Los procesos de articulación política emancipatoria

30/09/2009
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 449: El desafío de la construcción teórica: Los movimientos sociales en los nuevos escenarios 06/02/2014
Bajo la premisa de contribuir “a la construcción teórica de la lucha emancipatoria, desde las prácticas de los movimientos sociales y el pensamiento social crítico que las acompaña”, del 2 al 5 de septiembre 2009 se realizó el VIII Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios que cada dos años organiza el Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología –GALFISA-(1), en la ciudad de La Habana, Cuba. Esta octava edición, co-organizada con el Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., llevó por título: “Los procesos de articulación política emancipatoria. Desafíos de los movimientos sociales en los nuevos escenarios en América Latina”. En esta entrega recogemos algunos de los resultados de la reflexión grupal y la construcción colectiva que marcaron el carácter de esta actividad.
 
El nuevo escenario y territorio político en América Latina muestra: Crisis económica e integración. Devastación ambiental y Buen Vivir. Ofensiva oligárquico-imperial ante el empuje de los nuevos gobiernos populares. Remilitarización y auge de movimientos, organizaciones y redes sociales. Manipulación, represión, fundamentalismos, golpe de Estado que intentan ahogar las articulaciones y la creatividad de los pueblos. Junto a la emergencia y multiplicación de movimientos sociales los procesos de cambios nacionales en Ecuador, Venezuela y Bolivia adelantan los caminos de la liberación. La nueva realidad hace evidente también la necesidad de seguir enarbolando demandas históricas en nuestros pueblos.
 
¿Qué aportamos desde nuestros espacios a la lucha política del movimiento social popular? ¿Cómo desde nuestros aportes favorecemos o no la articulación política en el movimiento social popular y por qué?
 
Construimos lo político día a día, intercambiando lo que creamos y tenemos, conversando, haciendo encuentros, compartiendo nuestros pesares, saberes, sabores y alegrías, reconociendo nuestras pequeñas victorias.  Desde el movimiento campesino, indígena y religioso se rescata la importancia de los símbolos, la espiritualidad, las formas diversas de comunicarnos y expresarnos. El Buen Vivir nos plantea un nuevo horizonte de vida que debemos resignificar para el socialismo. La cosmovisión indígena rescata el tema de la vuelta a la tierra enfrentando el despojo etnocida de las empresas transnacionales en complicidad con los estados neoliberales. El sumak kawsay reta a entablar otras relaciones con la naturaleza y entre los seres humanos, a recuperar el diálogo que los pueblos tradicionales han tenido con la tierra, pero también nos desafía a entender las identidades culturales de los diversos sujetos sociales que integran estos países.
 
Las luchas antisistémicas del movimiento feminista y de mujeres contra la relación patriarcado-capitalismo incorporan como objetivo estratégico trascender la lógica civilizatoria excluyente, patriarcal, discriminatoria y depredadora desde el accionar cotidiano, privado y público, de cada mujer y hombre. Esto supone invertir los sentidos productivos y reproductivos que se le han impuesto a la humanidad para situar al ser humano y la naturaleza como fuente de riqueza social, lo que implica producir y reproducir sin agotar la vida humana. El pensamiento y las prácticas del movimiento feminista y de mujeres en las luchas y resistencias contra el capitalismo representan, en este sentido, embriones de nueva socialidad y cultura civilizatoria humana al potenciar desde su accionar la economía solidaria, el trabajo colectivo, el cuidado y la protección de cada ser humano y la naturaleza, la sexualidad saludable, libre y responsable. 
 
Cuando hablamos de transformación social y luchas antisistémicas, los jóvenes realizan un aporte importante en la transformación revolucionaria. Aunque sigue siendo una necesidad construir canales de comunicación intergeneracional a través de un vínculo que supere relaciones hegemónicas paternalistas y tutoriales para dar paso a un diálogo horizontal y la articulación de estrategias comunes basadas en el respeto y la comprensión.
 
La teología de la liberación, nutre la participación popular y sustenta el compromiso cristiano a partir de la comprensión de la opción preferencial por los pobres. La práctica de las comunidades eclesiales de base en el tema de la espiritualidad y la mística ha trascendido a otros movimientos populares, junto a la experiencia personal de una fe comprometida, ambas apuestan por lo comunitario, incluyente, justo y equitativo, favorece la articulación en tanto crea puentes, reivindica otros espacios simbólicos y amplia sus vínculos con otros movimientos y grupos que comparten estos valores y trabajan en la construcción del mundo posible.
 
La comunicación contrahegemónica construye multiplicidad de sentidos de manera consensuada. Prioriza el diálogo, el pensamiento crítico, motivador, participativo hacia la emancipación, crea espacios, vías, sujetos y momentos en la transformación de nuestras vidas. Las experiencias de comunicación populares expresan las matrices culturales de los pueblos, los elementos que nos permitan recrear una comunicación alternativa y liberadora. Hoy, mientras construimos las alternativas frente a los poderes mediáticos, vale aún preocuparse y hablar sobre los medios ¿cuáles son los límites?
 
