Brasil, Rusia, India y China son potencias emergentes y quieren un mundo multipolar

Concluyó en Brasil la Segunda Cumbre del Grupo BRIC

16/04/2010
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En Brasilia se reunió por segunda vez el grupo BRIC, de esas cuatro potencias emergentes. La tercera cita será en 2011 en China. Esto perfila más un mundo multipolar, para dolor de cabeza de la superpotencia decadente.
 
Se cree que el mundo diplomático es de lo más pausado, prolijo y preestablecido. No siempre es así. Y se comprueba con el ajetreo de estos días de presidentes que hacen de anfitriones o les toca viajar a reuniones en una frenética sucesión. Algunos embarques terminan mal, como en el caso del anticomunista polaco que viajaba a Moscú a hacer un segundo homenaje a oficiales polacos fusilados por el Ejército Rojo en la II Guerra.
 
Por suerte los otros vuelos funcionaron bien. La mandataria argentina fue a Washington a la Cumbre de Seguridad Nuclear y tuvo varias reuniones, una breve con Barack Obama. Volvió de apuro a Buenos Aires y llegó unas horas que su invitado Dmitri Medvedev, el primer presidente ruso visitante en los 125 años que lleva la relación bilateral.
 
Medvedev por su parte, apenas firmó la decena de acuerdos con la mandataria argentina y Jorge Taiana, puso proa a Brasilia. Allí lo aguardaban Lula da Silva, el presidente chino Hu Jintao y el premier hindú, Manmohan Singh para animar la segunda cumbre del BRIC, acrónimo de un lote emergente con ancho futuro mundial.
 
A su vez Lula venía con el tiempo justo desde Washington, donde había intervenido en la Cumbre Nuclear. Fue el encargado de contradecir las tesis norteamericanas de sancionar a Irán por su programa nuclear. Para el paulista, tal como proclama el iraní Mahmud Ahmadinejad, ese plan no tiene connotación armamentista sino fines eléctricos y de otros usos pacíficos de la energía nuclear.
 
El chino Hu estuvo en Brasilia para esa cita y tenía previsto visitar Chile. Pero tras decir lo suyo y firmar los acuerdos con sus colegas del BRIC, se fue volando a casa porque la región de Gyeu, en la provincia suroccidental de Qinghai, había sido escenario de un terremoto con algo menos de mil muertos y bastantes daños materiales.
 
La cumbre de los emergentes debía continuar el viernes 16, pero tuvo un final anticipado por ese problema chino. La misma se desarrolló en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña, donde unas horas antes se había consumado otra deliberación importante, del foro IBAS (India, Brasil y Africa del Sur). En este caso, a Lula y el indio Singh, se les había acoplado Jacob Zuma, el presidente del país donde en junio próximo se jugará el mundial de Fútbol.
 
Ese terceto completó así su cuarta reunión de una saga que comenzaron en Brasil en 2003, y acordaron verse las caras otra vez en 2011 en Sudáfrica. Quiere decir que en Itamaraty hubo dos cumbres internacionales en apenas doce horas; un sistema de silla caliente, donde se levantaban unos y sentaban los otros. Que eso haya sucedido en Brasil demuestra la importancia que adquirió el líder de Mercosur a nivel internacional.
 
Piden cambios
 
El comunicado del BRIC firmado por los cuatro jefes de Estado reafirmó sus reclamos anteriores para que haya cambios en el sistema de Naciones Unidas, en una dirección democratizadora, y en las entidades financieras internacionales, para que los países emergentes tengan más poder de voto en el Banco Mundial y se cambien las cuotas en el Fondo Monetario Internacional.
 
En los días previos Lula llegó a enrostrarle al Fondo que Brasil era acreedor suyo, que le había prestado dinero, pero no para que continuara siendo la entidad desprestigiada que era aún hoy.
 
La idea del cuarteto es que el organismo que regentea Dominique Strauss-Khan considere esas reformas en su próxima reunión y se las pueda implementar a partir de una aprobación política en la cita de noviembre en Canadá del “Grupo de los 20”. "El FMI y el BM urgentemente necesitan resolver sus déficits de legitimidad", apremiaron los cuatro.
 
