Punto de orden: la comunicación

23/03/2009
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 442: América Latina en Movimiento No 442 06/02/2014

 Los nuevos vientos de integración que soplan en Latinoamérica, en los últimos años, sorteando numerosas trabas como las diferencias de visión, falta de voluntad, contradicciones, detractores, etc., van avanzando un enfoque donde priman los criterios de soberanía, cooperación y lucha contra la pobreza y la exclusión social, cuya expresión más clara hasta ahora es el ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe).

 
En tanto, los movimientos sociales del continente se plantean "construir colectivamente un proyecto popular de integración latinoamericana, que replantee el concepto de 'desarrollo', sobre la base de la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y de la vida, que avance hacia la creación de un modelo civilizatorio alternativo al proyecto depredador del capitalismo…"(1). La acción desarrollada por tales movimientos viene constituyendo, de alguna forma, el embrión de esta integración de los pueblos, donde, más allá de las expresiones mutuas de solidaridad, se desarrolla el diálogo, propuestas y luchas comunes, experiencias alternativas de poder popular, y el intercambio de conocimientos y expresiones culturales.
 
Frente a estas concepciones renovadas de integración, que se plantean como alternativas a las propuestas de libre comercio bajo un enfoque neoliberal, se ha desatado una disputa ideológica, entre cuyos principales actores están las grandes empresas de prensa de la región. En estos medios, el tratamiento de los nuevos proyectos de integración suele ser negativo, oscilando entre la indiferencia, el escepticismo, la descalificación y la abierta hostilidad, como lo ilustran los siguientes ejemplos.
 
Las iniciativas en proceso de construcción, bajo un perfil regional autónomo, como UNASUR (la Unión de Naciones Suramericanas), suelen recibir un tratamiento de bajo perfil, como se evidenció en septiembre de 2008, cuando, a pocos meses de su fundación, UNASUR registró un significativo logro político, con la histórica reunión de presidentes de América del Sur, en Santiago de Chile, que expresó un fuerte respaldo a Bolivia -cuando enfrentaba una situación de insurrección interna e injerencia estadounidense-, con el claro mensaje de desconocer cualquier intento de ruptura del orden constitucional o atentado a la integridad territorial del país.  El hecho, que creó un importante antecedente de solidaridad intrarregional, recibió una cobertura mínima en buena parte de la prensa regional e internacional.
 
Al ALBA se lo presenta como parte de un plan de imposición de la hegemonía venezolana, mientras que sus logros pasan bajo silencio. Es parte de la campaña mediática sostenida de descalificación al presidente Hugo Chávez, como intento de aislarlo de los demás países del continente. Esta campaña, es orquestada, entre otros, por el Grupo de Diarios América, que congrega a algunos de los periódicos de mayor influencia de 11 países de la región, incluyendo El Mercurio de Chile, El Nacional de Venezuela y O Globo de Brasil. También se hace eco la Sociedad Interamericana de Prensa -SIP-, instancia dominada por los intereses de empresarios de la prensa regional y que se autodeclara vigilante de la libertad de expresión-, la cual calificó en 2007 –y lo ratificó nuevamente este mes en su informe semestral- al gobierno venezolano como "totalitario y dictatorial".
 
Este tratamiento se evidenció nuevamente en la cobertura de las recientes elecciones presidenciales en El Salvador. Haciendo caso omiso de los anuncios del presidente electo Mario Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de mantener una política exterior autónoma, la prensa ha desatado una ola de especulaciones sobre sus eventuales alineamientos regionales, llegando a preguntarse si El Salvador "se convertirá en otro peón de Venezuela y Cuba en el continente", o si "caería en las garras del Socialismo del Siglo XXI"; mientras que los signos de acercamiento a Lula se interpretan como un alejamiento de Chávez. Por cierto, esa prensa no se ha referido a los presidentes que por 20 años se sucedieron en El Salvador como "peones de Washington".
 
Ejes para la integración en comunicación
 
Si esta situación de una prensa hegemónica contraria a una integración regional soberana y alternativa pone en evidencia la urgencia de contar, cuanto menos, con una mayor pluralidad y diversidad de prensa en la región, la problemática de hecho es mucho más amplia (2), y hasta ahora ha sido escasamente tratada en los foros oficiales donde se debate la integración.
 
Cualquier iniciativa de integración, y máxime una integración con participación activa de los pueblos, es impensable sin incorporar la comunicación, considerada en sus diversos ejes.  Estos incluyen, entre otros: medidas efectivas para democratizar la comunicación; estrategias e iniciativas regionales de comunicación; y la integración de infraestructuras y compatibilidad de sistemas.
 
