la corrupción y es donde el gobierno de (Vicente) Fox y Calderón más han fallado porque son políticas de Estado que no han impulsado”.
    En el mismo tenor, el autor de La democracia en perspectiva consideraciones teóricas y análisis de caso, Julio Labastida Martín del Campo, advierte: “Hace años que no teníamos una situación tan critica como ahora. El elemento más grave es el avance del narcotráfico y la respuesta gubernamental. Vivimos en un estado de guerra que ha cobrado la muerte de muchos civiles, además de la pérdida de control de algunas zonas del territorio y han creado una imagen de vulnerabilidad del estado de derecho, incapacidad gubernamental de garantizar la seguridad de los ciudadanos, una de las razones de ser del Estado. Ante el caos apostamos a un gobierno debilitado, esperamos a que se recupere y cambien las condiciones”.
    Expone que la falta de credibilidad y gobernabilidad afectan a toda la política: “Ahora la desconfianza, la pérdida de gobernabilidad no sólo tiene que ver con el Ejecutivo y la política que está llevando, por ejemplo, frente al narcotráfico, cubre al sistema de partidos, todas las esferas de gobierno. Hay datos que muestran a nivel local situaciones extremadamente vulnerables. Hay alcaldes que no pueden tomar posesión porque están amenazados de muerte y no aparece una alternativa”.
 
 
    ¿Será como en el cuento de Pedro y el lobo, donde nos han mentido tanto que ya no le creemos a ninguno?
    —No, el lobo está aquí y no es cuento, está devorando a mucha gente y se llama delincuencia organizada. Además está la violencia legal, el escándalo de los niños muertos, de todos los civiles que son muertos en la guerra actual.
    Sobre el descrédito de nuestro sistema de justicia opina que ahí no hay novedad a pesar de haber sido exhibido en diversos casos mediáticos: “Desde el sistema autoritario nunca hemos tenido un buen sistema judicial y de administración de justicia, lo que nos regresa al siglo XIX; son dos problemas, uno es el cuestionamiento del Estado laico por parte de la Iglesia y la ultraderecha católica; por otro lado, el estado de violencia y falta de poder del Estado, la falta de gobernabilidad. Hay una debilidad estructural en procuración de justicia, son problemas endémicos; en ese sentido somos un país bárbaro”.
    Concluye el también integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM: “La violencia se ha tornado fuera de control. Otro problema es que Estados Unidos lo ve cada vez más cómo un problema interno y lo hace pensar en intervenir cada vez más en el Estado mexicano. El panorama es negro. Esto está llamando al tutelaje externo, hay quien ha pedido la presencia de las fuerzas de la OTAN en nuestro país”.
 
Fuente: Forum 199. Mayo de 2010
https://www.alainet.org/es/articulo/141768
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