Fin de la alianza estratégica entre EU y Japón?

06/01/2010
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Cuando el “extraterrestre” Yukio Hatoyama lideró al Partido Democrático de Japón hacia una victoria histórica en las elecciones de agosto pasado, poniendo fin a la hegemonía del Partido Liberal Democrático (PLD) en la escena política nipona –que se prolongó por espacio de cinco décadas-, pocos imaginaban el impacto que su elección tendría en las estratégicas relaciones bilaterales que el país del sol naciente mantiene con Estados Unidos.
 
Es verdad que durante su campaña política, Hatoyama prometió una posición más firme de cara a Estados Unidos. Así las cosas, Hatoyama y sus correligionarios se están oponiendo a algunas disposiciones de un acuerdo con los estadunidenses, mediante el cual sería trasladada una parte de la base militar de Okinawa a una zona menos poblada y a la transferencia de unos ocho mil infantes de marina de la misma base de Okinawa a la isla de Guam. Estados Unidos intenta desarrollar acciones para contrarrestar el ascenso de la República Popular China (RP China) en la región y el mundo, preocupación que, en principio, también tiene –o debería tener- Japón. Sin embargo, el gobierno de Hatoyama considera que lo único que desea Washington es dictar la agenda de seguridad nipona sin que Tokio tenga una participación activa en la misma.
 
Así, Estados Unidos está preocupado porque las autoridades japonesas, desde el arribo de Hatoyama al poder, han cancelado cenas y encuentros diplomáticos bilaterales sobre diversos temas, lo que sugiere tensiones entre ambos países, en momentos en que Washington debe hacer frente a numerosos desafíos económicos y estratégicos en el mundo.
 
 Una semana antes de la navidad pasada, en Copenhague, Hatoyama coincidió en una cena con la Secretaria de Estado de la Unión Americana, Hillary Clinton, a quien le hizo saber que aun no había tomado una decisión sobre el tema de la base militar. Luego de este encuentro, Hatoyama afirmó a diversos medios de comunicación que la Señora Clinton se manifestó “comprensiva” respecto a la postura del Primer Ministro japonés. Sin embargo, unos días después, una vez en Washington y en medio de una nevada histórica, la Secretaria de Estado mandó llamar al embajador japonés acreditado ante el gobierno estadounidense, para expresarle la preocupación de la administración de Barack Obama, por los titubeos del actual régimen nipón en torno a temas en los que tradicionalmente ha primado el entendimiento y la cooperación entre las dos naciones.
 
 Existen, de hecho, suficientes evidencias para corroborar que hay un creciente desencuentro entre Washington y Tokio desde el arribo de Hatoyama al poder. De entrada, Japón ha convocado a la creación de una Comunidad de Asia Oriental –presumiblemente a la usanza de la Unión Europea- en la que los jugadores clave, además de los nipones, serían la RP China y Corea del Sur, excluyendo, por supuesto, a Estados Unidos. Otro hecho que tiene preocupados a los estadunidenses, es que el Vicepresidente chino, Xi Junping, realizó una visita a Japón hace unos cuantos días, y fue recibido con inusual entusiasmo y calidez por el gobierno de Hatoyama, amén de que el distinguido visitante se reunió además con el Emperador Akihito. Para disgusto de Washington, otro hecho que se produjo a finales del año pasado, fue la visita del Secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Irán, Saeed Jalili, a Japón.
 
Los países que constituyen aliados estratégicos de Estados Unidos en la zona de Asia-Pacífico como Australia, Filipinas, Corea del Sur y Singapur han manifestado nerviosismo ante estos acontecimientos, toda vez que la relación entre Japón y la Unión Americana es considerada como el bastión que garantiza la seguridad en la zona, a la vez que Washington es visto por las naciones del área, como el único país capaz de contrarrestar el ascenso de la RP China.
 
 Algunos especialistas consideran que el comportamiento del gobierno de Hatoyama obedece a su inexperiencia, y confían en que reconsidere su postura a la brevedad. Otros, en cambio, piensan que Hatoyama efectivamente quiere modificar de manera radical la política exterior japonesa, buscando acercamientos con países tradicionalmente rivales en la región, trátese de la ya citada RP China o Rusia –donde, por cierto, estudia uno de los hijos del Primer Ministro.
 
¿Qué piensan los japoneses de la conducta asumida por Hatoyama? Su popularidad va en descenso, lo que podría indicar un desacuerdo de parte de la población nipona, con las acciones descritas. Aunque una cosa es cierta: en la medida en que Estados Unidos no muestre el liderazgo necesario para solucionar los problemas mundiales, estará alentando acciones, como las desarrolladas por el gobierno japonés actual, encaminadas a crear alianzas con otras naciones que son vistas como posibles garantes de un cierto orden y estabilidad en la región de Asia-Pacífico.
 
- María Cristina Rosas es Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
etcétera, 6 de enero, 2010
https://www.alainet.org/es/articulo/138678?language=en
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