Una mirada feminista sobre la crisis financiera:

Otra economía para otro mundo

25/02/2009
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 441: América Latina en Movimiento No 441 06/02/2014
La globalización económica analizada por la Marcha Mundial de las Mujeres y por otros grupos feministas
 
La Marcha Mundial de las Mujeres (1), afirmando las críticas feministas a la globalización, se dedicó a analizar cómo este proceso, que era en efecto resultado del sistema económico dominante –el capitalismo neoliberal– no afectaba de forma similar a mujeres y hombres (2).  A su vez, mostró los efectos paradojales de la globalización: una mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo, pero con un aumento de la brecha entre una minoría de mujeres llamadas “ganadoras” y una mayoría de mujeres “perdedoras” (3).  La MMM también demostró cómo las mujeres son cada vez más relegadas al trabajo precario, atípico, flexible, a domicilio, informal; cómo ellas se transforman en todas partes en “mujeres de servicios”, cómo ellas se ven confinadas a guetos de empleos, es decir, a sectores tradicionalmente femeninos y mal pagos, y cómo sus condiciones de trabajo y de salario no han alcanzado el nivel de los hombres. La crisis económica actual sólo agravará esta situación.
 
Algunas feministas han propuesto un análisis más profundo de la globalización: el fenómeno no podría comprenderse sólo desde la crítica al capitalismo neoliberal, sino que debería ser analizado igualmente a partir del patriarcado.  Éste es entendido como sistema autónomo –político, económico, social y cultural– de opresión de las mujeres; un sistema anterior al capitalismo en sí y caracterizado por:
 
- La asignación de determinados roles, tareas, status en la sociedad, a las mujeres.
 
La apropiación del cuerpo, del sexo y del tiempo de las mujeres, de su fuerza productiva y reproductiva.
 
La exclusión de las mujeres de la propiedad, del poder político, del poder económico, etc.
 
La discriminación en el reconocimiento de su trabajo y de su existencia, en el acceso y uso de los recursos.
 
Yendo aún más lejos en el análisis, varios grupos de mujeres se han dedicado a mostrar la imbricación de las discriminaciones de “clase”, de “género” y de “raza” que caracterizan al sistema económico calificado muy limitadamente como capitalismo neoliberal.  Las mujeres del Sur, las mujeres de pueblos originarios, las mujeres negras, las mujeres árabes, etc. viven discriminaciones específicas en el sistema actual, en tanto que trabajadoras explotadas -mal pagas o no remuneradas– en sus países o territorios, en tanto que emigrantes o inmigrantes, en tanto que víctimas de todo tipo de violencias institucionales. El capitalismo se aprovecha del racismo y del patriarcado y viceversa. Sirven de ejemplo, la feminización de la pobreza, de las enfermedades y particularmente de las migraciones.  Estas migraciones legales e ilegales de las mujeres, constituyen hoy la mitad del total de las migraciones.  Cada año, por ejemplo, miles de ayudantes domésticas y miles de camareras emigran hacia países del Norte o del Este para trabajar en condiciones similares a la esclavitud.  La trata y el tráfico de mujeres y de adolescentes para la explotación sexual, está creciendo en todo el mundo.
 
Finalmente las eco-feministas hacen una crítica del sistema económico desde el punto de vista de su impacto sobre el medioambiente, sobre las relaciones sociales y sobre el futuro del planeta: productivismo bulímico, adicción patológica al consumo, individualismo de corto plazo basado en el “tener todo, rápido y siempre”, cultura belicista y por lo tanto dependencia de la industria militar, espíritu de competencia y codicia que llevan a una concentración de la riqueza al límite de lo soportable y a cambios peligrosos de la propia naturaleza (cambios climáticos, contaminación del agua, del aire, de la tierra, etc).
 
Operativo “salvataje” del sistema actual: ¿un callejón sin salida?
 
Los planes de salvataje de la economía también deben estar en nuestra mira.  Sabemos que los dirigentes del G20 se han agitado demasiado para responder a la urgencia de esta crisis al proponer medidas inmediatas y de corto plazo como: un ajuste de los controles sobre la especulación a nivel nacional e internacional, de las inversiones en infraestructuras, exigencias de transparencia, etc.  Pero el preámbulo de sus trabajos ya anuncia que todo va a cambiar para que en el fondo, nada cambie.
 
De hecho los dirigentes de los países del G20 proponen correcciones a las desviaciones del sistema –lo que no es despreciable sobre todo desde el punto de vista de las poblaciones vulnerables– sin embargo, no cuestionan lo que está en el corazón de la crisis económica: las finalidades y el funcionamiento del sistema en sí.  ¡Una vez que pase la tormenta, las cosas volverán a la normalidad!  De hecho, no se hará nada para la democratización de los sectores financieros, para la eliminación de los paraísos fiscales, así como sobre la evasión fiscal en general, sobre la refundación de las instituciones financieras internacionales (OMC, FMI, BM, etc), de las bolsas, del acceso al crédito, de la apropiación individual o corporativa de los recursos naturales, no se cuestionan las políticas no igualitarias, el estímulo al consumo y al endeudamiento, el productivismo que pone al planeta en peligro, etc.
 
Los dirigentes mundiales ignoran totalmente la existencia del sexismo y del racismo como causas estructurales de la crisis económica: es imposible imaginar, tan siquiera, planes de salvataje para las víctimas de dichos sistemas
 
Debemos por lo tanto cuestionar los planes de salvataje:
 
- ¿Cómo estos afectan de forma específica a las mujeres?
 