América Latina está construyendo sociedades de nuevo tipo, no tenemos una línea trazada, ni proyecto común, son procesos y liderazgos compartidos que legitiman una concepción popular del poder y los derechos humanos. Los procesos constituyentes expresan la transformación y construcción de la democracia popular, son resultado de los empeños de los pueblos y sus aliados en la transformación para el empoderamiento colectivo. Las nuevas constituciones enriquecen los procesos de lucha política. Ellas superan la institucionalidad burguesa, provocando la conflictualidad en un contexto de lucha de clases. La asamblea constituyente es una condición indispensable para hacer de los gobiernos instrumentos de transformación social. El golpe en Honduras demostró que cuando se trata de hacer un cambio constitucional a favor de los pueblos hay que prever siempre una respuesta brutal de la oligarquía.
 
América Latina y el Caribe viven una escalada de militarización por parte del imperialismo que intenta derrotar los procesos de emancipación nacional y continental protagonizada por los pueblos. En nuestra región, maniobras como el Plan Colombia, la IV Flota, el golpe de Estado en Honduras, la instalación de nuevas bases en Colombia y otras acciones militares siguen preparando el terreno para satanizar, criminalizar y aniquilar las luchas y resistencias de los pueblos. En reacción a esta estrategia de dominación imperialista, los movimientos sociales y populares hemos convertido el fenómeno de la militarización en tema permanente de análisis y denuncia en todos los espacios y escenarios de nuestro trabajo.
 
¿Cómo avanzar?
 
Si bien la llegada de los nuevos tiempos nos obliga a mirar atrás, a buscar en las memorias de luchas anteriores experiencias que puedan también hoy ser eficaces, tenemos el reto de la superación constante. ¿Cómo avanzar en la construcción de estrategias y alternativas emancipatorias comunes?
 
Entender nuestra diversidad como riqueza, rescatar los valores de las culturas originarias, rurales, de identidades aún más jóvenes, incorporarlas a la lucha de clases para romper exclusiones, dicotomías, autosegregaciones y crear un sujeto colectivo y a la vez plural de dirigirnos hacia una unidad real.
 
Los procesos de formación permanente son espacios para fortalecer la concientización, a la vez que permiten el intercambio crítico, el diagnóstico de problemas comunes, la articulación de estrategias y la creación de nuevos liderazgos. Acciones como campañas alfabetizadoras, el estudio en los centros de preparación dedicados a los movimientos sociales se imbrican en una praxis política, en un camino de reflexión-acción-reflexión, que debe transitar cada uno de nuestros movimientos. El pensamiento social crítico se define a partir de la tarea teórica de recuperar el carácter creador del marxismo en diálogo con otros saberes y epistemologías críticas que enfrentan las lógicas enajenadoras capitalistas.
 
El desafío que tenemos las organizaciones populares, las redes y movimientos sociales sigue siendo poner en común los sentidos de una construcción de lo político como proceso de la propia lucha contrahegemónica y los objetivos emancipatorios del movimiento social-popular. Lo político revolucionario establece relaciones de poder que emergen desde nuestras prácticas. El poder reside en la capacidad para construir las relaciones que condicionan y enmarcan la producción y reproducción de subjetividad social crítica y creadora.
 
Desde el movimiento social popular alternativo, lo político supone la necesidad de concebir y construir valores alternativos a los del capital, contrahegemónicos, que devengan, a su vez, germen de un nuevo modelo de estatalidad y de poder popular cuyo horizonte sea la emancipación social-humana como proceso histórico: Socialismo, Buen Vivir, complementariedad, apropiación colectiva, unidad, solidaridad, dignidad humana, participación, distribución, perspectiva de género y diversidad sexual, medioambiente y sustentabilidad ecológica, biodiversidad, soberanía alimentaria, plurinacionalidad, multiculturalidad, colectividad, igualdad, equidad, justeza, antimilitarismo y paz, autoestima popular, pensamiento crítico y creador, saber ecologizado e integrador. 
 
Múltiples fueron los modos de presentar en este taller medio siglo de Revolución Cubana: poder y participación popular, trabajo y conservación del patrimionio cultural y productivo de las comunidades; la ciencia, la salud y la educación al servicio del pueblo y la humanidad; soberanía alimentaria y agroecología que refuerzan las formas múltiples de hacer sostenible la vida; religiosidad popular y cristiana en unidad de fe comprometida; infancia, juventud y tercera edad, rostros legítimos que revelaron los significados y desafíos de un acontecimiento histórico que en medio de sus contradicciones, dificultades, errores sigue mostrando que las utopías son no solo posibles, sino necesarias. 
 
Saber cuál es el sentido de la lucha es preparase para andar. La nueva civilización humana, el otro mundo posible que ha echado a andar, convoca a acciones, reflexiones y deseos capaces de proyectar y movilizar cambios profundos desde cada mujer y hombre. A motivar, de alguna manera, esos cambios se dirigió el Taller, sillas que invitaron a sentarnos, esta vez, para compartir y pensar en colectivo los caminos recorridos y por venir en la lucha por la emancipación humana. 
 
Nota:
 
1) El Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (GALFISA) hace parte del Instituto de Filosofía del Consejo de Ciencias Sociales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, galfisa@ceniai.inf.cu. Desde 1995 realiza bianualmente los talleres de Paradigmas Emancipatorios. En la octava edición congregó alrededor de 140 participantes provenientes de 22 países, junto a una nutrida delegación cubana, y contó con una composición diversa respecto a organizaciones e instituciones, redes y movimientos sociales.
https://www.alainet.org/es/articulo/141459

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Publicado en Revista: El desafío de la construcción teórica: Los movimientos sociales en los nuevos escenarios

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