Carta abierta a los presidentes de UNASUR
26/08/2009
- Opinión
A raíz de la reunión de Quito del 10 de agosto de 2009 enviamos a ustedes una carta en la cual manifestamos nuestras inquietudes sobre los acontecimientos que afectan la estabilidad del continente y las perspectivas de integración materializadas en procesos como el de UNASUR.
Efectivamente, entre la reunión de Quito y la de Bariloche el gobierno de Colombia firmó con EEUU el otorgamiento, del permiso de operación sobre 7 bases militares a las tropas de EE UU, en un acuerdo cuyo texto final se ha mantenido en secreto pero presumiblemente autoriza toda clase de operaciones en el interior y exterior del país.
Esto significa, junto con el despliegue de la IV Flota, el incremento de la presencia militar de Estados Unidos en una región estratégica desde la cual se pueden lanzar operaciones sobre todo el continente. Colombia al signar este acuerdo da inmunidad a los militares y contratistas estadounidenses, con lo cual les garantiza la impunidad y se los coloca por fuera de los controles judiciales nacionales e internacionales. Al mismo tiempo el uso de las bases significa una intervención en los asuntos internos de Colombia y una amenaza contra los procesos democráticos en toda la región. Por ejemplo, la base militar Soto Cano en Honduras ha sido un espacio para el apoyo estadounidense a los golpistas de ese país.
Esta utilización, que da amplias facilidades al ejército estadounidense, se constituye en una interferencia en los procesos de integración, un estímulo a las corrientes que quieren desestabilizar los procesos democráticos y una fuente de conflictos en una región que ha hecho avances en el logro de su autonomía y en la búsqueda de caminos propios para su desarrollo. Las declaraciones en Brasil del asesor de seguridad de la Casa Blanca de que “nuestra misión es ayudar en el entrenamiento de sus fuerzas de frontera” y sobre que el gobierno de Venezuela no hizo mucho para combatir la presencia de las FARC en dicho país, demuestran el propósito de Estados Unidos de terciar en las diferencias y contradicciones entre los países de la región. En este mismo sentido, la Secretaria de Estado Hillary Clinton reconoció en el acto de firma del Acuerdo que el objetivo del mismo es la “seguridad regional”.
La presencia de estas bases se ha justificado con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, pero en realidad representan una pieza del dispositivo militar global de Estados Unidos y patrocinan un enfoque militar y unilateral de estos problemas, impidiendo el tratamiento regional, social, político, autónomo y multilateral de tales problemas. Enfoques, que con el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida, han demostrado su ineficacia y su alto potencial de desestabilización regional y cuya aplicación en Colombia y en las zonas fronterizas ha contribuido a agravar la crisis humanitaria, ambiental y social de vastas regiones.
Estas bases, junto con los Tratados de Libre Comercio, se constituyen en nuevos obstáculos para avanzar en la integración sudamericana tan apreciada por los pueblos de la región.
Aunque es una victoria de los esfuerzos integracionistas que UNASUR sea el foro en el cual se debata este tema, la posición del gobierno colombiano quiere quitarle a esa organización toda capacidad de definir acciones en materia de seguridad y facilitar la interferencia de Estados Unidos en los procesos de la región.
Consideramos que la reunión de Unasur en Bariloche debe pronunciarse al respecto, rechazar la instalación de estas y cualquier base militar en Suramérica, condenar la interferencia en los asuntos de la integración regional y avanzar en la búsqueda de soluciones políticas a través del diálogo de los diferentes asuntos de controversia entre los países dentro del espíritu de convivencia pacífica, ayuda mutua y respeto a la soberanía, la cual se vulnera al entregar el territorio colombiano a las operaciones militares estadounidenses y no con la discusión fraternal en el seno de Unasur.
Acompañamos la movilización en rechazo a las bases militares y a la presencia militar estadounidense en el continente.
Alianza Social Continental
https://www.alainet.org/es/articulo/135973
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