- ¿Qué medidas se destinan a las mujeres? Por ejemplo: ¿La igualdad salarial es parte de los planes? ¿Se pone freno a la privatización de los servicios de salud y de educación?
 
- ¿De qué hablan los gobiernos cuando hablan de invertir en infraestructuras?  De puentes, de caminos… Pero ¿se trata de bienes y servicios que responden a las necesidades fundamentales de individuos y colectivos (guarderías, centros de mujeres, grupos de defensa de los derechos, cooperativas agrícolas, etc.)?
 
¿Sobre qué principios y sobre qué valores se debería refundar la economía?
 
La Carta mundial de las mujeres para la humanidad propone construir otro mundo fundado en los valores de la igualdad, libertad, solidaridad, justicia y paz.
 
Cada uno de estos valores implica la emergencia de “otra” economía basada en los siguientes principios:
 
- Primacía de la política sobre el economisismo, dando prioridad al “vivir en conjunto”, a la preocupación por el interés general, al bien común, a los bienes públicos en tanto que patrimonio común de la humanidad a ser compartidos equitativamente (recursos naturales, agua, aire, etc.)
 
- Democracia como fin y como medio de transformación de la economía. La economía continúa siendo un enorme espacio a ser democratizado.
 
- Una concepción decididamente solidaria de la economía en oposición a la economía machista y belicista dominante, que produce un pequeño número de ganadores y una gran masa de perdedoras y perdedores. Una economía nueva que socialice las ganancias de la productividad en lugar de privatizarlas.
 
- La igualdad de derecho y de hecho entre mujeres y hombres y una transformación de las relaciones sociales que implique entre otros:
-      Cuestionamiento de la jerarquización social y, por consecuencia, un cuestionamiento de los privilegios individuales y colectivos asociados a esta jerarquía;
-      Compromiso de parte de diversos actores sociales, de demandar el respeto a los derechos de las mujeres.
 
- El reconocimiento del trabajo invisible de reproducción social asumido mayoritariamente por las mujeres y aún ignorado en la contabilización de las riquezas.
 
- Derechos, en particular, los derechos económicos, sociales y culturales que conciernen a todas las seguridades que deseamos (alimentaria, energética, de salud, educación, vivienda, etc.)
 
- El respeto al medioambiente y el cuestionamiento del crecimiento económico a cualquier precio (productivismo destructor de relaciones sociales y del medioambiente).
 
Ejemplos de medidas inmediatas a ser adoptadas
 
- Inversiones gubernamentales en todos los tipos de infraestructuras (de “cemento” y sociales) excepto aquellas de asociación público-privadas (PPP).
 
- Refundación de una política industrial que se base en proyectos innovadores, ecológicos y generadores de empleos en pequeñas y medianas empresas e industrias, reservando el derecho a tener una visión de Estado sobre el relanzamiento industrial (4).
 
- Medidas de facilitación del acceso al crédito.
 
- Medidas de protección, de creación y de formación de empleos.
 
- Medidas de protección de los más vulnerables de todas las sociedades (seguro de desempleo, seguridad de tener una renta, etc) entre ellos las mujeres, en particular las mujeres pobres, monoparentales, ancianas, negras, de pueblos originarios, etc.
 
- Medidas de distribución de la renta de la productividad, a favor de los trabajadores, contra el desempleo mundial y por el trabajo decente protegido por las normas de la Organización Internacional del Trabajo, OIT (5).
 
- Medidas para instaurar la igualdad y equidad salarial entre hombres y mujeres.
 
- Promoción de la economía local, entre otros de la economía social.
 
- Reconocimiento y visibilización, en la esfera pública formal del trabajo “invisible” de las mujeres, entre otros, el reconocimiento de los saberes tradicionales y de los saberes de la experiencia adquiridos fuera de la esfera de la economía dominante. Estos saberes contribuyen al bienestar de las personas y de las colectividades. Es fundamental valorizarlos y reconocerles una “rentabilidad social” tanto como una “rentabilidad económica” (6).
 
- Distribución equitativa entre mujeres y hombres del tiempo dedicado al trabajo doméstico y a la educación de los hijos en la esfera privada.
 
- Extractos de un texto elaborado por el Comité Mujeres y Globalización de la Federación de Mujeres de Quebec, miembro de la Coordinación de Quebec de la Marcha Mundial de las Mujeres. El texto será publicado en el Boletín de Enlace de la MMM, vol. 12, nº 1, marzo de 2008.
 
1) Marcha Mundial de las Mujeres (2000)  Carta a los dirigentes del FMI y BM: 2000 buenos motivos para cambiar el rumbo. Octubre 2000.
2) Wichterich, C. (1999)  La femme mondialisée.  Solin Actes Sud, p. 11.
3) MMM (2004) La economía en cuestión desde el punto de vista de las mujeres.
4) Guillaume Bachelay «Automobile : la France bras ballants». Le Monde 21 de enero de 2009.
5) Le mouvement syndical international exhorte la Banque mondiale et le FMI à déployer des mesures supplémentaires contre le chômage mondial http://www.ituc-csi.org/spip.php?article2703&lang=fr
6) idem.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/141193?language=es

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Publicado en Revista: América Latina en Movimiento No 441

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