La idea de modificar la estructura del Consejo de Seguridad de la ONU conlleva una moción para sumar allí tres asientos permanentes. Serían Brasil por América Latina, India por Asia y Sudáfrica por el siempre postergado continente africano. Esta solicitud es muy justa y puede tener consenso en varios continentes de donde proceden los 192 representantes de la ONU. Pero ya se sabe que Estados Unidos recela de la idea y mucho más del pedido de democratización respecto a que se elimine el derecho a veto que tiene junto a las otras cuatro representaciones en el Consejo. A Washington, en todo caso, le gustaría que entraran a ese ámbito Alemania y Japón, o bien Canadá y Polonia.
 
Al comentar el comunicado conjunto, el anfitrión Lula destacó el papel fundamental de las potencias emergentes “en la construcción de un nuevo orden mundial, más justo, representativo y seguro”.
 
Esos líderes no se quedan en documentos genéricos. Uno de los puntos que resolvieron fue formar un Fondo para el Desarrollo, con aportes de los respectivos bancos nacionales, caso del BNDES brasileño, para emprender obras de infraestructura en las naciones miembros de la asociación.
 
Y aunque este espacio ha demorado en implementar su propuesta de una moneda mundial diferente al dólar, debe verse como un paso en ese norte la decisión ratificada en Brasilia de que el incremento de los intercambios comerciales entre los socios se haga en las monedas nacionales.
 
Son importantes
 
Los cuatro miembros del BRIC habían realizado su primera reunión en junio pasado en la ciudad de Ekaterimburgo, Rusia. Y ya eran entonces un referente destacado a nivel internacional. La evolución de la crisis mundial capitalista y el pujante avance de China, así como la reactivación brasileña, siguió reforzando ese rol mundial, para disgusto de EE UU.
 
La agencia Prensa Latina, citando a la cancillería brasileña, informó que “entre 2003 y 2007, el crecimiento de los países del BRIC representó el 65 por ciento de la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo. En 2009, el PIB de las naciones miembros de este grupo, por la paridad del poder de compra, alcanzó 16 billones 300 mil millones de dólares, lo que correspondió al 23,4 por ciento de la economía mundial”. Otras fuentes cifran en el 16 por ciento del total del PBI mundial, pero de una u otra forma, no deja de ser significativo el peso de esta convergencia de países emergentes, los que por añadidura implican el 40 por ciento de la población del planeta.   
 
El comercio de mutuo beneficio entre Brasil y China así lo grafica, pues siete años atrás ese intercambio era de 2.300 millones de dólares anuales y hoy asciende a 36.000 millones.
 
Pese a los agoreros que pronosticaban que esta unidad de cuatro era sólo un acrónimo y un descubrimiento de proyecciones de analistas de Goldman Sachs y el Foro de Davos, los presidentes acordaron en Brasilia volver a verse el año próximo en China.  
 
Por supuesto que intereses políticos y comerciales distintos en muchos aspectos de países como Brasil, Rusia, India y China, no podían derivar en una unidad absoluta o exenta de matices.
 
Los hubo en el punto referido a Irán, donde Lula –como quedó dicho- abogó por el derecho de Irán a experimentar con la energía nuclear de fines pacíficos, como todos los países del mundo. Rusia y China, si bien no comparten el “manu militari” a que acude de más en más la administración Obama, están discutiendo con Washington qué medidas puede tomar la ONU contra el gobierno de Ahmadinejad. Moscú estaría más cerca de la postura del imperio, en tanto hasta ahora Beijing ha sido la más refractaria del Consejo de Seguridad a adoptar más sanciones.
 
En este aspecto Lula mostró una cintura política a lo Garrincha, pues en la reunión del BRIC hizo propaganda de su punto de vista favorable a Teherán pero, conciente de las dificultades o matices con sus aliados, no propuso votar nada. En cambio, en el documento conjunto del foro IBAS, con India y Africa del Sur, se reconoció el derecho de Irán de desarrollar un programa nuclear con fines pacíficos y se respaldó la negociación como la vía para alcanzar una solución diplomática, sin llegar a la aplicación de sanciones a la nación persa.
 
Sea por los reclamos del BRIC sobre la organización de Naciones Unidas y reformas del FMI y Banco Mundial, como por los de IBAS respecto a una solución pacífica con Irán  y cumplimiento de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, se puede deducir que estas expresiones del mundo multipolar molestaron mucho a la Casa Blanca.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/140695?language=en
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