Paren la prensa que me voy a declarar “intelectual”
14/12/2009
- Opinión
Estoy seriamente estudiando la posibilidad de declararme una intelectual, y por añadidura internacionalista. Creo que a nadie le debe escapar las ventajas que tal medida conlleva. Imaginaros: (1) al declararme intelectual no tengo que escribir con el rigor que se me exige en la academia y esto quiere decir que puedo (a) ser vaga, (b) escribir todo un ensayo sin dar citas de otros pensadores que ya hayan podido pronunciarse sobre el tema, (c) o citar a las personas porque son famosas aunque sus trabajos nada tengan que ver con el tema sobre el cual escribo, y (d) mas que todo rajarme a dar opiniones especialmente las que nadie me ha pedido.
¡Genial! Con esto me escapo de todo ese meollo de la disciplina que se requiere en la academia, la verdad es que me quitaría un peso increíble y podré escribir todo cuanto pensamiento se me venga a la cabeza. Esto me lleva al punto siguiente. (2) La verdad es que desde los tiempos de Aristóteles se distinguía entre la mera opinión dada, así a su libre albedrío, el pensamiento reflexivo, el raciocinio, la ciencia y la filosofía política. En realidad parece que en el juego político ahora se trata en dar opiniones sin ninguna base científica o filosófica. De resto parece ser que el proceso es buscar a que rama del poder me puedo acercar o trepar. Es mas, delicia de las delicias, así poder retar los programas y procesos vigentes de cualesquiera nación basándome en la superestimación de mis habilidades para dar al blanco de los problemas sociales, políticos y económicos sin estar directamente involucrada en el manejo diario de los mismos, como en el curubito del cielo.
¿Pero a qué todo esto? Pues, siguiendo esta mi brújula curandera de la opinión, todo me indica que lo que falta política y socialmente es una columna de intelectuales, algo como una quinta rueda. Esta gran rueda de pegante la pueden echar a andar los otros intelectuales que compartan mi metodología, y de esta forma hacernos sentir aunque sea como espina en el trasero, pero podemos aducir que contribuimos al proceso de cambio político, o talvez no, no importa, pero vaya opiniones que vamos a producir.
Además, puedo igualmente declararme internacionalista y evitar todo ese otro inconveniente de la responsabilidad hacia una comunidad específica, sea la cual fuese, evitando tener que lidiar con la cotidianidad, y tener que declararme comprometida a un algo y que escándalo tener disciplina!
Por supuesto, la desventaja es que si los otros intelectuales con los cuales me agrupe son tan o mas ineptos que yo, lo único que vamos a lograr es teñirnos con la misma tinta, y poco o nada vamos a adelantar con este círculo de convencidos y al final el desligarnos los unos de los otros costará un enorme capital político. Si esto puede suceder vale la pena preguntar si - ¿Se debe o no tener sigilo – las opiniones que queremos hacer pasar por críticas se deben hacer públicas? Si la respuesta es no entonces díganme: ¿a quién le entrego el fruto de mi máxima sabiduría, tesoro de la humanidad, sin la cual no se rescata el mundo? ¿Qué hacían los intelectuales de antaño en América Latina? - se limitaban a escribir, sin insistir en automática publicación y nunca permitieron que de sus pensamientos se hiciese una Doxa. Hay otra posibilidad también. Ahora bien, si mi crítica no es superior en ningún respecto a aquella que se lanza cotidianamente por parte de las oligarquías y la prensa de la derecha tengo el problemita que se puede aducir que no hay distinción entre estas críticas y mis pronunciamientos intelectuales. ¿Será talvez que si las consecuencias son iguales, entonces se debe pensar antes de ir lanzando ilustres petardos por doquier? Obviamente no es cuestión de la libertad de expresión tampoco porque ahí aparece, mano a mano la crítica de la prensa burguesa y la de los nuovo intellettualinuovoilluminati.
Vuelvo a mi pequeño y poco ilustre escritorio pues me queda contemplar que bien lo dijo Marx en su tesis de Feuerbach - la filosofía es para cambiar el mundo – y como ven, la opinión da espacio para joder.
Caracas, 5 de diciembre de 2009
- Nchamah Millar es Directora de Relaciones Internacionales de www.insumisos.com
https://www.alainet.org/es/articulo/138360?language=en