El primero tiene que ver, por una parte, con los marcos legales y regulatorios, que permitan afianzar efectivamente una prensa plural, diversa y socialmente responsable. Algunos países ya han dado pasos en este sentido, y en otros el tema está en debate. Si bien se trata de medidas en el plano nacional, queda en evidencia que no es un problema particular de cada país, siendo que cualquier gesto para poner orden en los medios de difusión provoca una reacción a escala regional en defensa del libre mercado mediático (bajo el discurso de "libertad de expresión"). Está claro que la libertad de expresión -que es un derecho humano conquistado por la ciudadanía- debe permanecer inviolable; sin embargo, hoy en día la principal amenaza a ésta es la concentración de poder en manos de estas grandes empresas mediáticas, para la cual los instrumentos internacionales carecen de mecanismos de prevención.
 
Pero, por otro lado, la democratización también implica la adopción de instrumentos legales y políticas para que los sectores sociales que han permanecido marginados de la comunicación puedan efectivamente ejercer su derecho a la expresión. Implica el pago de una deuda histórica con pueblos, con sectores sociales, con las mujeres, etc. Contemplaría, entre otros, la asignación de recursos, subsidios a los mecanismos de producción y difusión, asignación de un porcentaje de las frecuencias, capacitación, programas de fomento cultural.
 
El segundo aspecto, las estrategias e iniciativas comunicacionales regionales, habría que considerarlas no solo de cara a mejorar el conocimiento de los programas de integración, sino, y sobre todo, para fomentar el conocimiento y reconocimiento mutuo entre los pueblos. Podrían abarcar una amplia gama de programas, desde medios públicos de carácter regional, hasta intercambios culturales, involucrando también a medios ciudadanos y comunitarios, el establecimiento de vínculos entre sectores afines de diferentes países, y muchas de las iniciativas que ya se impulsan desde los movimientos sociales de la región. Éstas adquieren especial importancia en momentos de crisis, cuando existe la tendencia a culpar a la inmigración por la falta de empleo, a exacerbar los conflictos y rivalidades entre países vecinos, incluso a utilizar la guerra como factor de estímulo económico. Una sólida hermandad entre pueblos vecinos sería un fuerte disuasivo que quitaría apoyo popular a tales maniobras.
 
En el tercer aspecto, la integración de infraestructuras y sistemas, se han dado avances tímidos en el plano de la telefonía, conexiones de Internet, políticas de sociedad de la información; pero por lo general las prioridades miran hacia fuera y no dentro de la región. Un tema clave debería ser la adopción de un sistema común para la televisión digital, que facilite, por ejemplo, los intercambios de programación y la creación de medios regionales, y que potencie la capacidad de producción propia, con un criterio de democratizar el acceso a las ondas, al multiplicar las frecuencias disponibles. Sin embargo, este tema se está manejando país por país y con criterios más bien tecno-mercantiles. El uso común de satélites y la creación de un backbone de Internet para la interconexión, sin tener que pasar por países externos a la región, son otros aspectos a impulsar. Asimismo, sería beneficioso adoptar políticas análogas de acceso a las bandas libres para democratizar el acceso a Internet; compartir programas de software libre, entre otros.
 
Iniciativas desde la comunicación popular
 
Más allá de las políticas que adopten las esferas oficiales, el tema se plantea como estratégico para las iniciativas de integración impulsadas por los movimientos sociales. Fue con este motivo que se convocó, del 3 al 5 de febrero 2009, en Sao Paulo, un encuentro de medios populares en los procesos de integración del ALBA. Cuarenta comunicadores/as de 10 países latinoamericanos hicieron un balance de los recursos y la experiencia que los medios populares han ido acumulando, y concordaron en la urgente necesidad de lograr la articulación de medios y redes de comunicación de los movimientos sociales y aquellos que les son afines a sus valores y propósitos. Se acordó gestar una campaña comunicativa como apoyo y soporte de la articulación de movimientos en torno a los principios del ALBA, que implica, entre otros, realizar coberturas conjuntas y compartir la agenda de los movimientos sociales como una agenda social de comunicación.
 
Los participantes reconocieron, asimismo, la necesidad de coincidir en acciones de incidencia en las luchas por el derecho a la comunicación y su democratización, así como las referidas a iniciativas comunicativas regionales que van apareciendo como parte de los esfuerzos integradores; y también de compartir iniciativas de formación en comunicación con comunicadores y dirigentes de movimientos, organizaciones y redes sociales (3).
 
(1) Carta de los Movimientos Sociales de las Américas, http://movimientos.org/fsm2009/show_text.php3?key=13672.
 
(2) Al respecto ver Osvaldo León, "La clave es la comunicación", América Latina en Movimiento, 414-415, diciembre 2006.
 
(3) Ver: José R. Vidal y Tamara Roselló "La comunicación como eje estratégico", http://movimientos.org/noalca/albasi/show_text.php3?key=13918
 
https://www.alainet.org/es/articulo/141207?language=es
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